La hidratación y la nutrición de la piel son cuidados diarios prácticamente imprescindibles. La pérdida del equilibrio en el grado de humedad acelera su envejecimiento prematuro y la va volviendo frágil, arrugada y falta de luminosidad. En una piel deshidratada pueden aparecer, además, rojeces, irritaciones, escamas e incluso grietas.
Hidratar y nutrir
Por la noche, un buen tratamiento nutritivo que le procure el alimento que precisa para regenerarse ayuda a compensar las agresiones sufridas durante el día y las huellas propias de la edad.
Y todas las pieles necesitan hidratarse, desde las más secas hasta las más grasas. En una piel grasa el exceso de sebo no significa que no pueda faltar agua, por lo que es recomendable utilizar cosméticos seborreguladores que a la vez hidraten y protejan.
Las pieles secas, al no segregar suficiente sebo, necesitan productos que aparte de proporcionar agua ayuden a retenerla formando una película que evite su evaporación.
1. Limpieza
La higiene facial diaria, por la mañana y por la noche, es básica tanto para eliminar la suciedad acumulada sobre la piel como para que los productos que se apliquen se absorban mejor.
Pero hay que tener en cuenta que la limpieza también elimina grasas corporales que protegen la piel, por lo que no vale saltarse el paso de hidratarla y nutrirla después. Es importante limpiar sin agredir.
Para el día a día una leche limpiadora natural –sin ingredientes químicos, claro está–, es la mejor opción.
Para el contorno de ojos pueden usarse desmaquillantes especiales para esta zona, pues al poseer un pH similar al de las lágrimas no irritan.
Una exfoliación periódica evita, por otro lado, que se acumulen sobre la piel células muertas, que espesan la capa córnea y dificultan la oxigenación, lo que favorece la deshidratación.
La mayoría de exfoliantes contienen partículas diminutas que actúan arrastrando esas células muertas. Al retirarlas se estimula la producción de células nuevas y los cosméticos surten mayor efecto, porque penetran mejor.
Además, la exfoliación estimula la circulación local, ayuda a mantener los poros limpios y prolonga el bronceado.
2. Hidratación por la mañana
Aplicarse una crema hidratante por la mañana no solo aumenta las reservas de agua de la piel, sino que crea una barrera de protección frente a los agentes del entorno.
No obstante, no hay que olvidar que hidratar la piel desde fuera sirve de poco si no se hidrata también desde el interior, bebiendo agua suficiente y comiendo abundante fruta y verdura.
La crema que se elija ha de ser de textura ligera, sobre todo en pieles grasas. En pieles adultas ha de paliar las carencias vitamínicas y reforzar las defensas naturales, aparte de aportar luminosidad.
Si a pesar de utilizar una buena crema hidratante, se sigue teniendo esa desagradable sensación de tirantez que avisa de que se necesita más agua, se puede recurrir a un sérum o a un tratamiento intensivo. Estos suelen tener efectos combinados, de modo que, además de hidratar, completan las necesidades de la piel: la nutren, favorecen la regeneración celular, la oxigenan…
El sérum, de textura más o menos líquida pero no untuosa, no debe sustituir a la crema sino aplicarse antes, sobre la piel limpia.
Los tratamientos intensivos –ampollas o mascarillas hidratantes– se pueden realizar periódicamente.
Otro aliado para conseguir una buena hidratación son los aceites vegetales, que forman una barrera que retiene la humedad sin obstaculizar la transpiración.
Además contienen ácidos grasos esenciales y vitaminas antioxidantes que les confieren propiedades adicionales.
Los aceites de rosa mosqueta, argán, aguacate o almendras dulces son algunos de los más eficaces. Una forma práctica de usarlos es añadir unas gotas a la crema hidratante.
3. Nutrición por la noche
Nutrir la piel es la mejor forma de prevenir la aparición prematura de arrugas.
Los agentes nutritivos han de aportarse tanto de día como de noche, aunque mientras dormimos la piel trabaja incesantemente para lograr una mayor regeneración celular, con el objetivo de recuperarse del desgaste sufrido durante el día.
Por la noche, la piel está más receptiva y los principios activos se absorben mejor. Usando la crema nutritiva antes de acostarse se aprovechan mejor sus beneficios y, al día siguiente, la piel amanece más cómoda y flexible. Debe evitarse el contorno de los ojos.
¿Cómo cuidar la piel del hombre?
Todas las pieles precisan cuidados diarios: limpieza, hidratación matinal y reparación nocturna. Existen infinidad de cosméticos en versión masculina y cada vez son más los hombres que los usan.
La piel del hombre es más grasa y gruesa que la de la mujer. Tiene más colágeno y elastina, lo que le da mayor elasticidad y firmeza. Sin embargo, la regeneración celular es algo más lenta y la oxigenación, peor.
Si la producción de grasa es excesiva y el cuidado escaso suelen aparecer espinillas y comedones. Se precisan cosméticos seborreguladores que hidraten sin agredir.
Por otro lado, el impacto diario o casi diario del afeitado irrita y provoca picores. Pueden resultar útiles las lociones o cremas ligeras que hidraten y calmen después.