La buena vida en países (un poco más) fríos
Encontrar la felicidad en el trabajo y la vida cotidiana
Según los datos, los daneses ostentan uno de los niveles de felicidad laboral más altos del mundo. Conforme la Oficina Europea de Estadística (Eurostat), casi dos de cada tres daneses afirman tener una satisfacción alta en relación al trabajo. En contraste, solo un tercio de los empleados alemanes o finlandeses se siente así.
Pero algo mucho más esclarecedor es saber que el 58% de los daneses aseguran que seguirían trabajando aunque no necesitaran hacerlo por razones económicas (incluso, por ejemplo, si les tocaran en la lotería varios millones de euros, según el estudio YouGov).
Escribe: Mei Wiking*

Por qué los daneses son tan felices
¿Te has preguntado alguna vez por qué los daneses son tan felices, incluso en el trabajo? Meik Wiking, director del Instituto de la Felicidad de Copenhague y autor del bestseller Hygge, la felicidad en las pequeñas cosas (Libros Cúpula), regresa con una guía fresca y moderna para encontrar la felicidad en nuestro entorno laboral.
En Hygge Work, nos lleva a un viaje a través de los principios clave que hacen del ambiente laboral danés uno de los más satisfactorios del mundo. Desde la alegría de trabajar y el sentido del propósito hasta la importancia de la flexibilidad y la conexión.
Un análisis profundo y accesible sobre la redefinición del éxito, el mito de la conciliación entre trabajo y vida personal, y el futuro del bienestar laboral, que todos los trabajadores y los departamentos de Recursos Humanos deberían leer. Porque el trabajo puede y debe ser una fuente de felicidad. Puede ser divertido y satisfactorio, siempre y cuando lo concibamos de la manera correcta.
¿Nos afecta perder el trabajo, tenerlo, o no tenerlo?
Aunque trabajar es motivo de estrés, presión y ansiedad para muchos, la pérdida de un empleo tiene aun así un impacto negativo en nuestro bienestar. Perdemos nuestra fuente de ingresos, pero también las relaciones sociales que hemos forjado en el trabajo, así como una parte de nuestra identidad y un sentimiento de propósito.
De media, las personas con trabajo sienten una satisfacción de 0,6 puntos más que aquellas sin empleo (en una escala del 0 al 10). Esta diferencia quizás no parezca muy significativa, pero en términos globales la satisfacción vital media ronda el 5, por lo que ese 0,60 significa ser un 10% más feliz. Y si nos fijamos en el tipo de emociones que solemos experimentar en el día a día, las personas desempleadas tienen alrededor de un 30% más de emociones negativas que aquellas con trabajo.
Como conclusión: el trabajo que ejercemos es vital para nuestro bienestar, m tal y como evidenció el Informe mundial de la felicidad en 2017: ««El hallazgo de que el empleo tiene una gran importancia para el bienestar de las personas es uno de los resultados más sólidos del estudio socioeconómico de la felicidad humana».

La conexión satisfacción laboral y vital
Los estudios del Instituto para la Búsqueda de la Felicidad muestran que la satisfacción laboral y vital están conectadas. Y si te aporta emociones positivas, un fuerte sentido de propósito, orgullo por tus logros y gente increíble que te entiende y apoya, el sonido del despertador un lunes lluvioso a las siete de la mañana será menos horrible.
Sin embargo, si nos fijamos en cómo la gente suele sentirse en sus trabajos, el veredicto no es muy bueno. El desempleo nos afecta, pero tener un trabajo a veces también repercute negativamente en nuestra felicidad(preocupación, estrés).
Arbejdsglæde
Hay palabra danesa única y peculiar: arbejdsglæde. Arbejde significa «trabajo» y glæde, «alegría». Junta las dos palabras y listo: te gusta lo que haces y te sientes feliz yendo a trabajar.
Por otra parte, la palabra danesa arbejdslyst significa «tener deseo» o «sentirse con ganas» de trabajar. Puedes incluso desearles a tus colegas daneses «God arbejdslyst!», es decir, que disfruten con el trabajo que tengan que desempeñar y que encuentren las ganas de hacerlo. Arbejdsglæde existe en todas las lenguas nórdicas —danés, sueco, noruego o islandés—, pero no hay ninguna palabra que signifique lo mismo en ningún otro idioma del mundo.
¿Cómo afecta lo que hacemos a nuestra felicidad?

