Otitis

Tratamientos eficaces e inocuos

Las infecciones en el oído son un trastorno común durante la infancia. La medicina oficial suele recurrir a los antibióticos para afrontarlas, pese a sus efectos secundarios. Sin embargo, existen alternativas. Este artículo presenta diferentes tratamientos, caracterizados por su eficacia e inocuidad.

En los niños

Fiebre, dolor de oído, pérdida de apetito y llanto son síntomas característicos de una otitis infantil.

Al principio el paciente no aparenta más que un resfriado simple. Luego, los gérmenes procedentes de la faringe pueden alcanzar el oído medio a través de la trompa de Eustaquio. Así surge la infección. Entonces aparecen la fiebre, el dolor y la irritación en el tímpano, síntomas de una otitis común en forma aguda. En estos casos la mayor parte de los médicos recetan antibióticos. Generalmente, después de un tiempo el aire puede circular nuevamente entre la faringe y el oído; la otitis habrá desaparecido.

Pero por desgracia, no sucede siempre así: con frecuencia la inflamación reaparecerá con cada rinofaringitis. Si además se es propenso a las alergias o la trompa de Eustaquio no realiza una aireación correcta, puede haber recaídas. Las perspectivas no parecen muy halagüeñas, pero hay formas de evitar esta manifestación desagradable del invierno.

Madurez inmunitaria

La transmisión de microbios es inevitable, tanto en el seno del ámbito familiar como fuera de éste (escuela, trabajo…). Sin embargo, unas defensas inmunitarias buenas (o reforzadas) pueden afrontar con éxito la amenaza de estas infecciones.

Los niños no desarrollan plenamente su sistema inmunitario hasta los siete o nueve años, con una sola excepción: los recién nacidos alimentados con leche materna tienen la ayuda provisional de los anticuerpos de la madre. Más tarde se enfrentarán, como cualquiera de nosotros, a numerosos gérmenes, hasta crear su sistema inmunitario propio.

Fitoterapia

Las plantas medicinales fortalecen las defensas naturales: el escaramujo, el abedul y, sobre todo, la equinácea (Echinacea purpurea) dificultan la instalación de focos infecciosos. La práctica regular de procedimientos hidroterápicos que mejoren la irrigación de las mucosas respiratorias, y algún remedio homeopático, como el Aviaire 15 CH (una dosis semanal), también mejoran la capacidad defensiva.

Otro recurso son las esencias de algunas plantas con propiedades desinfectantes, como el tomillo, ajedrea, eucalipto y orégano; su difusión se hace con un humectador. En cambio, debe evitarse los bastoncillos de algodón para la limpieza del conducto auditivo. En caso de secreciones acumuladas, acudiremos al médico.

Finalmente, una advertencia para los padres: el tabaco es una de las causas más importantes de deficiencia inmunitaria infantil.

Puede suceder que la otitis, aunque sea benigna, provoque una pérdida de audición, sobre todo si es frecuente. En las otitis más graves pueden aparecer complicaciones meníngeas o mastoiditis, debido a un tratamiento equivocado.

El catarro

¿Qué hacer cuando el catarro es una realidad? Combatirlo, o nos exponemos a complicaciones. La limpieza de las vías respiratorias superiores con suero fisiológico es muy recomendable, sobre todo para lactantes y niños pequeños que no saben limpiarse la nariz. Si al cabo de unos días hay un comienzo de otitis, se impone un tratamiento enérgico.

En el lactante, el síntoma característico de la otitis es la fiebre, sola o acompañada de diarrea. Si una otitis es purulenta, conviene hacer un aromatograma: con una muestra se medirá en el laboratorio la actividad de determinadas plantas sobre los cultivos bacterianos y así se sabrá cuáles actúan mejor sobre los gérmenes en cuestión.

La aromaterapia tiene, en muchos casos, una eficacia bactericida innegable. Otra posibilidad es que el médico realice un antibiograma, que señalará el antibiótico más adecuado para la situación.

