«La arquitectura del sistema nervioso produce pensamientos,
pero qué hacer con ellos lo decides tú.»
Entrevista a Andrés Martín Asuero
por Francesc Miralles
transcripción: Isabel del Río
Tras una carrera profesional de gran éxito dentro del mundo empresarial, tal como cuenta en el prólogo de Con rumbo propio (Plataforma) Andrés Martín Asuero decidió dar un giro a su vida y terminó por descubrir los beneficios —probados científicamente— del Mindfulness para combatir el estrés.
Tras formarse en Estados Unidos introdujo el programa de Mindfulness MBSR en España, haciendo su doctorado en Psicología en el proceso.
Ganador del premio reide a la Investigación por la Fundación Kovacs, es co-fundador del instituto Esmindfulness y Presidente de la Asociación Nacional de Instructores de MBSR, así como docente, consultor e investigador en el campo del Mindfulness y la reducción de estrés. Hasta la fecha ha publicado tres libros.
Nos recibe en su instituto con una taza de té y una sonrisa serena y acogedora.
Empezaste tu rumbo laboral trabajando como biólogo, ¿qué te atraía de este campo?
La naturaleza ha sido siempre para mí la mayor fuente de inspiración. Donde he vivido más intensamente ha sido en contacto con la naturaleza, y la vida salvaje me ha atraído desde niño. Tenía unos prismáticos y me encantaba observar la vida en el bosque, que siempre me ha dado una sensación de paz espiritual.
Como mi padre se dedicaba a la pesca, me introdujo en la acuicultura y, dado que era una actividad nueva, me enfoqué a ese ámbito industrial.
Como amante de los animales, ¿qué te parecen las granjas de peces, de aves, de ganado…?
En eso he ido cambiando. En un principio, la acuicultura era una actividad que se hacía relativamente en consonancia con el medio ambiente. Lo que ocurrió es que se fue industrializando, aumentando la densidad de animales, y eso generó un mayor impacto medioambiental. Y ahí es donde me di cuenta de que eso ya no mantenía la dignidad de los animales. Yo no quería participar en esa industria, así que me desmotivé y acabé saliendo.
Como experto en estrés humano, también eres consciente del estrés animal que se genera cuando viven en un espacio tan pequeño.
Correcto. Lo que ocurre es que los peces no sufren el mismo estrés que nosotros, porque los peces de mar, por ejemplo, al estar juntos se sienten protegidos, que es el efecto del cardumen. Estar nadando con otros es una gran protección ante los depredadores. Es decir, para un pez de mar lo estresante es estar solo, porque puede aparecer un depredador en cualquier momento. En cambio, las truchas están más acostumbradas a estar solas y sí tienen más ese estrés de estar agrupada.
Tal como cuentas en tu primer libro, tras dejar tu trabajo empezaste a buscar respuestas. Viajaste a la India… ¿qué crees que tiene ese país para que sea una bisagra para tanta gente que cambia de vida?
En realidad, mi cambio de vida ya estaba hecho cuando fui a la India. Yo no viajé en busca de inspiración, sino que fui a hacer un retiro de Vipassana con S.N. Goenka, tenía su ashram cerca de Mumbai. Yo ya había hecho tres o cuatro retiros Vipassana en España, justamente con su organización, pero él dio allí uno en persona especial para ejecutivos y directivos, y a mí me aceptaron.
Goenka fue quien trajo el Vipassana a occidente. Sigue el Vipassana estricto de Birmania y como era un empresario antes de maestro de meditación, vio que había una necesidad de llevar la meditación a los laicos, y lo reformuló de forma muy práctica en un formato que se podía replicar en todo el mundo.
Cuentas que, en la India, tras contraer una enfermedad, te sentiste cercano a morir de tan debilitado como estabas.
Lo que me ocurrió en la India es que enfermé en la piel con inflamación y grandes picores, además me sentía muy solo porque estaba en un retiro en silencio y no conocía a nadie. Yo era uno más entre la mucha gente que había allí y el médico del lugar no sabía lo que me pasaba porque me daban medicinas y no funcionaba ninguna, creía que simplemente me faltaba alergia.
