Si acostumbramos a los más pequeños de la casa a tomar plantas medicinales y otros remedios naturales podrán restablecer la salud sin complicaciones para el organismo y evitar los fármacos al máximo.
Textos: Jaume Rosselló y Blanca Herp.
Bastante fiebre. Un caso real
Este caso lo hemos vivido en casa hace poco. El pasado miércoles de noviembre, mi hijo de trece años –al que le gusta andar en camiseta de manga corta aunque haga frío– volvió a casa destemplado; se sentía bastante mal y se fue a la cama. La fiebre llegó enseguida: se puso a 38,3 ºC.
Le apliqué una envoltura fría de tronco (hidroterapia), le di un zumo recién hecho de manzana y zanahoria y dejé que durmiera un poco. Por la noche, a las 22 horas, estaba a 39,7 ºC. Conociendo su salud, le cambié la envoltura por otra, recién pasada por agua fresca, y de nuevo le dejé durmiendo más. La fiebre fue bajando poco a poco. Al día siguiente, a las 6 de la mañana no tenía ni rastro de fiebre.
Por precaución, se quedó en casa e hizo dieta durante todo la jornada. Un día después el apetito había vuelto y fue a clase con normalidad. Parecía un poco más alto, como si hubiera crecido un poco. Y su cuerpo, libre de fármacos.
La reflexión: ¿cómo podemos los padres hacer frente a los «protocolos» oficiales y los consejos convencionales que, basados en una ciencia pobre y sintomática, nos amenazan con toda clase de desgracias si en casos así no les damos antitérmicos o cualquier otro producto farmacéutico?
Si se trata de niños más pequeños
Cada vez hay más padres que comprueban que los niños responden muy bien a las terapias naturales, en general poco o nada agresivas. Disponemos de grandes recursos en la dieta y en la homeopatía, osteopatía, hidroterapia, fitoterapia y aromaterapia (¡y no solo en ésas terapias!).
Con ellas podemos tratar muchos de los problemas de salud más comunes. Son tratamientos que permiten sustituir –y, en algún caso, reforzar– la medicación que haya establecido el pediatra convencional. Por suerte, cada vez encontramos más médicos que recomiendan a menudo tratamientos con terapias naturales.
El metabolismo de los niños pequeños difiere del de una persona adulta, y a menos edad, más diferencia. No olvidemos que hasta los 6-8 meses de vida, determinados mecanismos orgánicos, como la capacidad desintoxicadora del hígado y los riñones, el sistema digestivo y el respiratorio o incluso el sistema inmunitario no están plenamente desarrollados. Por esto es importante a la hora de establecer un tratamiento, tanto si es convencional como si es a base de elementos naturales, tener en cuenta cómo reacciona su organismo, cómo absorbe los diferentes principios activos y cuánto tiempo se precisa para eliminarlos, por ejemplo a través de la orina.
Una buena alternativa
Los principales fármacos que se dan a los niños son antitusivos, antipiréticos, antihistamínicos y tranquilizantes. Pero en todos estos casos, la fitoterapia ofrece alternativas igualmente eficaces y mucho menos agresivas. Resfriados, gripe, alergias, dolor de barriga, diarreas, intolerancias alimentarias, lombrices, gastroenteritis, gases, hiperactividad o insomnio son algunos de los muchos ejemplos de trastornos que pueden tratarse con plantas.
Podemos informar igualmente a nuestro médico de confianza convencional, teniendo a mano la ayuda de un buen médico o terapeuta naturista. En caso de según que trastornos, como el de los niños que presenten alergias o asma, hay que tener un cuidado especial y seguir sus consejos.
En este artículo simplemente recordaremos la utilidad de algunas plantas medicinales conocidísimas y de eficacia comprobada, sabiendo que podemos disponer de cientos de ellas, con propiedades de enorme utilidad. Las plantas que hemos elegido esta vez carecen de riesgo alguno y en las dosis correctas pueden administrarse sin problemas.
Manzanilla, buenas digestiones
La manzanilla (Matricaria chamomilla) es un recurso fácil muy del agrado de los pequeños por su sabor más o menos suave. Puede ser administrada sin problemas si no se exceden las dosis.
Eficaz para: se destina a aliviar el dolor de barriga, que provoca llanto. y a combatir diarreas, espasmos gastrointestinales y otros trastornos frecuentes como las náuseas, los vómitos, los gases y la falta de apetito. Es también una planta sedante, eficaz para calmar la excitación nerviosa o el insomnio.
Cómo tomarla: para la diarrea, en infusión de manzanilla sola o asociada al llantén mayor y la agrimonia; para los gases, con anís y alcaravea; o bien con melisa y amapola para el insomnio.
Cantidades: para niños de 2-3 años de edad, una cucharadita de café de flores secas por vasito de agua. Para los mayores, una cucharada de postre. Endulzar con miel de azahar. Daremos 2 o 3 tacitas al día, según la intensidad de la diarrea, los gases o el estado de inquietud. En caso de diarrea, es igualmente eficaz el jugo de zanahoria y el agua de arroz.
Malva: una amiga de la piel y las mucosas
La malva (Malva silvestris), la popular planta de flores liláceas que crece en los márgenes de los caminos, es muy rica en mucílagos, lo que hace de ella un remedio excelente para la protección de las mucosas y la restauración de la piel.
