Un estudio en una prestigiosa revista norteamericana revela los mecanismos que se activan cuando besamos a alguien, así como los beneficios que tiene este aparentemente simple acto.
Dar un beso a alguien, sea en la mejilla o en la boca, es una de las formas más comunes de demostrar cariño. ¿Pero qué pasa en nuestro cuerpo cuando lo hacemos y para que, a veces, sintamos la necesidad de hacerlo? Para responder a estas preguntas existe la filematología, la ciencia que estudia todo lo relacionado con los besos. Desde su origen hasta su evolución en las distintas culturas y reacciones que provoca.
«Es como una droga»
En el caso de los besos en boca, el simple contacto con los labios de otra persona puede llegar a involucrar a cinco de los 12 nervios craneales, tal y como explica la autora de La ciencia del beso, la bióloga y periodista científica Sheril Kirshenbaum. Cuando nos besamos, provocamos un rebote de los impulsos eléctricos entre el cerebro, los labios, la lengua y la piel, que da lugar a esa buena sensación.
«Un beso actúa como una droga, hace que echemos de menos a la otra persona gracias a un neurotransmisor llamado dopamina», indica la experta en un artículo para la CNN. Así, la dopamina interviene en las sensaciones de recompensa y nos hace sentir un intenso deseo, que puede provocar sensaciones de euforia. «Un beso puede hacer que nuestros vasos sanguíneos se dilaten, nuestro pulso se acelere y las mejillas se acaloren». Asimismo, las pupilas pueden agrandarse, «lo que probablemente es una de las razones por las que muchos cerramos los ojos cuando besamos».
Casi 200 músculos involucrados
En el acto de besarse hay involucrados 34 músculos faciales y 112 músculos posturales, según detalla una revisión sobre filematología publicada en la revista científica The American Journal of Medicine. Más datos interesantes que revela la editorial es que un beso puede consumir entre cinco y 26 calorías por minuto, y que los labios son entre 100 y 200 veces más sensibles que las gemas de los dedos.
Por eso se produce una reacción que eleva los niveles de endorfinas y dopamina del sistema nervioso central. «Estas alteraciones en el sistema nervioso central y los transmisores sistémicos dan como resultado aumentos en la presión arterial y la frecuencia cardíaca». Además, durante un beso se aumenta la producción de saliva, «lo que puede ayudar a prevenir la caries dental». El autor del trabajo es un tanto optimista, pero lo cierto es que cuando besamos a alguien «compartimos la saliva, que contiene hormonas sexuales».
Cortisol / Oxitocina
Por eso, sexualmente hablando, «la boca es tremendamente sensible a la testosterona». Es lo que incrementa la intensidad hacia un beso más apasionado. Al llegar a este beso, «se reduce el estrés, ya que disminuyen notablemente los niveles de cortisol».
En general, besarnos tiene numerosos beneficios tanto en el ámbito físico como en el nervioso, ya que nos ayuda a disminuir la presión arterial, a reducir el estrés y contribuye a la relajación. Esto se debe, principalmente, a que reduce los niveles de cortisol, la famosa hormona del estrés. Asimismo, aumentan los niveles de oxitocina.
El romántico beso esquimal
El beso esquimal, denomidado como «beso malayo» por Charles Darwin, se conoce tradicionalmente como un breve roce de narices. Es más considerado una señal de cariño tierno que de interés romántico. Sin embargo, a medida que los enamorados rozan sus narices sin besarse con los labios, otros sentidos se exacerban ante la excitación de la pasión. Darwin notó que durante un beso malayo, las personas respiraban el aroma de su amado. Incorporar esta noción en un beso lo llena de romance tierno.
El beso de los esquimales en realidad se daría a conocer a los europeos por la película Nanuk el esquimal (ver pág. 94). Es el primer documental sobre la vida y la vida de los pueblos del norte. Probablemente fue debido a esta adaptación de pantalla que todo el mundo aprendió sobre la existencia de una tradición tan inusual.
Argumentó que tal comportamiento se formó debido a las características climáticas de la región. El hecho es que en las latitudes polares con el beso habitual los residentes se congelan entre sí con sus labios. Además, su piel se vuelve fuertemente erosionada. De hecho, las personas que viven aquí, besan, como otras etnias.
Significado
De lo que estamos hablando es de un proceso completamente diferente. El beso esquimal, es un acto de saludo amistoso. Este comportamiento da la oportunidad de entrar en contacto con el área de la piel de una persona cercana, con ropa no disfrazada. De hecho, en condiciones de heladas severas, el resto del cuerpo se esconde bajo capas gruesas de piel y tela.
El beso esquimal es bueno para los occidentales porque nos permite revelar la sensualidad de nuestra propia naturaleza. Su práctica regular hace posible demostrar una intimidad y ubicación especiales a su persona amada durante el beso habitual. Además, un ligero toque en la mejilla parece una buena decisión para despedirte de tu pareja.
- Abraza a tu pareja con suavidad, sosteniéndola cerca pero sin abrazarla fuerte. Si no estás en una posición que te permita abrazarla por completo, acércala a ti o entrelaza tus dedos con los de tu pareja.
- Mira a tu pareja profundamente a los ojos, sonriendo a medida que sus ojos se encuentran.
- Toca su nariz y haz que roce con la tuya suavemente de lado a lado.
- Respira el aroma de tu pareja y disfruta el momento de unión sensorial.
- Suelta el abrazo pero continúa sosteniendo sus manos.