Texto: Helen Casanovas Fotografía: Enric de la Vega
El ritmo de vida actual, una alimentación poco equilibrada, la falta de descanso, el sedentarismo o las sustancias tóxicas que se encuentran en el ambiente y en los productos que consumimos pueden producir una sobrecarga tóxica en nuestro organismo. Algunas señales de una posible sobrecarga son la falta de energía, hinchazón abdominal, dolor de cabeza o irritabilidad.
Para el Yoga la higiene, la limpieza y la purificación del cuerpo son esenciales, no solo para mantener nuestro cuerpo en buena salud sino porque la purificación del cuerpo y la mente son necesarias para poder avanzar en el camino espiritual.
Hoy en día la palabra “detox” está muy de moda, la podemos ver en todas partes: zumos, alimentos, dietas, etc… parece que la necesidad de limpiar nuestro organismo es algo nuevo que acabamos de descubrir. Sin embargo, las técnicas de desintoxicación y limpieza del cuerpo se practican desde hace milenios en diferentes culturas y tradiciones del mundo.
En el Yoga la higiene y la purificación del cuerpo se consideran esenciales, no solo para prolongar la vida de nuestros órganos, células y tejidos y mantener así nuestro cuerpo sano y en equilibrio, sino que considera esta purificación una condición necesaria para poder avanzar en el camino espiritual. Los Yoga Sutras de Patanjali son textos que datan del año 200 aC y que describen las ocho etapas que conforman el camino del Yoga. La segunda etapa o paso del Yoga es Niyama y se refiere a aquellas normas internas de comportamiento hacia uno mismo. La primera de estas normas internas de comportamiento es Saucha que en sánscrito significa pureza o limpieza:
Cuando el cuerpo está limpio, la mente purificada y los sentidos controlados, también se manifiesta la alegre percepción consciente, necesaria para realizar el sí-mismo interior.
Para el progreso espiritual es esencial la PUREZA de cuerpo, pensamiento y palabra.
II.41 Yoga Sutras
Podemos afirmar, que el Yoga es en sí mismo un proceso de limpieza tanto del cuerpo como de la mente y que ésta tiene como objetivo obtener la pureza necesaria para alcanzar el último paso o estado de Samadhi o realización personal.
Esta purificación no se consigue solo a través de la práctica de posturas o asana, sino también de la higiene personal, de la alimentación, de nuestros pensamientos y actos, de los ejercicios de control de la respiración (Pranayama) o de la meditación. Todos los pasos o etapas que conforman el Yoga tienen igual importancia en este camino. Como indica Julián Peragón en su libro La Síntesis del Yoga, “(..) el yoga es un todo indisociable que abarca una ética, un método y una trascendencia. Ocho peldaños de una escalera que habremos de subir con paciencia y con ilusión, sabiendo que nos adentramos en un viaje interior por territorios desconocidos que no están exentos de obstáculos”.
Si observamos el proceso de limpieza desde un punto de vista más físico, la práctica de posturas de yoga (asana) favorece los procesos de depuración y limpieza de nuestro cuerpo estimulando la circulación sanguínea, permitiendo la oxigenación de las células y activando las funciones corporales de digestión, depuración y limpieza encargados de drenar y conducir los desechos tóxicos e impurezas fuera de nuestro organismo. Eddie Stern, en su libro “Una cosa sencilla” compara el cuerpo y la mente con dos esponjas: éstas absorben los alimentos, la bebida y el pensamiento de nuestro entorno de igual manera como una esponja absorbe el líquido o la suciedad. El proceso purificador del Yoga se asemejaría a estrujar esa esponja sucia. Para poder limpiar la esponja, primero la empapamos y luego la torcemos hacia diferentes lados hasta que toda el agua sucia ha desaparecido. En la práctica de posturas de yoga hacemos algo similar, nos movemos, doblamos y torcemos hacia diferentes direcciones de una manera metódica, “escurriendo” así la rigidez y activando las funciones de desintoxicación del cuerpo a la vez que limpiamos la mente de pensamientos tóxicos.
