El osteópata y experto en Terapias Manuales Gabriel Díaz (COFENAT) habla de una popular técnica que se ha puesto de moda en los últimos tiempos. (Artículo por cortesía de Gabriel Díaz y Cofenat, Asociación de Profesionales y Autónomos de las Terapias Naturales).
También conocido como Ventosaterapia, el Cupping es una terapia de recuperación muscular que proviene de la Medicina Tradicional China. ¿En qué consiste esta popular técnica que está tan de moda últimamente?
A pesar de que, en palabras de Díaz, «la mayor parte de las personas piensan que es algo novedoso y se interesan por sus efectos tras ver a personajes famosos en las olimpiadas o ver a personajes como Michael Phelps, Kim Kardashian, Jennifer Aniston o Gwyneth Paltrow entre otros, utilizando esta técnica», su origen viene de tiempos tan milenarios como la Medicina Tradicional China, si bien existen registros que también la sitúan en distintas épocas y civilizaciones a lo largo de la historia como la antigua Mesopotamia, Grecia y diversas zonas de Europa.
Cupping: ¿qué es y para qué sirve?
La ventosa conocida como Cupping en inglés (cup) es una especie de copa o vaso cuya fabricación ha ido variando en función de la zona y época. Hoy en día es más común que se haga con materiales como el vidrio o plástico, pero tradicionalmente se empleaba bambú, arcilla, bronce, entre otros.
Hay distintos tamaños de ventosas para adaptarse mejor a la zona y persona. «Esta copa genera un efecto de succión sobre la zona que se aplica, la forma por la cual genera este efecto también puede variar», sostiene el experto. Y añade: «”La ‘ventosa de fuego” es quizás la más clásica, se prende fuego a un pequeño algodón rociado con alcohol y este se frota dentro de la copa que al colocarla en la piel produce ese efecto de vacío y succión que comentamos anteriormente», agrega. Sostiene además que cabe destacar que este tipo de aplicación tiene un efecto añadido, «ya que el fuego genera también calor creando más vasodilatación e hiperemia en la zona».
Por otro lado, prosigue, «la “ventosa de pistola o bomba” tiene un pequeño orificio en la parte superior en el que se inserta un aparato que, tras apretar una o repetidas veces manualmente, extrae el aire provocando el mismo efecto». Las principales diferencias con las de fuego son que esta no genera calor directamente, sin embargo, sí se puede regular la intensidad, es decir, la cantidad que se quiere aspirar.
Por último, aunque hay otro tipo de ventosas que no son tan conocidas, está la “ventosa de pera”, igual que la anterior, pero con menor cantidad de succión pues solo puede aspirar una vez.
Tipos de técnicas
Las ventosas se pueden dejar fijas, poner y quitar o moverlas una vez puestas en varias direcciones, así como girarlas o tirar de ellas sin llegar a retirarlas. «Si las ventosas se dejan fijas y se ha provocado un gran efecto de aspiración sobre la musculatura, hay que avisar que es posible que se puedan provocar marcas moradas con forma circular del tamaño de la copa que suelen desaparecer pasados unos días», concreta el osteópata.
En cuanto a los beneficios, indica que depende de como se apliquen, se conseguirán distintos efectos, y enumera algunos:
- Tiene un efecto estimulante.
- Relaja la musculatura.
- Mejora el drenaje linfático y sanguíneo.
- Tiene un efecto analgésico.
- Elimina toxinas.
- Reduce las inflamaciones locales.
- Provoca cambios en la consistencia (gelosis) de los tejidos orgánicos subyacentes.
- Hipertensión arterial, trastornos crónicos del corazón con descompensación.
- Pleuritis, neumonías y bronquitis.
- Poder anticelulítico.
- Liberación miofascial.
- Hiperemia.
Algunas contraindicaciones que cabe destacar, según apunta Díaz son: fiebre, problemas cardíacos, infección, hemofilia, algunos tipos de enfermedades dermatológicas y problemas de coagulación.
APLICACIÓN DE VENTOSAS
La aplicación de ventosas es un procedimiento terapéutico con más de 5.000 años de antigüedad. Su técnica de aplicación no ha variado apenas con el tiempo. Para ello se aplica una especie de campana hueca de vidrio u otro material sobre la superficie cutánea a tratar y se crea en su interior un relativo vacío, con lo que aparece al poco tiempo, en el lugar de aplicación, un pequeño hematoma. La sangre extravasada del hematoma actúa activando los mecanismos defensivos del organismo.
Es un procedimiento muy sencillo. Se calienta la ventosa para provocar la salida de aire del interior y se aplica directamente sobre la piel, o bien se emplean aparatos especiales.
Otra forma de aplicación es sobre la piel previamente escarificada mediante un aparato especial, con lo que se consigue, por ventosa aplicada, una pérdida de sangre de 10 a 15 cc por término medio.
En general, la salida de aire en el interior de las ventosas produce una presión negativa en su interior que ocasiona una hiperemia en la zona de aplicación, que cuanto más intensa es, más sangre extravasa de los capilares, arteriolas y venulas de la zona cutánea tratada.
La hiperemia local producida es de larga duración. Con ella se consigue ejercer un control sobre los procesos inflamatorios del organismo, y una estimulación de los procesos de reabsorción. Gracias al reflejo cutáneo-visceral desencadenado se consigue influir sobre el funcionalismo de los órganos internos correspondientes a tales zonas.