Son bien conocidas las propiedades del fruto del naranjo, tanto que suele olvidarse que sus hojas, flores e incluso la piel de la naranja, pueden sernos igualmente útiles para la salud.
LAS HOJAS
Es preferible recogerlas directamente del árbol, es decir, más bien tiernas. Su infusión (20 g por litro de agua) tiene propiedades sedativas (contra el nerviosismo), espasmódicas (dolores cólicos) y antigastrálgicas (dolores de estómago), gracias a su acción sobre el sistema nervioso simpático. Han sido prescritas con bastante éxito en casos de epilepsia leve (un puñado de hojas por medio litro de agua; se hierven hasta reducir su volumen a la mitad y se beben por la mañana en ayunas). Son también sudoríficas. El médico renacentista Pietro Maiole decía que su infusión «hace sudar de tal modo al paciente que éste expuIsa por la piel sus malos numores».
Para calmar los nervios, las palpitaciones y combatir el insomnio, se pueden tomar 2 o 3 tazas al día (una al acostarse) de infusión: 3 ó 4 hojas por una taza (100 cc) de agua hirviendo. Se deja diez minutos en infusión; puede añadirse una cucharadita de flores de naranjo.
FLORES
Sobre el agua de azahar, modo de preparación y utilidad, no nos ocuparemos aquí, ver el número 45 de la revista. Sus virtudes medicinales tienen igualmente aplicación en problemas de tipo nervioso. Nuestras abuelas sabían hacer buen uso del agua de azahar (generalmente con un poco de agua azucarada) para calmar angustias, facilitar las digestiones y ayudar a la conciliación del sueño sin necesidad de somníferos más o menos tóxicos.
Puede prepararse un jarabe de flores de azahar que, a dosis de 10 a 45 g. por día, es útil contra dolores de cabeza, favorece un buen funcionamiento del estómago y es ligeramente sudorífico. Se consigue disolviendo en frío 625 g de miel (si fuera azúcar serían 950 g) en 500 g de agua de azahar que luego se filtra.
CORTEZAS DE NARANJA
Vertiendo agua caliente sobre la sola parte amarilla (separada del resto de la corteza mientras estaba fresca), se obtiene una bebida reconfortante y perfumada, que se endulza a voluntad.
Pueden prepararse cortezas de naranjas (y limones), enfilándose sobre un cordel y secándose al horno o al sol. Se corta después a pequeños trozos que se conservan en un bote metálico. Nos servirán luego para quemar y sanear el ambiente, aromatizar pasteles y compotas y, sobre todo, como medicamento.
INDICACIONES PRINCIPALES
- Como tónico durante la convalecencia de la gripe, se prepara una infusión con 15 g de laurel común y 40 g de corteza de naranja seca.
- Como digestivo: una cucharadita de cortezas secas por una taza de agua hirviendo. Se deja en infusión 15 minutos.
- Contra el estreñimiento: se hierve la piel de una naranja fresca durante media hora en agua; se tira luego el agua y se hierve otra vez durante 20 minutos en nueva agua (que puede endulzarse ligeramente). Después se deja la corteza sobre una servilleta o pedazo de tela y se come a la mañana siguiente en ayunas. (Se trata de un proceso a la vez mecánico y colagogo.)
La «cura de naranjas»
Rico en sales minerales vitalizadas, el jugo de naranja es una auténtica maravilla para el organismo, como podéis ver en el número 29. Recordaremos esta vez que hace soluble el ácido úrico de las personas artríticas, gotosas y reumáticas, facilitando su eliminación. Por ello, la mejor medicación alcalina, comparable a las curas de balneario, es desayunar naranjas. Esta es la base de la…
Cura de naranjas. Se empieza por comer tres o cuatro naranjas diarias, preferentemente en ayunas. Se observa si hay algún tipo de intolerancia digestiva. En caso contrario, se va aumentando hasta una docena diaria (o su zumo), pudiendo repartirse entre el desayuno, la merienda o tomadas como postre.
También se recomienda la naranja en la litiasis renal (cólico nefrítico), por su acción diurética y alcalinizante de la orina, cuyo ácido se disuelve sin precipitarse en los cristales que luego pueden producir los tan molestos cálculos o piedras.
Dentro de este mismo tipo de enfermedades metabólicas, pueden incluirse los diabéticos, que como ya se ha mencionado anteriormente, encontrarán en la naranja una buena ayuda.
La naranja y la vejez. Se dice que «tenemos la edad de nuestras arterias» (extensible al resto de los vasos sanguíneos). Es normal que al llegar a la vejez, sobre todo después de una vida no demasiado próxima a la higiene natural, las arterias se endurezcan, se calcifiquen y se hagan quebradizas. Es la arteriosclerosis, que hace envejecer a muchas personas prematuramente. Es en esta época, en la que hay muchas sustancias tóxicas acumuladas y menguada capacidad vital para eliminarlas, cuando debemos seguir una dieta lo menos tóxica y lo más biológica posible, en la que deberían incluirse las naranjas (dos o tres diarias), pues alcalinizan la sangre, la hacen más fluida y la depuran de venenos.
TRUCOS DOMÉSTICOS
- Para devolver el brillo al cuero (zapatos, bolsos, etc.), lo frotaremos con una piel de naranja y un trapo suave.
- Para ahuyentar las polillas es útil colgar en los armarios una naranja atravesada con varios clavos de especia.
LA PIEL DE LAS NARANJAS
Al hacer uso de la corteza es importante utilizar naranjas biológicas, es decir, no tratadas con plaguicidas (libres de ceras y del nocivo difenil). Lo mejor es, pues, elegirlas procedentes de la agricultura ecológica. Además de las naranjas imperiales, para usos medicinales pueden utilizarse igualmente el naranjo agrio o amargo, tan común en huertos y jardines.