Una noche, casi al final del retiro, se me apareció en la mente la causa de la enfermedad, fue una de esas veces donde he tenido una intuición o insight, profundo. Yo estaba en la cama meditando con el ventilador encendido, para soportar mejor el malestar que me producía la enfermedad, y se me apareció como en un sueño un libro de mi carrera universitaria abierto con el ciclo biológico de la sarna, que era lo que me estaba pasando. Es decir, mi inconsciente sabía lo que ocurría, pero no tenía una forma de comunicarse con mi consciente. Y esa imagen fue el “ahora ya sé lo que pasa”. A la mañana siguiente fui al médico del ashram y le dije que tenía sarna y que dejara de darme lo que me estaba dando, y así supo cómo tratarme.
Al regresar de la India, empezaste a buscar nuevas opciones de vida…
Sí, sabía todo lo que no quería hacer profesionalmente, pero no lo que quería hacer, por eso me tomé un año sabático. En ese momento yo tenía dos hijos adolescentes y vi que, con la indemnización que me habían dado al dejar mi trabajo, podía cubrir sus necesidades hasta su universidad, así que me dije que era libre para reinventarme profesionalmente, y así me pude arriesgar.
Bajé mis gastos al mínimo para que el paro fuera suficiente y me dediqué a hacer trabajo social, acompañando enfermos terminales; porque mi primer proyecto era crear un lugar donde la gente pudiera morir con dignidad.
Hacía deporte para mantenerme en forma y no agobiarme mucho. También preguntaba a las personas inspiradoras que conocía: “si tú tuvieras que empezar de cero, ¿qué harías?”.
Y de todas las opciones, te decantaste por el Mindfulness. ¿Cómo sucedió?
En aquella época yo vivía en Mallorca y organizaron unas conferencias sobre Budismo y Occiente. Allí conocí a una profesora de la universidad que era la organizadora, le dije cuál era mi trayectoria y que me gustaría empezar algo nuevo que tuviera que ver con el budismo. Ella me dijo que fuera con Jon Kabat-Zinn a aprender Mindfulness.
Fui a estudiar a su clínica, cerca de Boston, y pasé allí un verano como interno-residente. A mi regreso, impartí el primer curso a mis colegas de cuidados paliativos en el hospital donde yo trabajaba de voluntario, y en ese curso vi que podía replicar los resultados de Mindfulness que tenían en Estados Unidos y ya supe a qué quería dedicarme.
¿Cuándo conociste a Kabat-Zinn?
Fue después de la formación, en el segundo curso que hice en Boston tras realizar mis prácticas en España. Con Kabat-Zinn he estado en ocho o diez ocasiones, en distintos cursos, incluyendo dos retiros que realicé también con él y lo más bonito es que vino a nuestro instituto hace un año y meditamos juntos con el equipo.
¿Cómo le describirías como persona?
Jon Kabat-Zinn es muy inteligente y viene de una familia de judíos muy orientados a la ciencia; su padre era investigador y dirigió un laboratorio hasta los noventa años. Yo le describiría como un hombre apasionado y trabajador, con una mente muy lúcida, porque supo desde un principio colocar Mindfulness como una intervención que tuviera futuro en la ciencia. Él lo estableció como medicina Mente-Cuerpo, participativa y complementaria, lo que resulto muy innovador. Definió un procedimiento y presentó unos resultados que atrajeron a practicantes de meditación con orientación científica, como es mi caso, y a profesionales de la salud interesados en meditación.
Se dice que la palabra Mindfulness sirve para presentar al mundo occidental los beneficios de la meditación con un envoltorio laico y desprovisto de misticismo. ¿Tú estás de acuerdo con esta idea?
