Las semillas de girasol

La planta

Contemplar los campos de girasoles y el intenso color amarillo con el que brillan en las soleadas tierras de secano, es uno de los bellos espectáculos con el que nos deleita la naturaleza. Sus enormes flores que pueden llegar a medir hasta 30 cm, giran todas ellas al unísono siguiendo la trayectoria del sol, inclinándose por la mañana hacia levante y por la tarde hacia poniente. Están formadas por cientos de diminutas florecillas esperando a ser polinizadas por los insectos y fecundadas, para formar en sus cerca de 1000 receptáculos semejantes a panales de abeja, las “pipas de girasol” conocidas por todos.

 

De América al mundo

El girasol, Helianthus annuus, (de Helios, sol, y anthos, flor), es una planta anual que puede alcanzar una altura de más de 2 metros. Es originaria de América del Norte y posteriormente se fue extendiendo hacia Centroamérica y Sudamérica, donde llegó a ser considerada una planta sagrada de la que se utilizaban sus semillas, hojas, pétalos y la parte tierna de los tallos, para usos alimentarios y terapéuticos.

Esta planta se introdujo en Europa en el siglo XVI a través de los colonizadores españoles y su cultivo se fue extendiendo progresivamente hacia los países orientales del continente, hasta llegar a Asia. En la actualidad se ha convertido en uno de los frutos oleaginosos más importantes del mundo.
Su cultivo se destina a varios usos: las flores se utilizan para la decoración ornamental, las semillas para la alimentación y el aceite que se obtiene de ellas se emplea para elaborar un sinfín de productos.

 

Fuente de ácidos grasos esenciales

De entre los nutrientes que contienen las semillas de girasol, cabe destacar el ácido linoleico de la familia de los omega 6, y algo de ácido linolénico omega 3, ácidos grasos esenciales conocidos por sus propiedades antiinflamatorias, además de ser necesarios para formar determinadas hormonas. Este tipo de grasas también ejercen un efecto beneficioso sobre el sistema cardiovascular. Por ello su consumo está indicado en el tratamiento dietético de afecciones tan diversas como la hipertensión, hiperlipidémias, diabetes y artritis.

Proteínas para veganos

Las semillas de girasol también son una buena fuente de proteínas vegetales. De hecho son ricas en aminoácidos esenciales, pues es uno de los alimentos vegetales que más contienen. El único aminoácido que les falta para ser una proteína completa es la lisina, por lo que las personas veganas lo deberán complementar con alimentos que lo contengan, como las legumbres.

 

Vitamina E y minerales

Las semillas de girasol aportan calcio y magnesio, lo que hace que sean un alimento a considerar en el embarazo, lactancia, artritis, osteoporosis, fibromialgia y en las dietas sin lácteos.
Igual que otras semillas y frutos secos, son un alimento muy rico en vitamina E, que actúa como antioxidante de las mismas grasas que contiene y del organismo. El aceite de girasol “eco”, de prensado en frío y sin refinar, es uno de los alimentos con mayor contenido en vitamina E, solo superado por el aceite de germen de trigo.

 

Recomendaciones para su consumo

Se pueden tomar solas, combinadas en un coctel de frutos secos y otras semillas, o añadir a las ensaladas, panes, salsas, barritas energéticas, mueslis y pasteles.
El tipo de grasa que contienen es muy sensible a la temperatura, por lo que se recomienda comerlas crudas o ligeramente tostadas y se desaconseja consumirlas fritas y saladas.

 

El aceite de girasol refinado

Existen diferentes calidades de este aceite, como pasa con otros alimentos. El refinado que se vende en supermercados se utiliza mucho como sustituto del aceite de oliva por ser más barato, pero como sucede también con el de oliva, en el proceso de refinamiento ha ido perdiendo buena parte de sus propiedades nutricionales, incluyendo a la vitamina E.
Este aceite, que se utiliza para elaborar galletas, bollería industrial y margarinas vegetales, es poco recomendable debido a la transformación que han sufrido las grasas que contiene.

 

En altas temperaturas

El aceite de girasol “eco”, sin refinar y prensado en frío es mucho más saludable, puesto que conserva todas sus cualidades dietéticas y organolépticas. Aun así hay que recordar que este aceite no resiste las altas temperaturas y se oxida fácilmente, por lo que se debe adquirir en envases pequeños de cristal oscuro, guardar en el frigorífico y consumir en crudo. Para freír, los mejores aceites son el de coco y el de oliva.

Valores nutricionales por 100 g de semillas de girasol

Energía 575 Kcal
Carbohidratos 20 g
Proteínas 27 g
Grasas 40 g, de las cuales:
Saturadas 5g
Monoinsaturadas 13 g
Poliinsaturadas 22 g
Agua 7 g
Fibra 2,7 g
Calcio 120 mg
Potasio 700 mg
Magnesio 390 mg
Hierro 6, 40 mg
Vitamina B3 9,10 mg
Vitamina B1 1,5 mg
Vitamina C 12,3 mg
Vitamina E 38 mg

Salir de la versión móvil