«El encuentro de dos personas es como el contacto de dos sustancias químicas: si hay alguna reacción, ambas se transforman»
Carl Jung
En el número anterior nos despedimos con la promesa de contar la historia de amor entre Eros y Psique y para ello, antes hemos de presentaros a esta joven y por dónde tuvo que transitar para llegar al amor. Es un mito lleno de símbolos y significados profundos de difícil interpretación, que en parte están velados por la belleza formal del relato.
Texto: CARME GARCIA GOMILA (Médica y psicoanalista).
La belleza marcando el destino
Es común en los mitos griegos que la belleza de los personajes femeninos sea fuente de problemas con las divinidades. En este mito, la belleza de Psique y la envidia de Afrodita determinan la historia. El amor la resuelve, pero después de muchas peripecias.
Según la historia, inmortalizada por Apuleyo en su obra el Asno de Oro, Psique era la menor y más hermosa de tres hermanas hijas de un rey de Anatolia. Todo el mundo admiraba su belleza, pero nadie osaba desposarla. Afrodita, celosa, o más bien envidiosa de Psique, envió a su hijo Eros para que le lanzara una flecha que la haría enamorarse del hombre más horrible y ruin que encontrase. Sin embargo, Eros se enamoró de ella y lanzó la flecha al mar. Los padres, queriéndola proteger del oráculo, la llevaron a lo alto de un monte. Psique se durmió y Céfiro –el viento– la llevó hasta el palacio de Eros.
Para evitar la ira de Afrodita, una vez que Psique estuvo en su palacio, Eros se presenta siempre de noche, en la oscuridad y le prohíbe a Psique cualquier indagación sobre su identidad, mientras que cada noche, siempre a oscuras, se amaban. Psique, convencida por la profecía que se casaría con un hombre horrible, pensaba que su marido quería ocultar su fealdad y por eso no mostraba quién era.
Una noche, Psique le contó a su amado que echaba de menos a sus hermanas y quería verlas. Eros aceptó, pero también le advirtió que sus hermanas querrían acabar con su dicha. A la mañana siguiente, Psique estuvo con sus ellas, quienes le preguntaron, envidiosas, quién era su maravilloso marido. Psique, acabó confesando la verdad de que realmente no lo había visto nunca. Así, las hermanas la convencieron para que en mitad de la noche encendiera una lámpara y observara a su amado, para asegurarse de que sólo un monstruo querría ocultar su verdadera apariencia. Psique les hizo caso y encendió una lámpara para ver a su marido. Una gota de aceite caliente cayó sobre la cara de Eros que despertó y abandonó a Psique muy dolido.
Las pruebas para llegar al verdadero amor
Desolada, Psique decidió pedirle a Afrodita que la dejara ver a Eros, pero ésta la encerró con sus sirvientas Soledad y Tristeza. Después, Afrodita, aparentando compasión, decidió someter a Psique a varias pruebas, convencida de que no podría superarlas. Pero para ayudar a la joven en las tres primeras acudieron las compasivas hormigas, las cañas de los ríos y las aves del cielo.
La última prueba, en cambio, fue la más terrible: Psique debía bajar al Hades en busca de una cajita que debía entregarle Perséfone y que contenía hermosura divina. Psique subió a una torre, convencida de que el camino más corto al inframundo sería la muerte, pero una misteriosa voz la detuvo en el último momento y le indicó una ruta secreta que le permitiría entrar y regresar con vida, además de aconsejarle cómo engañar al can Cerbero y contentar al barquero Caronte.
Siguiendo estas indicaciones, Psique apaciguó a Cerbero con un pastel de cebada y pagó a Caronte un óbolo para que le llevase al Hades. Una vez allí, Psique le contó la petición de Afrodita a Proserpina. Esta dijo que estaría encantada de hacerle el favor de darle belleza divina a Afrodita, pero conmovida además por la proeza de Psique decidió ayudarla a salir del Hades.
En el camino de regreso, sin embargo, quiso ella misma ponerse un poco de esta belleza pensando que así recuperaría el amor de Eros. Pero al abrir la caja, del interior brotó un «sueño estigio», es decir, un vapor narcótico que sume en la amnesia a los muertos cuando llegan al Hades. Y de hecho habría muerto, de no ser porque Eros, que no dejaba de protegerla, acudió a despertarla.
Eros suplicó a Zeus y Afrodita su permiso para casarse con Psique. Estos accedieron y Zeus le otorgó la inmortalidad a Psique. Así se unieron Eros y Psique. Tuvieron una hija a la que llamaron Hedoné, el erotismo con alma.
Pensad en esta bella historia y esperad al próximo mes para ver cuáles son algunos de sus significados.