Muchas de las plantas que se utilizan habitualmente en la cocina resultan fáciles de cultivar en casa. Y la primavera-verano es la mejor época para empezar a hacerlo.
No hace falta tener un jardín, pues basta con un balcón, una terraza o el mismo alféizar de la ventana. Lo importante es hallar un lugar donde les dé el aire y el sol, para que desarrollen los aceites esenciales que les proporcionan aroma y sabor.
El primer paso es escoger el recipiente: un sencillo tiesto, un barreño partido por la mitad e incluso una simple caja de madera. Cualquier opción es válida, pero antes de echar las semillas debes preparar el contenedor de forma adecuada.
Primero, taladra en la base algunos agujeros para el drenaje. Si es de madera, trátalo, por dentro y por fuera, con algún producto protector. Luego, tapa los agujeros de desagüe (por la parte superior de la base), con trozos de baldosas o tejas, y ponles encima algo de hierba o broza, para que la tierra no tapone los agujeros. Después de esto ya puedes sembrar:
- Llena la maceta de sustrato, hasta unos 5 cm del borde del recipiente, para poder regar mejor. Presiona el sustrato suavemente.
- Esparce las semillas lo más separadas que puedas, para que las plantas crezcan fuertes.
- Cúbrelas con una capa fina de compuesto.
- Riega abundantemente.
- Tapa la maceta con un plástico o cristal, para evitar que el sustrato se seque.
Cuando llegue el momento de trasplantar, para que todo vaya sobre ruedas, debes seguir cuatro pasos básicos:
- Haz los agujeros necesarios.
- Coge las plántulas por las hojas, no por el tallo.
- Déjalas caer lo bastante profundas para que las hojas queden sobre el sustrato.