Texto: Patricia Restrepo, directora del Instituto Macrobiótico de España y consultora macrobiótica.
«Estar en desacuerdo con tres cuartas partes de la gente es el primer requisito de la salud mental»
Oscar Wilde
Hay una frase controvertida que se atribuye al nobel portugués José Saramago y que, probablemente no sea suya, pero lo cierto es que describe con claridad el momento que estamos viviendo: «Los fascistas del futuro no van a tener aquel estereotipo de Hitler o de Mussolini. No van a tener aquel gesto duro militar. Van a ser hombres hablando de todo aquello que la mayoría quiere oír. Y pocos podrán percibir que la historia se está repitiendo.»
Casi todas las causas por las que luchamos en generaciones pasadas para encontrar una apertura equilibrada, basadas en el respeto y la coherencia, hoy se otorgan como baratijas en un mercado de hojalata, sin valor de manera desmedida y confusa. El abuso de las leyes de la naturaleza donde todo vale parece tener detrás el maquiavélico propósi-to de hacer creer a los jóvenes que todo vale sin distinción ni peso. Y es tanta la confusión creada que solo aquellos que tienen ojos profundos pueden ver que se están utilizando las causas progresistas para hacer creer a quienes lucharon por ellas, que finalmente vivimos el nirvana social en un mundo de igualdad.
Lo que realmente se está fomentando, es la perdida absoluta de valo-res, religiones, filosofías, tradiciones, identidades, referencias, es decir, disolución de todo lo que nos define como civilización evolucionada, para convertimos en seres vulnerables y manipulables a las órdenes del gran poder, su amo el dinero y su dios «el falso filántropo».
El herrado concepto de igualdad que incluso goza de un ministerio, es tan absurdo como pensar que todos somos iguales. Por supuesto que todos debemos tener los mismos derechos, pero si no aceptamos que la diferencia no es una desigualdad y que la diferencia crea la diversi-dad, la polaridad, la vida misma en el reino de plantas, animales y hu-manos entonces estamos atentando contra la propia existencia.
El abuso de la libertad sin medida y equilibrio conduce a un libertinaje grosero que termina en el hastío. Vio en el pasado la caída de imperios y la destrucción de Sodoma y Gomorra. Me siento atrevida escribiendo sobre este concepto, pues aunque parece un atisbo a la moral o un dis-curso retrógrado es apenas una reflexión que quiere hacer un llamado a la cordura y al equilibrio para salvarnos del hastío. Y encuentro de ley que cada ser pueda expresar su tendencia y naturaleza profunda, que sea respetado sin juicios, que luchemos contra los abusos sociales de cualquier género (sexo, número de patas, color de la piel, nacionalidad) y que nos amparen leyes que velen por los derechos. Comparto la opi-nión que civilización es el derecho para con el más indefenso.
Pero no entiendo muy bien la propaganda que incita, la promulgación donde se abusa y se promueve una sociedad sin equilibrio con las leyes universales y se profanen la madre tierra, las lluvias, el clima, los ciclos naturales, el aire, la génesis. Si somos carne de telediario, víctimas de influencers en redes sociales, nos convertimos en instrumentos sordos repetidores sin discernimiento del mensaje que interesa a unos pocos para el supuesto gran reset (unos pocos que, para su propio beneficio, siempre encuentran un culpable para que nos identifiquemos con su causa. Un culpable de la guerra, del calentamiento global, de la crisis, etc).
En tiempos precedentes, la especie humana se apoyó en la solidez ge-nuina, única y consistente de la naturaleza para crear, y actualmente todo se simula y se falsea, creando imitaciones virtuales de las cosas originales hasta llegar al punto de perder toda referencia original; de manera que nosotros pudimos crear, simular, falsear e imitar porque antes ha habido una originalidad, pero cuando desaparece la impronta original ya no tenemos ninguna referencia para combinar o construir, dando lugar a la perdida de identidad. ¿Cuales son los referentes de las nuevas generaciones?.