Eficaz para: se indica para aliviar la dermatitis del pañal, pero también en otras afecciones cutáneas, como eccemas, granos, quemaduras superficiales y hongos. La exposición prolongada de la zona genital del bebé a pañales húmedos o sucios hace que se irrite al debilitarse la barrera protectora de la piel. Esto provoca gran malestar al niño, sobre todo cuando aparecen esas características manchitas blancas, que son un indicio de hongos, difíciles de eliminar. Protege asimismo las mucosas del aparato respiratorio, suaviza la garganta y combate la tos. Se puede destinar por tanto a tratar resfriados y gripe con tos, faringitis y laringitis. No es menos eficaz para tratar los orzuelos y los párpados inflamados.
Cómo tomarla: La infusión simple de malva o agua de malva se ha demostrado eficaz como calmante. Se puede agregar tomillo si se detecta la presencia de hongos. Para las afecciones respiratorias, es muy aconsejable la infusión simple de malva o asociada a la violeta y a la amapola.
Cantidades: Para las friegas, en curso de dermatitis, 20 g de malva por litro de agua. Infundir 10 minutos y colar. Se aplica en masaje suave de la zona irritada o en un baño de asiento. Una alternativa es una pomada que contenga malva y caléndula.
Para la tos y la irritación de garganta, una cucharadita de postre de la planta o mezcla de plantas por vaso de agua. Infusión de 10 minutos, dejar que repose y añadirle una pizca de miel de tomillo. Dos tacitas al día.
Saúco, un bálsamo para la fiebre
Las flores de saúco (Sambucus nigra) son un recurso útil para combatir las décimas de fiebre, por su poder diaforético.
Eficaz para: gripe, elevaciones inesperadas de la fiebre, resfriados y bronquitis, bien con la planta sola o en combinaciones equilibradas. Es también un alivio en caso a infecciones víricas agudas, como la varicela, o para favorecer la diuresis. También es útil para la enuresis (orina no controlada noctura); consiste en que la tomen durante el día para aumentar la micción y aprender a controlar los músculos de la vejiga. Por la noche, se sustituirá por hinojo.
Cómo tomarla: En infusión, asociada si se quiere con violeta y tomillo, para las afecciones respiratorias o bien el jarabe de saúco. Y la infusión sola o combinada con llantén mayor para tratar la enuresis.
Cantidad: Una cucharadita de café o de postre (según la edad) por tacita de agua, infundir 10 minutos y colar. Se darán dos tazas al día, la última una hora antes de que se acueste. También funcionan bien, en caso de enuresis y problemas para ir al baño, las bayas de arándano rojo americano (se tomarán solas, o con yogur).
Melisa, un eficaz tranquilizante
La melisa (Melissa officinalis) tiene un efecto sedante suave, calma los nervios y reduce la hiperactividad. Puede administrarse en caso de insomnio, y es útil para combatir los gases y los espasmos gastrointestinales. El jugo de la planta fresca se ha empleado de forma tradicional para aliviar picaduras.
Eficaz para: inducir el sueño y relajar a los pequeños en general. Un bebé de seis meses necesita unas 14 horas de sueño. A los tres años no necesitará más de las 12 horas, a los cuatro años, 11 y a los doce, no más de 9 horas. La dificultad para dormir puede responder a muchas causas. Junto a consejos de tipo nutricional, la administración de esta planta medicinal puede ser una buena ayuda.
Cómo tomarla: en infusión simple o combinada con manzanilla y anís verde. Una cucharadita de postre de la planta troceada por medio vaso de agua.
Cantidad: se dan 2 o 3 tacitas al día, la última una media hora antes de acostarlo.
Bardana, cicatrizante y dermoprotectora
La bardana (Arctium lappa) es uno de los mejores remedios para tratar las impurezas de la piel. Es cicatrizante, desinflamatoria y dermoprotectora.
Eficaz para: se indica para favorecer la eliminación de granos, eccemas, forúnculos, para el acné y las dermatomicosis. Los niños son especialmente propensos a padecer abscesos (acumulaciones de pus con inflamación) y eccemas, y por su naturaleza movida e inquieta están más expuestos a recibir golpes, rasguños y moratones, que a menudo se hacen visibles en piernas y brazos.
Cómo tomarla: en forma de masajes faciales o en compresas empapadas con la infusión. Y por vía oral, generalmente asociada a otras plantas como la violeta, la onagra y la manzanilla. Para los abscesos en la boca, se aplicará tintura de bardana y equinácea, disuelta en agua, en enjuague. Una alternativa es la crema de caléndula y bardana.
Cantidad: para la infusión, una cucharadita de postre por taza de agua. Añadir una pizca de miel, colar y tomar un par de tacitas al día.
Amapola, de suaves de efectos hipnóticos
Los pétalos de la amapola (Papaver rhoeas), de un rojo encendido, contienen alcaloides, de los que se deriva su acción ligeramente sedante, y también mucílagos en abundancia, lo que les confiere un claro efecto demulcente y suavizante sobre las mucosas respiratorias.
Eficaz para: es un excelente remedio para combatir la irritación de garganta y calmar la tos, sobre todo cuando es persistente e irritativa. Administrada en pocas cantidades, calma los nervios y berrinches, e induce el sueño.
Cómo tomarla: como fórmula para la tos, la amapola sola o asociada a tomillo, violeta, malvavisco y llantén. Para estados de nerviosismo, amapola con manzanilla y anís verde.
Cantidad: una cucharadita de café por vasito de agua. Tomar dos tacitas diarias, en caso de mucha inquietud, la última media hora antes de acostarlos.