Piedras anaranjadas, amarillas y doradas
Piedras anaranjadas*. La cornalina
La cornalina simboliza el calor, la energía vivificante y positiva de la Tierra. Nos recuerda el trabajo que nos aguarda en nuestro planeta. Esta piedra tiene una excelente influencia en los que tienden a «soñar» su vida, los que son incapaces de tomar el destino en sus manos por falta de estabilidad. Nuestra búsqueda espiritual no debe impedirnos asumir nuestras responsabilidades materiales. Estamos aquí abajo para obrar, para cumplir la misión que nos está destinada en la Tierra y ayudar a los demás a cumplir la suya.
La cornalina posee un campo electromagnético que protege a todos los que la llevan. Nutre de energía a todas las partículas de nuestro cuerpo y nos produce una sensación de bienestar y fuerza interior. Su poder reglamenta la ingestión de alimentos por el cuerpo y su asimilación y la utilización de las sustancias nutritivas por el organismo. Actúa como un verdadero filtro de nuestro sistema digestivo.
Las cornalinas más bellas son maravillosamente brillantes y transparentes. Se las puede llevar como talismanes y grabar en ellas símbolos o letras para conferirles aún mayor eficacia. De todos modos, esta piedra es un aliado poderoso que nos ayuda a conectarnos directamente con las fuerzas de la Tierra y establecer una vinculación inmediata con el Universo.
El ópalo de fuego
El ópalo de fuego, anaranjado y dorado, posee el inmenso poder de disgregar toda forma de cristalización susceptible de producirse en nuestros tres cuerpos: el físico, el etérico y el astral.
Su translucidez simboliza el fuego del sacrificio, la purificación del alma y nuestra misión mística: la búsqueda de la encarnación, la acción inspirada por la sabiduría. El ópalo de fuego es el vínculo que nos relaciona con nuestro «yo» interior; es el guardián de nuestra dualidad cuerpo-alma.
Los tonos anaranjados de esta piedra, muy cálidos, transmiten vitalidad, energía, poder y resistencia a nuestro cuerpo. Nuestro sistema digestivo se beneficia con la intervención del ópalo de fuego.
La familia del ópalo de fuego es muy vasta, y cada uno de sus miembros tiene un color diferente. Esta piedra desarrolla generalmente la intuición en el dominio del entendimiento.
Piedras amarillas y doradas
Ámbar y citrina*
El ámbar. Detener el Tiempo
Gota de miel dorada en la Tierra profunda,
ligera como el ala de un pájaro, savia cristalina,
al purificar mi cuerpo me ennobleces el alma
y proclamas por doquier el poder de la naturaleza.
El ámbar es el “peso ligero” en las diferentes categorías de piedras preciosas. Se compone de savias y de resinas variadas provenientes de materias orgánicas vegetales mineralizadas y fosilizadas durante muchos siglos, que a veces se incluyen insectos, helechos y flores, cuyas estructuras moleculares le otorgan aún más energía positiva.
Esta cadena ininterrumpida de formas de vida prueba hasta qué punto es poderosa la naturaleza y cuán potente puede llegar a ser también su carga eléctrica.
La alta frecuencia vibratoria del ámbar limpia y purifica el organismo entero. La irradiación magnética de la piedra es intensa y funciona como regulador de los sistemas endocrino y digestivo. Contribuye también a estabilizar el bazo y el corazón y facilita la apertura del primer chakra (base de la espina dorsal), lo que le permite a la Serpiente de Fuego infiltrarse por él y ascender progresivamente a lo largo de la columna vertebral.
Los tonos dorados más claros rigen la actividad mental, mientras que los colores más oscuros y rojizos regeneran la energía del kundalini produciendo centros de calor en las zonas frías del cuerpo y devuelven el pleno poder al plexo solar, chakra que está en relación directa con nuestra salud física y mental.
En Oriente el ámbar es la materia prima con que se construyen rosarios sagrados que se utilizan en el curso de sesiones de meditación y concentración. Los monjes recurren a él para ponerse en contacto con el rayo de la visión interior y acceder a la clarividencia.
Citrina, paz y sabiduría
La citrina es el símbolo de la sabiduría y la paz. Estimula directamente el cuerpo mental y agudiza el nivel intuitivo del espíritu hasta la apertura de la puerta que permite que el «yo» interior tome posesión del cuerpo mental sutil.
Esta piedra despierta en nosotros la conciencia cósmica, recordándonos que una de las obligaciones perentorias del ser humano es ayudar a la humanidad a descubrir las vías del entendimiento y la compasión.
La mayor parte de las citrinas actualmente en venta en el mercado son amatistas (cristal de cuarzo violeta) que han sido sometidas a un grado de cocción tal que permite obtener un color dorado, amarillo o rojizo. Este método se suma al proceso de la naturaleza que no vacila en utilizar el fuego para transformarse a sí misma. La citrina natural, sin duda, posee bastantes poderes, pero creo que la citrina cocida tiene de cualquier modo grandes propiedades.
Los tintes pálidos de la citrina contribuyen a clarificar las ideas y son particularmente beneficiosas para los sistemas endocrino y digestivo, limpiando, purificando y eliminando las toxinas que se han acumulado allí.
En cuanto a los tonos más oscuros, más «ardientes», ayudan a eliminar el miedo la angustia y los pensamientos negativos surgidos del pasado hereditario, y a descongestionar el plexo solar.
La citrina tiene un gran poder calmante y apaciguador. Combate de forma activa la depresión, regla los problemas de la digestión y se muestra eficaz en la lucha contra la constipación y en el tratamiento de la diabetes.
* Textos: Blanca Herp y Daya Sarai.
Más sobre la energía de los cristales de cuarzo y las piedras: Integral 528 (Cuarzo blanco), 532 (Piedras rojas) y Psicologías 1 (Topacio).