«Es hora de aullar, porque si nos dejamos llevar por los poderes que nos gobiernan, y no hacemos nada por contrarrestarlos, se puede decir que nos merecemos lo que tenemos» afirmó José Saramago a propósi-to de la responsabilidad civil.
Este no pretende ser un artículo pesimista; por el contrario, pretende hacer un poco de memoria y mostrar como honrando las leyes de la naturaleza podemos reconstruir una nueva vida que empieza por la gestación, el respeto a la vida, el cuidado y respeto por estambres y pistilos, las semillas, la biodiversidad, el alimento orgánico, la mujer gestante, la sabiduría del anciano, la no manipulación del clima, la coci-na natural, el equilibrio entre el yin y el yang y la medicina holística.
En concreto me voy a referir a la gestación y al cuidado de la embara-zada, pues parece ser que «filántropos» modernos, al considerar que somos demasiados seres en el planeta, utilizarían todo engaño aparen-temente necesario para que no solo vivamos la infertilidad de la tierra sino también la infertilidad de la especie.
La génesis del Universo fue descrita hace más de 2.500 millones de años por el filosofo chino Lao Tse: «Uno crea dos, dos crea tres, y tres origina los miles de cosas». Este párrafo describe la prolongación de un infinito en dos, yin y yang, y a través de la acción espiraloide recíproca de esas dos fuerzas básicas, la infinita creación de incontables seres individuales. También gobierna una pauta similar la formación y desa-rrollo de cada ser humano: el óvulo único se diferencia en dos células, luego en dos capas primarias espiraloides, luego en tres y, finalmente, en todos los órganos, tejidos, glándulas y trillones de células que confi-guran el cuerpo humano.
De la concepción a la vida: la fecundación o fusión del ovulo y del es-permatozoide marca la complexión del proceso universal de la creación y el comienzo de una nueva vida. A partir de la fecundación dentro del óvulo fertilizado, los diferentes factores expansivos y contractivos (yin y yang) comienzan a diferenciarse en un proceso conocido como la «formación sistémica», donde los principales sistemas corporales co-mienzan como dos matrices energéticas espiraloides.
Una espiral más yin se expande hacia fuera desde el centro a la perife-ria; la otra, o espiral más yang, se enrosca hacia dentro desde la peri-feria hacia el centro. La espiral más yin se desarrolla hacia la parte frontal del óvulo, para eventualmente convertirse en los sistemas diges-tivo y respiratorio. La espiral más yang se desarrolla hacia la parte dor-sal y más tarde se convierte en el sistema nervioso. Una tercera espi-ral, en cuyo centro se desarrollará eventualmente el corazón, también se materializa, transformándose en el sistema circulatorio y el excretor. Michio Kushi realiza esta descripción en su libro Macrobiotic pregnancy and care of the newborn.
La célula huevo necesita 7 días para transitar a lo largo de la trompa de Falopio e implantarse en el revestimiento interior del útero. Durante es-te tiempo las dos formaciones espiraloides primarias dan surgimiento a las capas germinales primarias, base del desarrollo del embrión. Duran-te los 9 meses de embarazo, el óvulo fertilizado se desarrolla en un or-ganismo complejo y multicelular, un «ser humano». Los 280 días de gestación corresponden aproximadamente al periodo de 2.800 millones de años de historia biológica, durante el cual la vida evolucionó en el an-tiguo océano.
El desarrollo del bebé durante la gestación es influenciado por la calidad del medioambiente fluido que lo rodea y de la sangre materna que lo nutre. Es obvio que durante el embarazo una mujer experimenta cam-bios en su condición general, especialmente durante los tres primeros meses: cese de la menstruación, cambio en el tamaño de las mamas y pezones, cambios hormonales que condicionan cambios emocionales, sueños con alimentos consumidos en el pasado -y también si la condi-ción no está muy equilibrada- pueden surgir los mareos y nauseas ma-tutinas.