Solo el 20% de la población mundial se siente satisfecha en el trabajo, mientras que el 62% ha «renunciado discretamente» o se siente desmotivado. «Renunciar discretamente» implica hacer lo mínimo necesario para cumplir con el trabajo, sin dedicar más tiempo ni esfuerzo del indispensable. Y un 18% ha presentado su renuncia o se encuentra visiblemente desmotivado.
¿Qué nos hace felices en nuestro trabajo?
La importancia del propósito
Desde el Instituto para la Búsqueda de la Felicidad llevamos a cabo un estudio en Dinamarca para analizar los elementos que hacen que algunas personas sean más felices en sus trabajos que otras. Nos dimos cuenta de la importancia del compañerismo, los superiores, sentirte capaz en lo que haces, obtener buenos resultados, el equilibrio entre el trabajo y la vida personal y los niveles salariales.
Había un factor que siempre destacaba como el más importante a la hora de explicar por qué algunas personas eran más felices laboralmente hablando que otras: sentir que se tiene un propósito.
Aquellas personas que se dedican a algo que les parece significativo, ya sea construir un barco, montar una empresa o fundar un museo sobre la felicidad, tienden a ser más felices.
De primeras, algunas tareas pueden parecer absurdas. Por eso, comprender cómo encajan en el conjunto —y cómo nuestro trabajo colectivo tiene un impacto positivo en el mundo— les confiere un mayor propósito y las hace más agradables. Los superiores también deben saber que la gente que siente que con su trabajo hace del mundo un lugar mejor está dispuesta a cobrar menos.

Job crafting
Un número cada vez más creciente de estudios afirman que mirar con otros ojos tu trabajo puede ayudarte a alcanzar una satisfacción laboral mayor. Las responsables de acuñar el término job crafting para referirse a este ejercicio de perspectiva fueron Amy Wrzesniewski —en la actualidad, profesora de Comportamiento Organizacional en la Escuela de Administración de Yale— y Jane Dutton —profesora emérita de Administración de Empresas y Psicología en la Escuela de Negocios Ross, en Míchigan—, cuyas investigaciones fueron publicadas por primera vez hace más de veinte años.
Desde entonces, han evaluado a profesionales del sector tecnológico, a limpiadores de hospitales, a trabajadores de fábricas y a empleadas de una ONG de defensa de la mujer.
Amy, Jane y su equipo se dieron cuenta de algo que marcaba la diferencia entre los limpiadores de hospital: algunos se percibían como limpiadores, simplemente, mientras que otros elegían centrarse en ciertos detalles o incluso se tomaban en serio tareas que el trabajo en sí no demandaba, como hacer reír a la gente.
La importancia de confiar
La confianza es importante para nuestra felicidad, ya que nos ayuda a preocuparnos menos, pero, también tiene un efecto positivo en el trabajo. Los países nórdicos disfrutan de algunos de los niveles de confianza más altos del mundo, pero en todo el globo hay gente digna de confianza, mucha más de la que creemos.
Controlar a tus empleados puede garantizarte que un par de holgazanes trabajen más, pero también puede provocar que mucha gente, resentida por la vigilancia y la desconfianza, decida trabajar menos. Según la Harvard Business Review, las investigaciones demuestran que cuando una compañía decide confiar en sus trabajadores, la productividad de estos y la calidad de sus tareas aumenta. Por lo tanto, no solo los mánager se benefician de la confianza.

