Síndrome premenstrual: escucha su mensaje

Nuestra sociedad actual y nuestro estilo de vida contribuyen sobremanera al desequilibrio de la salud hormonal de la mujer.

A lo largo de la historia, las mujeres nos hemos adaptado a un tipo de sociedad patriarcal, y para sobrevivir a ella hemos tenido que sacrificar gran parte de nuestra naturaleza y características femeninas, como la intuición (entre muchas otras). Hemos aprendido a desconectarnos de nosotras mismas y a enterrar nuestra esencia para poder desarrollar una forma de pensar y de sentir acorde a las exigencias de nuestra sociedad.

Es posible que el síndrome premenstrual, tan común entre las mujeres de nuestra sociedad y cultura de hoy en día, se derive, en gran parte, de esta situación. Y no sólo el síndrome premenstrual, también la mayoría de los problemas relacionados con la salud femenina como ovarios poliquísticos, infertilidad, pólipos, fibromas, miomas, y menopausia precoz.

Muchas mujeres, por las exigencias de una empresa o una profesión, aparcan el deseo de ser madres. Muchas otras, dotadas de gran creatividad, no pueden dar salida a sus sueños debido a una sociedad y estilo de vida con grandes exigencias económicas. Gran parte de las mujeres se sienten agotadas por llevar un ritmo de vida saturado de obligaciones laborales y domésticas. La frustración, la energía creativa bloqueada, el agotamiento físico e intelectual, el desoír las necesidades del cuerpo durante las diferentes fases del ciclo menstrual, el abuso de la píldora anticonceptiva y el DIU hormonal, estresan nuestra mente y nuestros órganos sexuales femeninos, dando lugar a desequilibrios hormonales, como el síndrome premenstrual.

Solo hay que observar los anuncios publicitarios de compresas y tampones, mediante los cuales tratan de hacernos creer que durante la menstruación todo debería seguir igual, que debemos sentirnos física y emocionalmente de la misma manera cada día del mes.

En realidad, esto no es así. Las necesidades de una mujer menstruando no son las mismas que las de una mujer ovulando, ni las mismas que las de los hombres con los que trabajamos y convivimos. Sin embargo, nos empeñamos en creer que deberíamos sentirnos igual cada día del mes. Y ante semejante locura y desconexión con nuestra naturaleza, nos comparamos y competimos con nuestro entorno y ponemos en duda nuestra esencia, necesidades y deseos.

Para sanar los desequilibrios hormonales es importante, primero, que nos aceptemos. Las mujeres nos regimos por ciclos, como las mareas o las estaciones del año. Si aceptamos esas ¿por qué no aceptamos las nuestras? Vivimos haciendo un gran esfuerzo por tratar de permanecer y parecer lineales. Hemos acabado creyendo que ser cíclicas es sinónimo de histéricas y emocionalmente desequilibradas. Nada más lejos de la verdad.

El ciclo menstrual y su influencia en el comportamiento

Hace poco cayó en mis manos una frase muy interesante de la doctora Christiane Northrup que decía: «el ciclo menstrual rige el flujo no sólo de los líquidos, sino también de la información y la creatividad».

Las mujeres tenemos dos ciclos muy marcados en el mes: desde la menstruación hasta la ovulación (aproximadamente 14-15 días) y desde la ovulación hasta el inicio de la menstruación (aproximadamente también 14-15 días).

En la primera parte del ciclo (desde la menstruación hasta la ovulación), las hormonas que nos predominan son los estrógenos. Este conjunto de hormonas nos impulsa a salir a la vida. Desde un punto de vista meramente biológico y animal, podríamos decir que los estrógenos preparan a la hembra para la ovulación y, por consiguiente,  para salir en busca del macho. En nosotras, las mujeres, esto se traduce en una etapa de expansión, donde nos podemos sentir con más ganas y fuerzas para iniciar proyectos, más necesidad de expansión y socialización.

En la segunda parte de ciclo (desde la ovulación hasta la menstruación), la hormona predominante es la progesterona. Esta hormona se encarga de preparar el útero para la implantación de un embrión. Si éste se implanta, la progesterona se encarga de que el útero pueda llevar a término el embarazo. En esta etapa postovulatoria,  la progesterona cumple también una función calmante y protectora. En los animales esta hormona activa el comportamiento maternal, como la necesidad de construir el nido.

 

El mensaje del síndrome premenstrual

En la etapa premenstrual, la progesterona nos aporta a las mujeres más sensibilidad e intuición. Todo lo que tapamos de nuestra vida que no queremos ver o todo aquello a lo que no queremos enfrentarnos, reaparece esos días antes de sangrar. Lo que surge cada mes como conflicto, molestia, o queja, existe realmente en nosotras, y en esos días tenemos la capacidad de verlo mejor que en ningún otro momento del mes. Es nuestra oportunidad para llevarlo a la conciencia y poder hacer algo al respecto.

Si el síndrome premenstrual te hace sentir hinchada, con dolor de pechos y de cabeza, agotada, escucha tu cuerpo. Detrás de cada síntoma o molestia hay una emoción. Tal vez te sientas agobiada, atrapada, enfadada, melancólica, decepcionada, o frustrada. Sea lo que sea que sientas en esos días, préstale atención. Los síntomas son una forma de expresión. Escúchate y sé honesta contigo. Revisa qué aspectos de tu vida te generan las mismas emociones que sientes con el  síndrome premenstrual.  Ahí, seguramente, vas a encontrar mucha información sobre el origen de tu malestar físico.

