Cuidados naturales para sentirse bien
El inicio del otoño es un buen momento para la renovación, así como para la introspección personal y el replanteamiento de nuestro estilo de vida.
Textos: Laura Torres y Blanca Herp*
El cuidado del cuerpo tanto a nivel interno, como externo, es importante no sólo para cuidar la imagen sino también la salud. Si con los avatares del verano se ha descuidado el cuerpo y la piel, conviene, antes de entrar en el invierno, dedicarle durante unos días la atención que se merece.
Día 1. Dieta depurativa
Empezar un plan de belleza con una dieta depurativa ayuda a tener una piel con mejor aspecto. Cuando se desintoxica el cuerpo, se limpia la mente, se clarifican las ideas y mejora la sensibilidad, a la vez que aumenta la autoconfianza en uno mismo. Además, seguir una dieta depurativa es sencillo y no interfiere para nada en la actividad diaria.
Al levantarse conviene tomar una infusión. Puede ser té verde o rojo, si se prefiere con un poco de miel, pero no conviene habituarse al té negro ni al café. Media hora después se pueden tomar dos o tres piezas de fruta del tiempo. En otoño resulta muy adecuada la uva. Si se prefiere, se puede tomar un zumo de fruta natural. La fruta, aparte del efecto depurativo, es un buen antioxidante y por tanto tiene efecto antienvejecimiento para la piel.
A la hora de comer es importan te contar con un buen plato de ensalada o bien un puré de verdura, de cualquier clase.
A media tarde se puede volver a comer fruta y para cenar un plato de puré de verdura.
Entre comidas se puede beber agua o infusiones. o se trata de pasar hambre sino de limpiar el sistema digestivo, lo que repercute en el buen estado de la piel.
Día 2. Exfoliar la piel
El sol y el calor aumentan la sequedad de la piel y, por tanto, aumenta el número de células muertas. Una vez acabado el verano conviene hacer una buena exfoliación.
Lo ideal para hacer una exfoliación corporal es tomar una sauna o un baño de vapor. De este modo las células muertas se desprenden mucho mejor. Si se prefiere se puede permanecer dentro de la bañera con agua caliente unos 15 minutos. Seguidamente, sin secarse demasiado, se procede a la exfoliación. Puede hacerse con un producto casero (elaborando una mezcla homogénea de aceite de sésamo y sal) o con cosméticos específicos para ello.
Se frota el cuerpo con un ligero masaje en forma de círculos, empezando por los pies. Si resulta más cómodo también se puede aplicar el producto con la ayuda de un guante de crin. Terminado el proceso hay que ducharse, sin jabón, y proceder a la hidratación de la piel.
Los productos hidratantes ayudan a la epidermis a recuperar su función impermeabilizadora, es decir, la capacidad de retener agua, evitar la deshidratación y proteger de los agentes externos. Una buena hidratación permite mantener la frescura y elasticidad de la piel. Para ello se puede utilizar un bálsamo o loción corporal. Si la piel está muy seca, se puede mezclar con un aceite de almendras dulces, agitando antes de su uso.
Día 3. Limpieza de cutis
Limpiar y tonificar. Lo primero que hay que hacer es limpiar y tonificar la piel con una leche limpiadora. Si la piel es muy grasa existen jabones especiales como el de azufre. Las maniobras deben ser suaves, insistiendo en las zonas rugosas y con pequeños pliegues. En casos de piel seca se debe utilizar un tónico sin alcohol. El agua de rosas es la mejor opción.
Exfoliar. El segundo paso es la exfoliación suave de la piel del cutis. Para ello existen en el mercado los «peeling gomage». Están formados por una crema con pequeñas partículas que ayudan a la eliminación de las células muertas. La cosmética natural suele utilizar semillas de frutas trituradas. Se aplica una pequeña capa que luego se retira mientras se hace un ligero masaje. Se aclara con agua o tónico.
Aplicar vapor. Una vez exfoliada la piel se puede empezar a aplicar vapor. El vapor humedece la piel, dilata el poro y facilita la extracción de comedones. La aplicación del vapor debe ser de 10 minutos. Este proceso es importante en casos de piel grasa, pero no es necesario si la piel es seca o no tiene puntos negros. Cuando se empiezan a extraer los puntos negros hay que hacerlo de forma suave. Simplemente hay que eliminar los comedones más grandes con cuidado de no dañar la piel.
Mascarilla e hidratación. El cuarto paso es la aplicación de la mascarilla, que descongestiona e hidrata la piel. Si se quiere hacer una mascarilla casera, hay una fórmula muy sencilla: medio yogur, una cucharadita de miel y avena molida. Se debe mezclar bien hasta que quede una consistencia pastosa y aplicar durante 15 o 20 minutos. Se retira con agua tibia o agua de rosas. Por último, hay que aplicar una buena crema hidratante.
