La granada

Las granadas (Punica granatum) son, como decían los romanos, malum granatum, es decir, la manzana abundante en granos. Son el fruto de un árbol no muy grande –a veces un arbusto– cuyos troncos más antiguos aparecen retorcidos y resquebrajados. La flores son muy hermosas.

El árbol llega al Mediterráneo desde Persia, con la llegada de los árabes, y se conoce desde tiempo inmemorial. En Egipto se han encontrado textos que hablan del schedech-it, una bebida que se obtenía a partir de la pulpa de la granada, un tanto ácida y refrescante.

En Oriente las granadas son consideradas como símbolo del amor y de la fecundidad; en la Grecia antigua, el granado estaba consagrado a la diosa Afrodita, pues los griegos conocían sus propiedades, un tanto afrodisiacas, dietéticas y medicinales.

Texto: Blanca Herp y redacción.

Composición

En los últimos años se ha confirmado su extraordinario contenido en antioxidantes, especialmente antocianinas. Son muy ricas en polifenoles y es interesante su contenido en ácido fólico y potasio.

Los expertos afirman que «en la punicalagina se unen los ácidos elágico y gálico con una molécula de glucosa. La granada se compone de dos grandes compuestos fenólicos. Es un alimento rico en manganeso, fundamental para la formación de fermentos en el organismo humano. Es rica en vitamina B2 (riboflavina). Las granadas son una fuente excelente de vitamina C (aporta el 10% de la cantidad diaria recomendada).

Contenido en 100 gramos

– Hidratos de carbono            6 g
– Proteinas                                2,5 g
– Grasas                                     0,8 g
– Agua                                        80 g
– Kilocalorías                            60¡
– Vitamina B2                                 0,01 mg
– Vitamina C                             5 mg
– Oligoelementos (en mg): potasio (200); cloro (52); fósforo (10); calcio (5,6); azufre (4); magnesio (3); sodio (0,9); hierro (0,8); manganeso (0,2); cobre (0,07).

Propiedades

La granada tiene propiedades tónico-cardiacas, astringentes y vermífugas (contra tenias y todo tipo de lombrices intestinales). Está indicada en todas las alteraciones del metabolismo de los fermentos digestivos. Las flores se usan en infusiones contra la diarrea y la leucorrea. La corteza se emplea como astringente y antihelmíntico. También es emenagoga.

Es rica en bromuros y con su extracto se preparan píldoras contra la disentería. La corteza contiene asimismo una considerable cantidad de glucósidos astringentes que pueden producir estreñimiento. En medicina ayurvédica se considera que la granada es «una farmacia ambulante».

La granada y el cáncer de próstata

Hoy se sabe que el zumo de granada frena la proliferación celular del cáncer de próstata. Además, después de una intervención quirúrgica, su jugo ayuda a reducir el antígeno específico de próstata.

Por otra parte, diversos estudios han demostrado que, gracias a su contenido en antocianinas y vitaminas C y E, previene enfermedades cardiovasculares y frena los procesos de envejecimiento, así como la aparición de enfermedades degenerativas. La granada aumenta las defensas contra la gripe, es diurética y también depurativa.

Con todo, y a pesar de sus propiedades y de que en Elche (Camp d’Elx) se cultiva la granada mollar –considerada la mejor del mundo–, esta fruta fue una gran desconocida en nuestro país, aunque hoy en día se exporta y aprecia en toda Europa. Alrededor de la mitad de la superficie de granada cultivada en España está en Elche. Encontráis más información en www.campodeelche.com.

El jugo concentrado y fermentado de granada es un gran recurso para la salud.

En la cocina

Conviene elegir las granadas grandes, brillantes, abolladas: suelen ser mejores que las pequeñas, a menudo agrias y secas. Es importante que estén coloreadas y bien maduras (evitad a toda costa las granadas verdes). Es mejor comenzar a tomarlas algo entrado el otoño.

Al abrir la granada aparece su apetitoso tesoro: son las semillas que, como rubíes, brillan jugosas para ofrecernos un postre dulce y agradable. Para ello es necesario quitarle sus pieles interiores, amarillentas y amargas, porque darían un sabor muy áspero al jugo.

Una buena técnica es cortar una porción de corteza, de unos 5 a 6 cm. de diámetro en el lado de la flor (el opuesto al rabillo del fruto). Volverla hacia abajo sobre un plato hondo o un bol bien ancho y golpearla con un mortero o el mango de un cuchillo grande cogido con cuidado por la hoja. Enseguida los granos van cayendo sobre el bol hasta que la granada se vacía por completo. A partir de este momento se puede dejar macerar un rato con una buena cucharada de miel, o incluso tomarse sola a cucharadas.

El uso del vino y el azúcar es del todo desaconsejable. Se pueden tomar con un poco de mosto o zumo de uva natural recién hecho, o incluso con un poco de zumo de limón. Las granadas son ideales para preparar macedonias de frutas.

El jugo de granada

Aunque se puede cortar por la mitad y exprimirla como si fuera una naranja, recomendamos pasar las semillas por la batidora y colarlas luego. No conviene entretener las jugosas semillas mucho tiempo en la batidora, puesto que si se tritura excesivamente el núcleo de los granos, el zumo adquirirá un sabor áspero. El zumo natural de granada es excelente a cualquier hora. Se puede endulzar con un poco de miel.

Jarabe de granadas

Ingredientes:

Granadas encarnadas bien maduras en zumo y el peso de este zumo en miel, sirope de ágave o fructosa.

1. Se parten las granadas, se extraen los granos separándolos de las telillas y se ponen en una cazuela, añadiendo lo que pese la mezcla en agua fría.
2. Se cuece todo durante diez minutos. Se pasa a través de un tamiz fino y se macera el jugo obtenido durante 24 horas.
3. Filtrar el zumo sobre otro recipiente. Se añade el edulcorante y se pone todo a hervir durante 3 minutos.
4. Enfriar, filtrar y embotellar.

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