«Hay que vivir el sufrimiento con los ojos abiertos: sin protegernos, mirándolo fijamente»
Entrevista de Francesc Miralles
Transcripción y edición de Hypatia Pétriz
Rafael Santandreu estudió Psicología en la Universidad de Barcelona. Se ha formado en psicoterapia en la Universidad de Reading, en Inglaterra, y en el Centro di Terapia Strategica de Italia. Allí se formó con el eminente Giorgio Nardone.
Trabajó de profesor en la universidad Ramon Llull y, junto a Jorge Bucay, fue redactor jefe de la revista Mente Sana. Tras esta experiencia, publicó un libro de gran éxito, El arte de no amargarse la vida, al que siguieron Las gafas de la felicidad y Ser feliz en Alaska.
Su última novedad es Nada es tan terrible,del que nos hablará en esta entrevista, además de recoger algunas ideas de sus libros anteriores, que se cuentan entre los más vendidos en nuestro país. Actualmente, compagina su actividad de divulgación con la psicoterapia y la formación de médicos y psicólogos.
Lo entrevistamos en un restaurante tranquilo del Ensanche barcelonés, barrio donde Rafael Santandreu vive y tiene su consulta.
CONTRA LA TERRIBILITIS EN LA PAREJA
«¿Por qué es importante no quejarse? Porque al quejarnos, solemos exagerar y terribilizar…, y ello centra nuestra atención en lo que no funciona de la pareja y olvidamos lo que sí funciona.
Nos hacemos desgraciados a nosotros mismos porque, en ese momento, «necesitamos» que la cosa cambie, nos convencemos de que así no podemos seguir. Pero la segunda razón para no quejarnos es que cuando lo hacemos, paradójicamente, ¡Hacemos que el cambio sea más difícil! Se trata de un extraño fenómeno de psicología inversa.
Al quejarnos perdemos influencia en la otra persona porque le exigimos el cambio terribilizando. Sin embargo, si le quitamos relevancia, aunque parezca increíble nuestra pareja nos prestará más atención. ¿Por qué sucede eso?
Porque cuando exageramos, estamos convirtiendo en importantes cosas que no lo son tanto. Estamos haciendo una montaña de problemas menores, y siempre es más difícil negociar sobre asuntos graves.»
Rafael Santandreu, El arte de no amargarse la vida
Una vez has publicado un libro y lo estás promocionando, ¿cómo incubas el siguiente?
El proceso cambia mucho según el texto. Normalmente, parto de conceptos y herramientas que hemos creado o descubierto en mi consulta. Éstos nos ayudan a hacer llegar más lejos la terapia. Ahora ya tengo el tema del siguiente libro: versará sobre los ataques de pánico, el trastorno obsesivo y las adicciones. He llegado a la conclusión de que hay una misma terapia para tratarlos.
¿Qué tienen en común estos tres problemas?
La ansiedad es su principal eje de unión. Hay una ansiedad arrebatadora en un drogadicto que intenta dejar las drogas, así como en la persona con ataques de pánico, que está envuelta en ella. El próximo libro podría titularse El sufrimiento es bueno, desmintiendo las enseñanzas de Buda.
¿En qué se basa el tratamiento contra el sufrimiento?
El tratamiento consiste en aprender a convivir con el sufrimiento hasta que nos sintamos cómodos con él.
¿Cómo se puede estar cómodo con los ataques de pánico?
Se puede y, de hecho, es el único remedio. La mente humana puede acostumbrarse a todo, incluso a estados extremos. Sin embargo, hay que vivir el sufrimiento con los ojos abiertos: sin protegernos, mirándolo fijamente. Incluso podríamos hacer algo bueno de ello.
¿Qué beneficios podemos encontrar en el sufrimiento?
Uno de los más destacados es que se trata de una puerta a la espiritualidad. También es un camino para empatizar con otras personas y ayudarlas. Puede ser una experiencia de liberación de cosas que pensábamos que eran necesarias, pero no lo son. Ese ejercicio requiere grandes dosis de confianza. Es posible domesticar así el sufrimiento, como si fuera un potro salvaje.
