y cómo beneficia a las personas con cáncer
El cáncer es uno de los problemas de salud más relevantes actualmente. Una de cada tres mujeres y uno de cada dos hombres tendrán un diagnóstico de cáncer a lo largo de su vida. En el 2020 se diagnosticaron 18 millones de personas con cáncer en el mundo y esta cifra se estima que aumente casi un 50% en el 2040. En España, en 2023 se diagnosticaron casi 300.000 nuevos casos de cáncer, siendo el cáncer de mama el más frecuente en las mujeres y el de próstata el más frecuente en los hombres.
Textos: Marta Capelán (oncóloga)*
Introducción
La probabilidad de ser diagnosticado de cáncer ha aumentado significativamente a partir de los 40 años de edad, en ambos sexos, en la última década. Los cambios de estilos de vida (obesidad, tabaco, alcohol, sedentarismo, estrés crónico, toxinas ambientales) han contribuido significativamente al aumento de la incidencia del cáncer y a su aparición en edades más tempranas. Diversos estudios han demostrado que el casi el 50% de los diagnósticos de cáncer podrían evitarse al cambiar el estilo de vida, dado que sólo entre el 5% y el 10% de las personas diagnosticadas con cáncer se debe a causas genéticas, es decir a un gen heredado de uno de sus padres. Por lo tanto, la modificación de los hábitos de vida es la principal medida preventiva para disminuir la posibilidad de tener un cáncer o postergar su aparición, a/en edades más tardías.
Sin embargo, a veces la prevención llega tarde, y la persona es diagnosticada de cáncer. Todo ello genera un profundo impacto en quien padece el cáncer y en su entorno más cercano (familia y amigos). La incertidumbre, el miedo a la muerte y a la recidiva, los efectos secundarios de los tratamientos oncológicos y la montaña rusa emocional son frecuentes compañeros de viaje en el proceso oncológico.
Una mejor atención
Las necesidades de la persona con cáncer: físicas, emocionales, mentales, relacionales, económicas e incluso espirituales, van cambiando a lo largo del proceso del cáncer y necesitan ser escuchadas, atendidas y paliadas de la mejor manera posible. Los síntomas y los efectos secundarios que no ponen en riesgo la vida de la persona, pero que son muy frecuentes (fatiga, insomnio, sofocos, diarrea, estreñimiento, problemas de memoria o cognición, neuropatías, ansiedad, estrés, depresión) generalmente son manejados de una forma subóptima, afectando la calidad de vida de la persona con cáncer. De ahí la necesidad de la mirada de la oncología integrativa que ve a la persona como un todo desde un enfoque bio-psico-social.
¿Qué es la oncología integrativa y cuáles son sus beneficios?
La Sociedad de Oncología Integrativa define la oncología integrativa como un área del tratamiento con cáncer centrada en el paciente. Ésta tiene tres pilares fundamentales: los cambios en el estilo de vida (alimentación, ejercicio físico, gestión del estrés e higiene de sueño), las técnicas cuerpo-mente (acupuntura, meditación, yoga, masajes, musicoterapia) y los suplementos y los productos naturales. Estos tres pilares han demostrado con evidencia científica en peer-reviewed papers (artículos revisados por pares) su beneficio en conjunción con el tratamiento oncológico convencional.
La oncología integrativa, tal como su nombre indica, “integra” las técnicas complementarias con la oncología convencional, por lo que no comparte los principios básicos de la medicina alternativa, que excluye a la medicina convencional.
La ayuda
La oncología integrativa tiene la finalidad de ayudar a las personas con cáncer mediante:
- La mejora de los síntomas físicos, emocionales, mentales, sociales y espirituales.
- La mejora de los efectos secundarios de los tratamientos recibidos.
- Optimizar la calidad de vida.
- Prevenir el diagnóstico de cáncer y de las recaídas.
- Empoderar y facilitar que las personas con cáncer se conviertan en activos participantes de su bienestar.
La oncología integrativa actúa en los tres momentos clave del proceso oncológico
La oncología integrativa, con sus tres pilares, beneficia a las personas en tres momentos significativos del proceso oncológico:
- En la prevención del cáncer disminuyendo la aparición del cáncer o retrasándolo a edades más tardías (tal como se explica al principio del artículo).
- Durante los tratamientos oncológicos, mejorando los síntomas y los efectos secundarios y optimizando la calidad de vida.
- Finalizados los tratamientos oncológicos, manteniendo el estado de salud y bienestar, así como disminuyendo la posibilidad de recaídas del tumor.