El rápido crecimiento del feto crea una aceleración de la energía interna de la madre, «yanguización», como resultado, y especialmente en el primer trimestre la mujer siente fuertes antojos por comida dulce, zu-mos de fruta, líquidos azucarados, es decir, por alimentos más yin para equilibrar, y en algunos casos por alimentos que no ha comido nunca.
Cuando el óvulo y el esperma se encuentran, se unen todas las genera-ciones pasadas de cada miembro de la pareja y también los gustos y tendencias de cada grupo familiar, de ahí que en muchas ocasiones du-rante el embarazo se sientan antojos por alimentos nunca comidos an-tes y que han sido de la preferencia de la pareja o de sus familiares. Estos deseos no deben ser reprimidos, pero en algunos casos son muy desequilibrados y en última consecuencia afectaran el desarrollo del nuevo embrión, que depende totalmente de la alimentación de la ma-dre.
La gestación es realmente un proceso artístico maravilloso. Si las muje-res fuéramos conscientes de que cada día a lo largo de este periodo esculpimos una parte importante de la nueva vida, nos sabríamos dio-sas creadoras partícipes del nuevo ser. Cada comida, cada aroma, cada escucha, cada imagen, cada conversación quedará registrada en la bio-logía de este, en su consciencia y en su inteligencia emocional.
Es lógico que cuando descubrimos que estamos embarazadas, dejemos de fumar (si es que fumábamos) y suprimamos el alcohol y otros hábi-tos no saludables. Lo hacemos instintivamente. De la misma manera, lo que comemos suma y en algunos casos resta, por esto es vital para la salud holística y la interconexión del nuevo ser con el resto del me-dioambiente saber qué comer y en qué momento, aprender a interpre-tar los antojos y mantener un equilibrio nutritivo.
Los antojos
Para paliarlos inteligentemente debemos recurrir a alimentos con cuali-dades energéticas nutritivas y sabores parecidos a los que deseamos.
• Si los antojos son por carne, probablemente el cuerpo te esté pidien-do proteína y una cocción yang, por lo que comer seitán frito, a la plan-cha, empanado, horneado con una salsa untuosa o tomar tempeh al horno o frito, kimpira de seitán, tofu ahumado salteado con salsa de miso, tempura de seitán o tempura de tofu serian suficiente gratifica-ción, sin recurrir a alimentos extremos.
• Si surge por dulces, el organismo puede estar muy yang y el cuerpo está pidiendo relajarse y suavizar. Existen muchas alternativas nutriti-vas al dulce, quizá la opción más equilibrada es el amazake, que posee un dulzor intenso. Existen muchas preparaciones ricas y suculentas con amazake, como un flan, tiramisú o amazake caliente. También puedes recurrir a dulces menos intensos como, por ejemplo, compota de fru-tas, manzanas con castañas, bolitas de castañas, azuki y uvas pa-sas, crumble de frutos rojos con amazake, mantequilla de cebollas, crema de calabaza y manzana…
• Si el antojo es por sabor ácido, probablemente el hígado esté implica-do, y el organismo quiera deshacerse de algunas grasas. Antes que to-mar alimentos avinagrados de origen químico, elegiremos verdura prensada, encurtidos y fermentos naturales, tempeh con chucrut, aliño con vinagre de umeboshi, sopa de miso con verdura servida con una rodaja de limón, o simplemente una cucharadita de chucrut acompa-ñando las comidas.
• Cuando surgen fuertes deseos por lácteos, está muy implicada la par-te emocional, así que buscaremos sustitutos cremosos y suaves, como yogur de soja, de almendras, mahonesa de tofu, queso de tofu, algas hijiki con tempeh y verduras, paté de algas hijiki y tofu ahumado, repo-llo salteado con zanahoria, crema de pepino y yogurt vegetal…
• En el caso de antojos por sal, la lectura es muy clara: estamos bus-cando minerales, por lo que lo más apropiado son todo tipo de algas en pequeña cantidad acompañando las comidas.