UN ERROR PRIMORDIAL
«Sí, los seres humanos podemos comprender que “todo es según el color del cristal con que se mira”, pero ¡lo olvidamos tan rápido! Tenemos una fortísima tendencia a creer, una y otra vez, que los hechos externos son los responsables de nuestro estado de ánimo. Se trata de un defecto de fábrica y nuestro lenguaje habitual es muestra de ello. Muchas veces, decimos frases del estilo: “Esta tarea me pone frenético”, “Las críticas de mi hijo me han dejado hecha polvo”, “¡Juan me saca de mis casillas!”.
¡Y todo lo anterior es falso!
Haríamos bien en cambiar todas esas frases por: “Yo escojo ponerme frenético con este trabajo”, “Yo me hago polvo a partir de las críticas de mi hijo”, “Me he convertido en alguien tan débil que hasta Juan me saca de mis casillas”. Porque la realidad es que somos nosotros los que nos provocamos las emociones.
¡Basta de echarle la culpa a los demás o al mundo de nuestra infelicidad!
Hasta que no asumamos nuestra autoría sobre las emociones, no seremos capaces de tener el control de nuestra mente. Pero puedo asegurar que todos los pacientes que han llevado a cabo una terapia cognitiva —y son cientos de miles a lo largo de las últimas décadas— pueden certificarlo: cambiando nuestra antigua manera de pensar, decimos adiós al estrés, los nervios, la ira, la vergüenza o la tristeza excesiva. ¿A qué estamos esperando?»
Rafael Santandreu, Las gafas de la felicidad
¿Con qué técnicas se puede controlar el sufrimiento?
En mi consulta estamos desarrollando una basada en técnicas de exposición clásicas conductistas. Se trata de hacerlas más sencillas y profundas. Yo animo a los demás psicólogos a hacer lo mismo. Hay un gran camino de investigación terapéutica por hacer y a veces los pacientes con nociones de psicología pueden colaborar. Hay pocas personas mejores que un ex adicto para conducir a un adicto, por ejemplo, pues conoce muchos resortes que son valiosos para ayudarlo. Cada truco que se pueda dar a la persona en tratamiento vale su peso en oro.
¿Os reunís para supervisar los casos?
Sí, hacemos reuniones semanales y mensuales con todo el equipo de psicólogos de mi consulta. Y no sólo son de supervisión: también son de formación y de puesta en común.
¿Hay algún caso que te haya impactado especialmente?
Sí. En los últimos dos años, un descubrimiento crucial ha sido el de un paciente de 26 años, Mario. Me ha abierto los ojos. Contacté con él a través de su hermana, que es periodista. Él quiere que le haga terapia, pero en realidad se encuentra bien. Quiere reordenar su futuro y tomar decisiones claves. Me explicó que había sido un neurótico, pero se curó a sí mismo. También tenía dependencia de la benzodiazepina: tomaba ocho o diez pastillas diarias desde que tenía 14 años. Tomaba también Orfidal. Tenía un trastorno obsesivo muy fuerte, pero llegó al límite y se curó solo. Buscó información y lo hizo mediante el método conductual. Es muy inteligente y muy expresivo. Me ha proporcionado un camino muy fértil, que estamos explorando para beneficiar a muchos otros pacientes.
¿Cuál es ese método?
Es muy raro que una persona se cure sola de un trastorno obsesivo grave. Para ello, tiene que haber hecho muy bien la exposición progresiva al sufrimiento. Ahora trabajamos juntos para impartir mejor esta terapia y mostrarla a los demás. Este ex paciente está siendo mi colaborador más valioso. Compartimos también técnicas nuevas y me explica si lo hubieran ayudado más a curarse. Yo no he pasado por este proceso, de modo que es una información muy valiosa. Se ha incorporado un genio de la psicología en el laboratorio, ya que nos habla de los procesos desde dentro.