Los tres pilares de la oncología integrativa
Los cambios de estilo de vida incluyen: alimentación y ejercicio físico, gestión del estrés e higiene del sueño y productos naturales – suplementación.
- Una alimentación anti-inflamatoria, centrada en el consumo de una “plant-based diet”, es decir abundante ingesta de fibra proveniente de verduras, grasas saludables y proteínas saludables de origen vegetal y de buena calidad (verduras verdes y de raíz, legumbres, frutos secos y semillas) junto con un reducido consumo de azúcares, lácteos y carnes rojas, tiene el poder de disminuir la incidencia de varios tipos de cáncer. Adicionalmente, en este tipo de dieta existe una mayor respuesta a los tratamientos oncológicos y una disminución de los síntomas, posiblemente debido al efecto de la dieta en el microbiota y a la disminución de la inflamación crónica en el microambiente tumoral.
- El ejercicio físico ha demostrado en diferentes publicaciones que disminuye la mortalidad secundaria al cáncer. Por ejemplo, 30 minutos de ejercicio físico diario reduce el riesgo de metástasis en un 20%. Por lo que, diversos estudios postulan al ejercicio como “una medida anticáncer”. Asimismo, el ejercicio físico ha demostrado un gran impacto en el manejo de innumerables efectos secundarios debidos a los tratamientos oncológicos, tales como como sofocos, dolores articulares, problemas cognitivos, fatiga ansiedad y depresión.
La gestión del estrés es fundamental durante el proceso oncológico, ya que el estrés crónico mantenido en el tiempo libera sustancias como el cortisol, adrenalina y noradrenalina, que causan inflamación crónica en el microambiente tumoral. Por otro lado, el estrés crónico produce acortamiento de los telómeros del ADN, que dificulta una correcta reparación del ADN, y por lo tanto mayor riesgo de tumores y otras enfermedades crónicas.
- Las técnicas cuerpo-mente más empleadas durante el proceso oncológico son la meditación, el yoga, el masaje, la musicoterapia y la acupuntura. La acupuntura es una excelente herramienta para disminuir el dolor, la fatiga, el insomnio, las náuseas y vómitos, así como los sofocos. El yoga ha demostrado también su efectividad en la fatiga, el insomnio y alteraciones de estado de ánimo, y la meditación, además de los beneficios del yoga, también ayuda en el manejo del dolor
- Por último, los productos naturales y suplementos son el tercer pilar de la oncología integrativa. Una de cada tres personas con cáncer consume productos naturales y suplementos. El problema reside en que en la mayoría de ocasiones (60%), las personas le ocultan a su oncólogo que están tomando un suplemento y frecuentemente su oncólogo desconoce los efectos del suplemento y las posibles interacciones existentes entre el suplemento en cuestión y los fármacos que toma esa persona con cáncer. Esto supone un grave peligro ya que puede provocar que los efectos adversos aumenten, o que disminuya la efectividad del tratamiento oncológico. Por último, los suplementos y productos naturales son clasificados como suplementos dietéticos, por lo que carecen de una certificación formal de la FDA o la EMEA.
Realizar un abordaje terapéutico y plan de acción individualizado de los tres pilares de la oncología integrativa (cambios de estilo de vida, técnicas cuerpo-mente y suplementación) requiere una escucha activa por parte del oncólogo integrativo, tener en cuenta las características y las necesidades de la persona con cáncer, los síntomas y los efectos secundarios que presenta en la actualidad, así como el tratamiento que está recibiendo y sus preferencias individuales.
La oncología integrativa en otros países
En Estados Unidos, diversos centros oncológicos de referencia internacional, tales como el Memorial Sloan Kettering Center en Nueva York, el MD Anderson en Houston y el Dana-Farber en Boston, también disponen de potentes servicios de oncología integrativa, en donde además de asistencia clínica y educación en salud, realizan una gran actividad investigadora en el área de la oncología integrativa.
En Europa, diversos países tales como Alemania, Francia y Suiza cuentan con servicios de oncología integrativa en sus hospitales. En el 2022 el Parlamento Europeo reconoció los beneficios de la oncología integrativa en el tratamiento de las personas con cáncer. Esperemos que estas declaraciones del Parlamento Europeo ayuden a impulsar la incorporación de la oncología integrativa y de sus tres pilares (cambios en los estilos de vida, técnicas cuerpo-mente y suplementación y productos naturales) en los sistemas de salud público en España.
* Marta Capelán es oncóloga, especialista en cáncer de mama y experta en oncología integrativa. Profesional del equipo de “Integral, Cooperativa de salut”.