Recursos sanos

Los remedios homeopáticos más utilizados en el tratamiento de la otitis son la Belladona. el Acónito, la Chamomilla. el Ferrum phosphoricum, el Lachesis y el Arsenicum album.

Para supuraciones resistentes al tratamiento. pueden ser útiles el Aurum, Hepar sulfur, Tellurium y Mercurius.

En fitoterapia podemos recurrir al tomillo o al llantén (combinado con lavanda).

Si el niño sufre un caso rebelde, con recaídas frecuentes, el médico puede aconsejar una extirpación de las amígdalas para evitar complicaciones posteriores. Sin embargo, un tratamiento naturista adecuado (toques con un algodoncito humedecido en zumo de limón, envolturas del cuello con un paño humedecido con agua y vinagre, tratamiento de los pies fríos…) también puede resolver estos trastornos. Recordemos que el catarro sólo aparece en un organismo fatigado o debilitado. ¡Vale más prevenir que curar!

En espera del médico

Se pueden aplicar cataplasmas calientes de semillas de lino y alholva (fenogreco) sobre el oído. Si el dolor es agudo, mantendremos las cataplasmas con vendas mullidas. En ningún caso se debe intervenir directamente en el conducto auditivo, ni realizar lavados de oído sin consultar previamente la opinión autorizada de un especialista.

Para ciertas recaídas frecuentes en infecciones de nariz, garganta y oídos, se recomienda un tratamiento preventivo con inmuno-estimulantes elaborados a partir de una serie de gérmenes. Su función es activar el sistema inmunitario, a través de un efecto «vacuna» (se pretende la producción de anticuerpos específicos contra los gérmenes).

Estos productos se administran generalmente durante el otoño, en forma de cápsulas, comprimidos o granulados, concebidos especialmente para niños; son mucho más eficaces que las gamma-globulinas y fueron muy utilizadas hace algún tiempo. Es comprensible: aunque actúan de una forma inmediata, su protección no va más allá de una veintena escasa de días. Esta seroterapia se llama «pasiva», ya que no interviene en la formación de anticuerpos en el organismo receptor.

Otras alternativas

La gematerapia (gema-yema) consiste en el uso de yemas o brotes de diferentes plantas. Para combatir la rinitis crónica se emplean tradicionalmente maceraciones glicerinadas de yemas de grosella negra y de escaramujo, en forma de gotas. No hay que olvidar los masajes con aceite, especialmente en la zona periauricular. También favorecen la fluidificación y evacuación de la mucosidad demasiado espesa.

Cambiar los hábitos alimentarios puede tener efectos importantes. Una dieta vegetariana con predominio de alimentos crudos y frescos, la supresión temporal de los alimentos ricos en proteína animal (pueden sustituirse por frutos secos) o una reducción en el consumo de azúcar, son hábitos alimentarios sencillos, pero con un efecto notable sobre el organismo. Vale la pena un pequeño esfuerzo.

La inflamación que origina la otitis serosa puede provocar disminuciones auditivas. Generalmente, el niño recupera su capacidad de audición con la llegada del buen tiempo. En casos más graves se necesita comprobar la capacidad de vibración del tímpano y hacer un audiograma. Según la edad y el caso. puede recurrirse. en última instancia, a la aplicación de un drenaje, pero sólo cuando el niño padece más de tres o cuatro otitis al año.

El pabellón auditivo capta las ondas sonoras, que pasan a través del conducto auditivo y golpean el tambor (en el centro, en blanco). Tres huesos diminutos (martillo, yunque y estribo) transmiten las vibraciones hacia estructuras que contienen líquido auditivo (en el centro, a la derecha). Tres espirales de los canales detectan el equilibrio y la orientación del cuerpo, mientras diminutas células vellosas sienten las vibraciones del fluido en el caracol (azul) y activan los nervios (amarillo) que conectan con la mente.

De este modo, el sentido auditivo es el resultado de la conducción de las ondas sonoras a través del aire, el hueso y los fluidos del oído.

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