LA CIUDADELA INTERIOR
«Las personas más fuertes y felices no buscan “paraísos”, ¡los producen! O, dicho de otra forma, convierten los “vertederos” en “paraísos”. ¿Cómo lo hacen? Argumentándose que pueden ser felices en cualquier situación. ¡Con convicción y perseverancia!
Uno de mis pacientes me decía en una ocasión que lo que le planteaba la terapia cognitiva era el proyecto de “convertirse en una mezcla entre Mandela y san Francisco de Asís”. Nelson Mandela porque fue capaz de aguantar muchos años injustamente encarcelado y ser feliz, y san Francisco de Asís porque estaba exultante aplicándose todo tipo de renuncias (se decía que dormía sobre una gran losa).
¡Y sí! Cuando me planteó está idea, le respondí:
—Pues la verdad es que si nos acercamos a estas personas, seremos muy fuertes. Ellos podían estar genial bajo cualquier circunstancia. Si abrimos nuestra mente a estar bien en los «vertederos», ¿cómo nos encontraremos el resto del tiempo?
Los filósofos estoicos llamaban a este fenómeno “la ciudadela interior”; es decir, poseer un carácter tal que seamos productores de bienestar, independientemente del exterior.»
Rafael Santandreu,Ser feliz en Alaska
¿Cuáles son los temas que diferencian Nada es tan terriblede los anteriores libros?
Hay dos novedades. Una es el tratamiento de los ataques de pánico. Daré un dato alarmante: actualmente, 1 de cada 10 personas en España los sufre. Es algo muy serio porque te pueden anular totalmente.
Otra es el Mindfulness 3.0. Hablo de la técnica de “dejar pasar el rayo”, que consiste en darse cuenta de que no hay necesidad de seguir a los propios pensamientos. Pueden desacreditarse y no obedecerse. Por ejemplo, podemos adquirir la maestría de dejar pasar pensamientos del estilo “no sé si el informe que entregaré estará bien, seguro que lo he hecho fatal…”. En estos casos, somos nosotros quienes estamos estancando los pensamientos.
¿Cómo es el tratamiento de los ataques de pánico? ¿Cuánto tiempo puede durar?
El tratamiento suele durar tres meses, aunque no es el mismo período temporal en todos los casos. Es un trabajo conductual radical. La persona se expondrá al dolor y, además, comprenderá que el sufrimiento es bueno. No le va a tener miedo nunca más. Podrá liberarse de necesidades que pensaba que tenía, tener un encuentro espiritual consigo mismo y hermanarse con el conjunto de individuos de la Tierra como pocos podrían hacerlo.
¿Qué pasos debemos seguir?
Hay tres pasos. El primero es ponernos en la posición del observador e intentar vernos teniendo estos pensamientos, como si saliéramos de nosotros mismos. Esto permite distanciarnos de lo que pensamos. El segundo consiste en dejar que penetren en nosotros la emoción y el pensamiento, como si fueran un rayo que nos traspasa. El tercero es, dulcemente, fijar la atención en otra cosa. Cuanto más se practican estos pasos en la vida cotidiana, más control tendremos sobre nuestros pensamientos.
UN CUENTO INMEMORIAL
«En un reino de Oriente, Darío, un joven recién salido de la escuela, estaba decidido a obtener todo el éxito posible en la vida. Había sido un estudiante excelente y quería emprender el camino a la gloria. Antes de escoger una dedicación, fue a consultar a un maestro espiritual. Habitaba en un bosque y se decía que tenía poderes sobrenaturales, como ver el futuro.
—Gran maestro —dijo Darío con respeto—, estoy por iniciar mi carrera y querría un consejo sobre adónde dirigirme. Mi propósito es tener toda la abundancia posible.
Al ver la tierna ingenuidad del muchacho, el maestro decidió proporcionarle la auténtica clave de las riquezas del mundo. Le dijo:
—En el corazón de cada hombre habitan dos diosas, de las cuales todo hombre está enamorado. Una es Sara, dueña del conocimiento. Y la otra, Raquel, la guardiana de la riqueza. ¡No lo dudes, busca con todo tu corazón a Sara, la reina del conocimiento, y cásate con ella!