Sí. De hecho, lo que yo aprendí en Estados Unidos durante mi primer viaje no fue tanto la técnica de meditación, que yo ya conocía bien porque había hecho muchos retiros, sino cómo explicar los beneficios de la meditación en la sociedad sin generar rechazo, usando la ciencia como aval. Y no sólo cómo explicarlo, sino cómo hacer que lo practiquen, psicólogos o psiquiatras, para cultivar una mente sana. En esto Kabat-Zinn fue muy inteligente en apostar por el Mindfulness como una forma de divulgar la meditación budista en Occidente, algo que también hacían otros maestros de meditación, como Thích Nhát Hạnh.
Vayamos con él. ¿Cuál fue el papel de Thích Nhát Hạnh en esta escuela?
Es interesante recordar que el primer libro de Kabat-Zinn, Vivir las crisis con plenitud (Kairos), lo prologaba él. Para mí Thích Nhát Hanh he hecho un gran esfuerzo en promover el mindfulness en la práctica contemplativa y en el budismo. Ha escrito muchos libros sobre este tema y ha explicado cómo el Mindfulness es el corazón de las enseñanzas de Buda, conectando el Mindfulness con su origen.
La gran aportación de Kabat-Zinn fue pensar que si Mindfulness es el corazón de las enseñanzas de Buda y las enseñanzas de Buda son para aliviar el sufrimiento, debemos llevarlo a un hospital, que es donde la gente sufre, para ver cómo este entrenamiento resuelve el sufrimiento de los pacientes.
¿Has podido conocer a Thích Nhát Hạnh?
He tenido la suerte de participar en dos retiros con él en el Plum Village. Y cuando vino a Barcelona, desde el Instituto Esmindfulness fuimos el principal patrocinador de su viaje. Sin duda tiene una presencia espiritual poderosa. Sólo con la forma en que mira, transmite amor.
Para la creación de tu Instituto Esmindfulness. ¿Cuáles fueron las dificultades al principio?
Es el problema de ser pionero, cuando yo empecé con Mindfulness no había ningún profesional en España que viviera de esto. La primera dificultad que tuve fue un cierto conflicto con los psicólogos. Al principio me veían como una especie de intruso, una vez me acusaron de estar “mezclando paradigmas”; aunque todavía no sé dónde estaba el delito en ello.
Sufrí varios ataques del colegio de psicólogos de Baleares, cuando vivía allí, aunque por aquel entonces yo estaba matriculado en la facultad de psicología, como estudiante de doctorado y me había formado en EEUU, por tanto, no era ningún intruso.
Otro de los inconvenientes era que Mindfulness no se conocía bien y no se comprendía, por lo tanto, hacía falta explicar mucho para animar a una persona a que se apuntara para hacer un curso.
Mis primeros cursos no eran abiertos al público en general, sino para instituciones de la salud. Como yo venía de un centro médico en una institución americana, me resultaba fácil vender estos cursos para enfermeras y personal sanitario.
Y así empezaste, hasta que viste que la sociedad estaba preparada…
Con la aportación de la neurociencia y las evidencias científicas Mindfulness fue popularizándose. En 2008 me vine a vivir a Barcelona y ofrecí mis servicios al Institut Gestalt donde estuvimos unos siete años trabajando juntos, en asociación, hasta que mi socia Sylvia Comas y yo vimos en 2014 la necesidad de montar un centro propio dedicado exclusivamente al Mindfulness.
Cuando salió tu primer libro, Con rumbo propio, ¿en qué fase estaba el Instituto?
En aquella época yo vivía en Baleares y todavía no había terminado el doctorado. La historia es la siguiente. El psicólogo Rafael Santandreu le pidió a Kabat-Zinn un artículo o entrevista para su revista MenteSana, y Kabat-Zinn le dijo que no, pero que le daría algo de material y que contactara conmigo aquí en España, porque entonces yo era el único profesional de Mindfulness. Santandreu contactó conmigo y me hizo una entrevista, y cuando Jordi Nadal lanzó su editorial, Plataforma, Rafael le dijo que estaría bien hacer algo sobre Mindfulness.