A continuación, propongo una secuencia de posturas que incluye movimientos de movilización de la columna y posturas de torsión, éstas últimas son especialmente beneficiosas para la limpieza del cuerpo debido al masaje interno que producen sobre órganos como el hígado, la vesícula biliar o el tracto intestinal estimulándolos y activando así las funciones de desintoxicación de nuestro organismo. Recuerda practicar siempre con una persona experta que te guie y ayude de manera personalizada.
1. Malasana (postura de la guirlanda): Partiremos desde la postura de cuclillas, con los dedos de los pies apuntando ligeramente hacia afuera y las manos en posición de plegaria en el centro del pecho. Si las plantas de los pies no llegan a apoyarse en el suelo podemos colocar una toalla o manta enrollada debajo de los talones.
Alejando los hombros de las orejas sentimos como se alarga la columna y realizaremos de 5 a 8 respiraciones profundas.
2 y 3. Malasana en torsión: colocaremos la mano izquierda apoyada en el suelo y elevaremos el brazo derecho hacia el cielo. Mantenemos de 3 a 5 respiraciones y repetimos la misma postura en el lado contrario.
4. Marjaryasana (postura del gato): Para prepararnos para la siguiente postura, nos colocaremos primero en la postura de los cuatro apoyos (postura cuadrúpeda) con las rodillas en el suelo al ancho de las caderas y las manos en el suelo a la altura de los hombros. Inhalando miramos primero hacia adelante con la espalda neutra y exhalando llevamos la mirada hacia el ombligo redondeado la espalda.
5. Bitilasana (postura de la vaca): inhalamos llevando la mirada hacia adelante, el abdomen baja hacia el suelo y el coxis sube hacia el cielo. La secuencia gato-vaca es una secuencia dinámica en la que, en este caso, inhalamos en la vaca y exhalamos en el gato. Podemos en este punto repetir varias veces estas dos posturas de manera dinámica siempre sincronizándolas con la respiración.
6. Adho Mukha Svanasana (postura del perro boca abajo): desde la postura anterior, vamos separando las rodillas del suelo elevando las caderas. Nos colocamos en una posición de V invertida. Si sentimos mucha tensión en la parte posterior de las piernas, podemos flexionar las rodillas y elevar los talones del suelo priorizando así el estiramiento de la columna. Apoyamos bien las manos en el suelo y mantenemos la postura entre 5 y 8 respiraciones.
7 y 8. Adho Mukha Svanasana en torsión (opcional): las siguientes dos posturas solo la realizaremos si nos sentimos cómodos en el perro boca abajo, en caso contrario iremos directamente a las posturas 10 y 11.
Desde el perro boca abajo nos cogemos la parte externa del tobillo o pierna derecha con la mano izquierda. Mantenemos de 3 a 5 respiraciones y repetimos la misma postura en el lado contrario.
9. Para deshacer la postura, volvemos primero al perro boca abajo y mantenemos de 3 a 5 respiraciones.
10 y 11. Desde la postura del perro boca abajo allí volvemos a doblar las rodillas apoyándolas de nuevo en el suelo hasta volver a la postura de la vaca (5). En este punto podemos repetir si nos apetece la secuencia vaca-gato (igual que 4 y 5) de 3 a 5 veces, recordando la importancia de sincronizar la respiración con el movimiento: inhalamos en la postura de la vaca y exhalamos en la postura del gato.
12.Balasana (postura del niño): Desde la postura de la vaca nos sentaremos sobre los talones, colocaremos los brazos al lado del cuerpo con los dedos apuntando hacia atrás y el dorso de las manos sobre el suelo. Apoyaremos la frente en el suelo y respiraremos profundamente, descansando durante el tiempo que el cuerpo nos pida.
Que disfrutes de tu práctica. Namasté.
Helen Casanovas es profesora de yoga. Actualmente imparte clases grupales e individuales de hatha, ashtanga y vinyasa yoga en diferentes centros de la provincia de Barcelona.