Hasta ahora se sabía que el síndrome de las piernas inquietas podía estar provocado por una carencia de hierro. Sin embargo, no todos los que lo padecen presentan niveles bajos de hierro en sangre, lo que deja un buen número de casos sin aclarar.
Un grupo de investigadores estadounidenses ha realizado diversas resonancias magnéticas en una serie de pacientes y ha descubierto que, incluso si el nivel de hierro en sangre se considera como normal, todos presentan déficit de hierro en dos regiones del cerebro: el tálamo y el cuerpo denticulado.
También percibieron una correlación entre una carencia en el locus niger (la sustancia negra del tallo cerebral) y el número de movimientos periódicos de los miembros durante el sueño; anomalía que no presentan quienes no padecen este síndrome de piernas inquietas.
La carencia de hierro podría ser, por tanto, la responsable de todos estos síntomas. Los elaboradores de suplementos de hierro están de enhorabuena: se recomienda tomar un complemento de hierro durante unos tres meses.