Cuando el editor me llamó para decirme que quería que escribiera un libro para ellos, yo le respondí que me gustaría antes entregar mi tesis doctoral, y él me preguntó: ¿Por qué en lugar de una tesis que lean quince personas no escribes un libro que lean mil quinientas?
Así que cuando acepté escribir el libro, me di cuenta de que había muchas personas a las que me gustaría dar las gracias, así que lo primero que redacté fue la página de agradecimientos y eso me hizo mucha ilusión. Luego escribí el guion del libro y firmamos un contrato de edición.
¿Te sorprendió la gran acogida del libro?
Sí, vamos por la veinte edición, con más de 20.000 ejemplares vendidos. Cuando yo lo escribí no pensaba que iba a tener tanto recorrido y eso es muy satisfactorio.
LA TRAMPA DEL ESTRÉS
«Cuando una persona está estresada o agobiada, de forma sutil pero no por ello despreciable, empieza a perder la capacidad de decidir por sí misma. La presión del entorno, laboral o familiar, nos produce estrés y ese estado mental nos conduce a un comportamiento determinado, distinto de como somos en un ambiente más relajado. Ese cambio de actitud ante la vida puede tener un claro efecto negativo en la salud y en las relaciones personales (…) El estrés hace que la vida se viva como una lucha por sobrevivir en vez del milagro que es. Este hechizo que produce el estrés afecta a la percepción de la realidad y despierta el miedo o la rabia. Estas emociones nos llevan a un tipo de comportamiento reactivo donde los sacrificios se van sucediendo, sin que se consiga cambiar significativamente el curso de los acontecimientos. A la larga el estrés hace que vivamos en tensión, con prisa para todo, sin poder disfrutar de muchos momentos bonitos de la vida. Pero ¿es este estado algo inevitable en los tiempos que corren o se puede vivir de otra forma?»
ANDRÉS MARTÍN ASUERO, CON RUMBO PROPIO (Ed. Plataforma)
Como pionero del Mundfulness en España, ¿te molesta la sobreproducción de libros sobre el tema, escritos por personas que a veces no son expertas en ello?
No me molesta. Por un lado me alegro, porque eso indica que hay interés. Por otro lado me sorprende que se puedan contar tantas cosas nuevas para dar pie a tanta producción de libros, pero al final, si los hacen es porque se venden y que se vendan es bueno. Yo leo unos diez o doce libros de Mindfulness al año, algunos que se publican en Estados Unidos y no llegan aquí.
Para quien no sepa nada sobre el tema, ¿en qué consiste el Mindfulness? ¿Cuál es el objetivo?
Yo veo la aplicación del Mindfulness en tres ámbitos. El primero es en el bienestar personal: si tú te prestas atención, te vas a cuidar más y vas a estar mejor. Prestar atención a lo que haces lleva a que hagas más cosas que te sientan bien y menos de las que te sientan mal. Y eso, al final, va a llevarte a un mayor bienestar, en la medida en que tú seas consciente y disciplinado. Hará que te escuches, te hagas caso y te tomes en serio. Dentro de este ámbito tendríamos los beneficios del curso de reducción de estrés MBSR, que es un clásico.
Otro ámbito tiene que ver con la eficacia personal, con la capacidad de concentrarte, de saber gestionar bien tu tiempo, de tomar buenas decisiones. Estas son habilidades de tipo profesional que tienen que ver con el ser y el saber estar. Este es un ámbito que atrae más a las escuelas de negocios y organizaciones, donde se va introduciendo el Mindfulness en programas de liderazgo y de habilidades personales que hacemos a medida. Estos beneficios están más enfocados al rendimiento laboral e intelectual.
Y el tercer ámbito tendría que ver con las relaciones interpersonales. La práctica de Mindfulness implica una mayor amabilidad, con uno mismo y eso se nota también con los demás, hemos medido que también baja la agresividad, se fomenta la empatía y la compasión, y esto es muy transformador en las personas.
Entonces, en el primer bloque, se sobreentiende que prestar atención al cuerpo y las acciones traerá paz, ¿o no siempre?