 

Xenoestrógenos

Además de vivir a un ritmo lejos de nuestras necesidades, vivimos también rodeadas de xenoestrógenos. Éstas son sustancias ajenas al cuerpo (pesticidas, plásticos, compuestos industriales y drogas farmacéuticas) con un efecto estrogénico. Estos químicos tienen la estructura molecular muy parecida a los estrógenos y pueden unirse a los receptores hormonales de las células obstruyendo la respuesta hormonal natural.

El resultado es una deficiencia de estrógenos en los lugares donde se necesitan y, por contrapartida, un aumento de estos en sangre. El exceso de estrógenos va a desequilibrar la producción de progesterona en esta segunda etapa del ciclo, afectando a nuestra capacidad intuitiva y de introspección, haciéndonos más proclives a entrar en la espiral de malestar físico e insatisfacción emocional.

El hígado y las hormonas

La degradación de las hormonas sexuales se lleva a cabo en el hígado. Una vez descompuestos los estrógenos, estos son llevados por la bilis al intestino para ser eliminados (otra parte es también eliminada a través de la orina). Si este proceso de degradación no se lleva a cabo adecuadamente, el efecto será la acumulación excesiva de estrógenos en sangre. Para que el hígado lleve a cabo correctamente este trabajo de limpieza, son de vital importancia las vitaminas del grupo B y los minerales zinc, selenio, cobre y magnesio, además del glutatión, sulfuro y glicina. Por ejemplo, el estradiol (el estrógeno más potente de todos), se degrada en el hígado con la ayuda de enzimas y junto con todos los nutrientes mencionados pasa a ser convertido en estriol (el estrógeno más suave de todos) que junto con la fibra de la alimentación es eliminado del organismo. Sin esos nutrientes los estrógenos no se pueden degradar adecuadamente quedando reciclados en sangre, generando un desequilibrio hormonal.

 

La importancia del intestino en el síndrome premenstrual

Para obtener todos los nutrientes que necesita el hígado para limpiar los estrógenos, es de vital importancia que la alimentación sea sana y que el intestino funcione correctamente, ya que éste además de ayudarnos a absorber los nutrientes a la sangre, también se encarga de la eliminación de los estrógenos. La mayoría de mujeres que trato con síndrome premenstrual sufre además el resto del mes de síntomas intestinales como indigestión, gases, hinchazón abdominal, estreñimiento…

Si el colon tiene un crecimiento excesivo de bacteria «no amiga», ésta puede aumentar los niveles de la enzima beta-glucuronidasa, encargada de la reabsorción de los estrógenos de nuevo a la sangre. Por este motivo es de vital importancia seguir una dieta ecológica (para evitar xenoestrógenos) rica en vegetales, fruta y proteínas de buena calidad (carne, pescado, huevos, marisco), frutos secos y semillas, aceite virgen de oliva de primera presión en frío, algo de legumbres y suficiente agua embotellada. Por el contrario, se deben eliminar los azúcares, lácteos y cereales, especialmente el gluten. También debe tratarse cualquier desequilibrio intestinal como candidiasis o parasitosis y hacer especial énfasis en equilibrar la flora intestinal.

Nutrientes clave para tratar el síndrome premenstrual

Los nutrientes más importantes ayudar a tratar el síndrome premenstrual son:

  • Grupo de las vitaminas B: El hígado necesita este grupo de vitaminas para degradar los estrógenos y permitir que sean arrastrados por la bilis hasta el intestino para ser evacuados.
  • Vitamina E: oxigena el aparato reproductor y protege las hormonas sexuales.
  • Betacaroteno: Es convertido en vitamina A cuando lo necesita el organismo para mantener la actividad del corpus luteum que produce progesterona.
  • Grupo de minerales (que incluya especialmente zinc, magnesio, selenio y cobre) para apoyar al hígado en su limpieza, para favorecer la producción de progesterona, reducir inflamación y dolor en el síndrome premenstrual.
  • Quercetina: es una sustancia perteneciente a una clase de pigmentos vegetales hidrosolubles llamados flavonoides, que se encuentran en cebollas, manzanas, té verde etc. La quercetina tiene efectos antiestrogénicos en el organismo.
  • Omega 3: Éste es un potente antiinflamatorio, además de un regulador hormonal. Otra de sus funciones es aumentar el flujo sanguíneo al útero (llevando nutrientes a este órgano).

 

Regularmente me encuentro en consulta con mujeres que con los años han ido desconectándose de su cuerpo y que piden a gritos ayuda para volver a conectarse consigo mismas. Por supuesto, una buena alimentación, complementos nutricionales, ejercicio físico y calidad en el descanso son factores imprescindibles para evitar o corregir estos problemas de salud femenina, pero algo esencial para realmente poner en marcha nuestra salud hormonal es tomar conciencia de nuestro potencial. Abre los ojos, valórate y haz los cambios necesarios en tu vida para vivir más acorde a tus necesidades.

Sería maravilloso que las mujeres consiguiéramos todo lo que nos propusiéramos ser en la vida sin perder nuestra esencia, sin tener que sacrificar o escoger, sin dejar de lado nuestros deseos y necesidades, y así poder aportar al mundo lo mejor de nosotras mismas.

 

CalaHCervera@2018

www.calacervera.com

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