Día 4. Cuidar pies y manos
Los problemas más habituales de los pies suelen ser cansancio, pies hinchados, sensación de quemazón, durezas, callosidades, puntos dolorosos a la presión, sudor y hongos. Para evitar o remitir muchas de estas alteraciones se puede empezar con un baño de pies.
El agua debe estar a una tempera tura entre 36 ºC y 40 ºC y se deben mantener los pies en remojo unos 15 minutos. Se pueden añadir unas gotas de algún aceite desinfectante como el esencial de árbol de té o el esencial de lavanda. Mientras estén en el agua, se puede aprovechar para enjabonarlos con jabón líquido o gel de baño.
Después se debe pasar cuidadosamente la piedra pómez por aquellas zonas donde la piel sea más gruesa o existan durezas. Con la piel humedecida es más fácil eliminar estas capas.
El siguiente paso es el masaje. Un masaje en los pies con un poco de aceite de sésamo con unas gotas de lavanda ayuda a mejorar la circulación y a eliminar las pequeñas contracturas provocadas por el calzado.
Tras secar los restos de aceite con una toalla se debe aplicar una crema suavizante específica para pies. Si se usa diariamente se evita la formación de callosidades.
Proteger las manos. El cuidado de las manos es más sencillo. Lo primero que se debe hacer es el peeling o exfoliación. Después se elimina la crema exfoliante y se aplica una buena capa de aceite de sésamo. Se deja actuar sobre las manos envueltas en un plástico o con unos guantes.
Igual que se hace en los pies, se retiran los restos de aceite con una toalla humedecida y se aplica una crema hidratante.
Día 5. Mascarilla capilar
La mascarilla capilar sirve para reestructurar e hidratar el cabello. Las caseras son más difíciles de aclarar que las comerciales, por lo que se deben aplicar y después volver a enjabonar el cabello. Se dejan actuar unos 15 minutos, envolviendo el cabello en una toalla caliente.
Si se tiene el cabello graso se necesita aceite de jojoba (o en su defecto leche), avena molida y vinagre. Las cantidades dependen del largo del cabello. En general suele ser suficiente una dosis equivalente a medio yogur. Se mezcla el aceite o la leche con la avena hasta obtener una pasta fluida y se le añaden unas gotas de vinagre. Si se utiliza leche, el vinagre se tiene que poner en el agua de aclarado.
Para el cabello normal resulta más eficaz la mezcla de aceite de almendras dulces o de coco, con medio yogur y miel. Para elaborarla se mezclan dos cucharadas soperas de aceite con medio yogur y se añade una cucharadita de miel.
En cabellos secos es mejor utilizar manteca de karité, aceite de aguacate o bien aceite de coco y miel. Se mezcla la manteca de karité o el aceite de aguacate con el aceite de coco y se añade una cucharadita de miel. Si el cabello está muy desvitalizado se puede añadir una yema de huevo.
Día 6. Regálate un masaje
El masaje tiene importantes efectos sobre la piel y la circulación, por lo que aumenta el bienestar del organismo. Simplemente con friccionar la piel ya se activa la microcirculación, es decir, los capilares se dilatan y aportan más nutrientes a la piel.
Todo esto hace que se estimule el metabolismo a nivel local y la piel adquiere una mayor elasticidad y tersura. Normalmente se usa el aceite de almendras dulces o el de sésamo, si el masaje es ayurvédico.
El masaje aumenta la temperatura de la piel dos o tres grados. Favorece la circulación sanguínea y la linfática, con un efecto de drenaje y por tanto de eliminación de líquidos. Además, regula el tono muscular cuando hay tensiones, contracturas o una hipertonía del músculo.
Día 7. Un baño relajante
Sumergirse en la bañera con el agua caliente (unos 38 ºC) es una sensación de lo más agradable. La duración debe ser de unos 20 minutos.
Plantas medicinales. Para enriquecer el baño se pueden utilizar plantas medicinales. La tila potencia el efecto sedante del agua caliente. Los principios activos de la planta penetran a través de los poros, ya dilatados por el calor. Se trata de preparar una infusión y mezclarla con el agua del baño.
La manzanilla y la avena calman los picores, las irritaciones y las erupciones causadas por alergias. La preparación del baño de avena requiere más elaboración. Se ponen 100 gramos de harina de avena molida en un saquito de tela, se coloca dentro de una olla con un litro de agua y se deja hervir al menos diez minutos.
Quedará un líquido blanquecino, que es el que se vierte en la bañera. Así se consigue un baño nutritivo, suavizante, calmante y relajante.
Aceites esenciales y sales de baño Unas gotas de aceite esencial en el agua hace el baño más aromático. Así se puede disfrutar de diferentes olores: naranja, limón, lavanda, bergamota… También es buena idea poner los aceites en un quemador específico para ello, de modo que ambiente toda la estancia. Las sales de baño mantienen la hidratación de la piel, ya que al añadir sal se logra mantener el equilibrio osmótico entre el cuerpo y el agua. El resultado es un baño que además de relajante mantiene el equilibrio de la piel.
* Con informaciones de la Dra. Rosa Blasco (medicina estética).