Los tres ámbitos están un poco solapados. Lo que sabemos ahora es que puedes diseñar un programa de entrenamiento que te lleve más hacia un lado u otro. Por ejemplo, el último trabajo de Tania Singer[1] y su equipo explica las diferencias entre entrenamientos basados en Mindfulness orientados hacia la Atención o en Mindfulness orientados a la Empatía y la Conexión.
Hay varios equipos de investigación estudiando cómo entrenar la mente en distintas dimensiones como son: la atención, la resiliencia, el talante y la amabilidad, que forman parte de circuitos neuroplásticos y se pueden entrenar. Además, estos circuitos neuroplásticos tienen que ver con la felicidad de las personas, con lo cual la felicidad sería un resultado del entrenamiento de la mente.
Viendo un tópico en torno a la meditación, ¿la clave del bienestar es aprender a no pensar? ¿O eso es simplificar demasiado?
Más que no pensar, lo importante es no tomarse demasiado en serio los pensamientos. Entender que la arquitectura del sistema nervioso va a producir pensamientos, pero qué hacer con ese pensamiento lo decides tú.
¿Es posible pensar sin juzgar? Es decir, que ante cualquier cosa que pase tú no tengas opinión.
Sí. Por ejemplo, tomando conciencia del estado de ánimo, o con entrenamiento, Nuestra tendencia a juzgar cambia después de andar por la naturaleza, ir al cine o a un museo. En mi caso, el domingo pasado yo estaba viendo el museo de arte abstracto en Cuenca de las Casas Colgadas, en la Fundación Joan March y noté como al salir del museo mi estado de ánimo era más abierto, interesado y tranquilo. Imagínate que tienes que tener una conversación con tu pareja sobre un tema espinoso, y lo puedes tener antes o después de ir a un buen museo, o de dar un buen paseo por la naturaleza. Si lo haces en ese momento probablemente estés mucho más abierto, tolerante y menos reactivo en esa conversación difícil. Esto mismo es lo que se entrena en Mindfulness: cómo tener la mente abierta, compasiva y lúcida, sin necesidad del museo o el bosque.
Por lo tanto, la paz con los demás se promueve dentro de uno mismo, por ejemplo, al tomar contacto con el arte o la naturaleza…
Exacto. Si yo estoy tranquilo y en paz conmigo mismo, acepto mejor unas ideas que me resulten incómodas. Pero si yo estoy incómodo porque he tenido un día complicado, la incomodidad de tus ideas se añade a mi incomodidad, y entonces voy a ser más beligerante, voy a discutir más, te voy a cortar, voy a intentar ganarte, etc.
Entonces, esto que nos pasa de forma natural, lo vamos a entrenar. ¿Cómo lo vamos a hacer? Tú contigo mismo, de forma que tú no te enzarces en tus propias ideas, no te ensimismes, no quieras tener razón, no quieras controlarlo todo, no quieras cambiar el pasado… Acepta un poco lo que hay, respira con ello. Acepta que hay cosas que pasan, que hay causas, condiciones, circunstancias que si tú lo hubieras sabido habrías evitado, pero no lo sabías y al fin y al cabo se trata de ver qué haces con esto ahora.
Y para eso ayuda mucho la meditación
Todo este trabajo interior sirve para acelerar esa curva de sabiduría que se produce en el ser humano de forma natural. Con la meditación puedes lograr la sabiduría de los cincuenta con cuarenta años, o la de sesenta con cincuenta. Y eso no es todo, también ganas en amabilidad, en resiliencia, que es la capacidad de tolerar la adversidad, en buen talante y en atención. Podemos decir que la meditación te ayuda a hacerte amigo de ti mismo y a entender la vida como es al familiarizarte con el funcionamiento de tu mente, y te ayuda a ser más feliz.
[1] Specific reduction in cortisol stress reactivity after social but not attention-based mental training. Veronika Engert1, Bethany E. Kok1, Ioannis Papassotiriou2, George P. Chrousos3 and Tania Singer1,* Science Advances 04 Oct 2017:Vol. 3, no. 10, e1700495