La rosa mosqueta

…y sus aplicaciones contra el envejecimiento

La rosa mosqueta de Chile (Rosa Aff Rubiginosa L.) es una planta muy conocida en su país… y cada vez más en todo el mundo. Los chilenos transforman el fruto de este arbusto en deliciosas mermeladas. Para los expertos en nutrición, es un fruto rico en vitamina C, en azúcar y en fibras. Pero hasta no hace muchos años prácticamente se desconocían las propiedades de las semillas que contiene.

Ácidos grasos beneficiosos

En la década de 1970, el doctor Carlos Amin, de Santiago de Chile, centró sus estudios en las aplicaciones que se obtienen tras la destilación de las semillas del fruto del rosal y que hoy sabemos que son extraordinarias. Amin descubrió rápidamente que las semillas contienen un aceite muy rico en ácidos grasos poliinsaturados (80%), con un equilibrio excepcional entre las dos familias de ácidos grasos poliinsaturados (40,5% de ácido linolénico y 39,5% de ácido alfalinolénico).

Estos ácidos grasos poliinsaturados son muy beneficiosos, pero nuestro organismo no los puede fabricar, así que es necesario aportarlos a través de la dieta alimentaria. Entre sus múltiples propiedades destaca la importancia en la regeneración celular.

 

Un cuerpo nuevo

Como se sabe, la vida media de una célula es de siete años. Pero este potencial fantástico de renovación presenta muchos límites. Una célula, o un grupo de células, pueden envejecer más deprisa como consecuencia de unas malas condiciones de vida, como una nutrición insuficiente que no aporte los «buenos» nutrientes o que los aporte en una pequeña cantidad. La célula, entonces, «funciona» mal, no podrá transformar satisfactoriamente la materia en energía.

Las células de la piel se comportan de la misma forma que las otras células del cuerpo: tienen necesidad de ser nutridas, de realizar intercambios con sus vecinas, de eliminar sus desperdicios, además de envejecer y morir siendo reemplazadas por otras.

Los fosfolípidos constituyen la parte esencial de la materia de la membrana de la célula. Se trata de ácidos grasos asociados al ácido fosfórico y a una base nitrogenada. Su papel primordial es el de mantener la integridad de la membrana celular para que todas sus funciones se cumplan armoniosamente. Normalmente, los fosfolípidos son sintetizados a partir de la vitamina F, agrupación de los ácidos grasos poliinsaturados esenciales, el ácido linolénico y el ácido alfalinolénico.

Sin arrugas

Cuando las células de la piel tienen carencia de fosfolípidos, no pueden mantener sus membranas. Entonces pueden volverse permeables y dejar escapar el agua de los líquidos intracelulares; los intercambios entre las células pasan a ser de calidad mediocre, los desechos no son eliminados…

Las arrugas o las estrías aparecen y profundizan si no se interviene rápidamente. Si se trata de cicatrices, es necesario la fabricación de nuevas células para la regeneración del tejido cutáneo, para esto los fosfolípidos han de estar presentes en cantidad importante. Así, si las arrugas son el resultado de una mala hidratación de las células de la piel, no es tanto por falta de agua, sino por el mal estado de las células que dejan huir sus líquidos. Aportar los elementos hidratantes no es más que un paliativo limitado en su interés.

 

Resultados positivos

En el hospital Van Buran de Valparaíso (Chile) los estudios más interesantes fueron hechos sobre cicatrices, recientes o no, de diversos orígenes.

La dermatóloga Fabiola Carvajal probó el aceite de rosa mosqueta sobre noventa pacientes con problemas de quemaduras, cortes, cicatrices quirúrgicas… Los tratamientos (aplicación y masaje sobre la cicatriz) se mantuvieron de uno a cuatro meses. Pasado este tiempo, sólo dos personas no presentaron cambios aparentes. En los otros pacientes, el 97%, el resultado fue positivo; su importancia varió en función de la duración del tratamiento, del número de aplicaciones diarias y del estado de la piel al comienzo de la experiencia.

 

Quemaduras

Una mujer de 35 años presentaba unas quemaduras, producidas cuando tenía 8 años, en la cara y en los brazos. Operada con cirugía plástica a los 18 años, todavía tenía cicatrices retráctiles en varias zonas. Después de cuatro meses de tratamiento, la piel recobró una coloración más normal y recuperó una textura más flexible.

La aplicación del aceite de rosa mosqueta o de crema a base de este aceite, fue igualmente probado sobre las arrugas precoces. Después de tres meses, los efectos fueron casi milagrosos: las arrugas parecían haber sido «engomadas», como si la foto hubiera sido retocada. La piel recupera su elasticidad natural, las ojeras profundas, negras, causadas por el «hundimiento» de las células cutáneas y una microcirculación deficiente, desaparecen. El resultado es un verdadero lifting natural.

Regeneración epidérmica

Todos los daños de la piel reaccionan de la misma manera al aceite de rosa mosqueta, pero los resultados son más o menos rápidos y evidentes según cada epidermis.

Las cremas que contienen el aceite de rosa mosqueta de Chile –o el mismo aceite–, han sido utilizados con éxito en la regeneración epidérmica, en la atenuación de cicatrices de diversa naturaleza (quemaduras, cortes…), contra las manchas producidas por la edad y el envejecimiento de la piel, para mantener la textura y el frescor de la piel, contra las pieles muy secas y arrugadas y contra las estrías. La única contraindicación es el acné en curso de evolución.

El fruto de la rosa mosqueta se recolecta de forma manual. La primera desecación se realiza al aire libre, después se somete a deshidratación en un horno a temperaturas que no alteran sus propiedades. Una vez deshidratada se extrae una semilla de donde se obtendrá el preciado aceite rico en ácidos grasos poliinsaturados.

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