—¡Pero si ésa es la diosa de la sabiduría! ¿Por qué no buscar a la otra? —preguntó Darío, confundido.
—Porque, hijo mío, en cuanto te cases con el conocimiento, la diosa de la abundancia se pondrá celosa y acudirá a ti por sí sola.
Este cuento inmemorial nos quiere enseñar que el autoconocimiento, el desarrollo personal, es la clave para una vida feliz y próspera. Ser fuertes a nivel emocional debería ser la prioridad. Todo lo demás vendrá por añadidura.»
Rafael Santandreu,Nada es tan terrible
¿Qué diferencia el Mindfulness 3.0 de otras clases de meditación?
Que no hace falta meditar para aprender la técnica de «dejar pasar el rayo». Podemos hacerlo entrenando sobre nuestro día a día. En el budismo, este entreno es la práctica de meditación informal. Yo sostengo que es tanto o más efectivo que la práctica de meditación formal, pues nos permite conseguir mejor el objetivo y podemos realizarlo en todas partes y en todo momento. Podríamos llamar al entreno de la gestión de los pensamientos «meditación sin meditación». Paradójicamente, este es también el objetivo de la meditación formal.
En consulta, habrás tenido a muchos obsesivos. Por ejemplo, un hipocondríaco. ¿Cómo es el tratamiento con el Mindfulness 3.0?
Primero, el paciente debe aceptar que la incertidumbre forma parte de la vida a un nivel muy profundo. Tiene que aprender a convivir con ella. Antes de hacerse los análisis, el hipocondríaco piensa: «¿estoy enfermo? Tengo que resolverlo inmediatamente». Sigue esos pensamientos. Con el Mindfulness 3.0, se pone en la posición del espectador. Por eso puede darse cuenta de que su mente está generando pensamientos y emociones que, sin embargo, debe tolerar. Después, dulcemente, debe ocuparse de otra cosa. Al principio no estará acostumbrado a hacerlo y sentirá cierto rechazo, pues creerá que es urgente atender a esos pensamientos, pero debe realizar estos tres pasos para iniciar su liberación.
¿Cómo podemos sobrevivir psicológicamente al trato con personas difíciles, por ejemplo, en el trabajo?
Yo pienso que podemos utilizar cinco herramientas: el amor, el humor, el surrealismo, decir que sí como los locos y dejar sola a la otra persona. Éstas deben aplicarse en dosis diferentes, dependiendo de la neurosis del otro. Por ejemplo: si un jefe te echa una bronca tremenda, puedes responder diciéndole que sí como los locos, dándole un poco de amor —cosa que siempre ayuda—, y dejándolo solo en cuanto puedas. Si tu pareja es muy celosa, puedes usar el humor, el amor y el surrealismo.
¿Qué quieres decir aquí con «surrealismo»?
Supongamos que tu pareja te pregunta dónde has ido después del trabajo. Piensa que la has engañado con otra persona. Utilizar el surrealismo consistiría en decir, por ejemplo: «sí, después del trabajo he visto a quince mujeres y te he engañado con todas antes de volver a casa». Además de surrealista, la frase tiene un punto de humor. El surrealismo puede desmontar argumentaciones neuróticas porque es como un golpe. Hace que la persona vea que lo que hace no tiene ningún sentido. Recomiendo utilizar después el amor. Podríamos proseguir diciendo: «pero cariño, si eres la persona a quien más quiero». Así, podemos desactivar la agresividad y el temor. No debemos intentar razonar con una persona que está neurótica porque el razonamiento no acaba con la neurosis.
¿Cómo definirías la lección de sabiduría emocional con la que cierras el libro?
Refuerzo lo mencionado en el capítulo anterior. Los autores que escribimos sobre el Mindulness 3.0 buscamos que el lector aprenda lo mencionado de forma infusa, no a través de una comprensión conceptual.
Entrevista de Francesc Miralles
Transcripción de Hypatia Pétriz
Sobre Santandreu, ver también entrevista en Integral 445.