Amigos en el trabajo
Sentirse más unido a los compañeros a nivel personal no solo es bueno para la empresa, sino que también puede traducirse en una mayor felicidad a largo plazo. La gente cambia de trabajo y las compañías cierran, pero algunas amistades son para siempre.
La ventaja añadida de tener uno o varios mejores amigos en el trabajo es que pueden seguir siendo tus amigos si dejas tu empleo, si te despiden o si te jubilas.
A menudo le quitamos importancia al aspecto social de nuestro día a día: tendemos a pensar que tener amigos en el trabajo es un extra. Sin embargo, los estudios demuestran que se trata de una pieza fundamental para poder desempeñar bien tus tareas, así como para disfrutar de ellas, algo que para mi gusto es igual de importante.
Las 12 necesidades más importantes para el bienestar de los empleados
- Sé lo que se espera de mi trabajo.
- Tengo el material y el equipo necesarios para hacer bien mi trabajo.
- Diariamente cuento con la oportunidad de hacer lo que mejor se me da.
- En los últimos siete días, he recibido muestras de reconocimiento o felicitaciones por mi buen trabajo.
- Mi superior parece preocuparse por mí como persona.
- Hay alguien en mi trabajo que apoya mis progresos.
- Siento que mis opiniones importan.
- La misión o el propósito de mi compañía hace que mi trabajo me parezca significativo.
- Noto que mis asociados o compañeros se esfuerzan por realizar un trabajo de calidad.
- Tengo un mejor amigo/a en el traba¡o.
- En los últimos seis me,ses, alguien ha revisado conmigo mi evolución.
- En eI último año, me han surgido oportunidades en el trabajo para aprender y crecer.
El impacto de tus superiores
Suele decirse que la gente no renuncia a un empleo, sino a un jefe. Bueno, pues los datos parecen ratificarlo. Según un estudio de Totaljobs, el 49% de los británicos ha dejado algún trabajo por culpa de su superior. Por eso es importante conocer a tu futuro jefe o jefa antes de decir que sí a un nuevo trabajo.
La regla de los tres metros
Esta norma consiste en que cada uno de los trabajadores es el jefe de todo lo que se encuentre a su alrededor en un radio de tres metros. No importa dónde estén ni quiénes sean: esa es su responsabilidad. Si ven basura en su zona, la recogen; si ven a un visitante con cara de perdido, se paran y le ofrecen ayuda. Esta regla deben seguirla todos, independientemente de si son el vicepresidente del parque o un camarero. Cada empleado debe, pues, esforzarse por:
- Actuar como anfitrión del parque.
- Solucionar los problemas de los visitantes.
- Mantener su zona limpia.
- Comportarse como un buen compañero.

Döstädning, «la limpieza sueca de la muerte»
Una práctica que te facilitará la vida y la de tus familiares
La limpieza sueca de la muerte es un concepto bien conocido en la cultura sueca y escandinava, en el que actúas para eliminar artículos innecesarios de tu casa, para que tus seres queridos no tengan que cargar con la tarea después de que fallezcas.
En los países escandinavos podemos descubrir muchas conceptos interesantes, como el lagom («Ni demasiado poco ni en exceso: en su justa medida»), o en Noruega, el munkensmat, basado en el cuento «El camino de los monjes». Pero esta vez nos fijaremos en el Döstädning, «la limpieza sueca de la muerte». ¿En qué consiste?
Los objetos inútiles
Básicamente en repasar todo lo que corre por casa, trastos o no. Mira todos tus artículos, decide qué es lo que realmente necesitas y te deshaces de los que no necesitas . Este método te obliga a deshacerte de todos los artículos con los que no sabías qué hacer, dejándote solo con los artículos cruciales.
¿Cuándo deberías empezar a realizar la limpieza sueca después de la muerte? La sueca Margareta Magnusson dice que deberías empezar a realizar la limpieza sueca después de la muerte si tienes 65 años o más, pero este es un proceso que en realidad sirve realmente para cualquiera. Es muy útil y cuanto antes empieces, mejor: ¡es todo un estilo de vida!

El objetivo
Si la teoría radical y minimalista de Marie Kondo (https://www.youtube.com/watch?v=V9nsx_0FzmE) no ha sido lo suficientemente estimulante para ponerte en el trabajo, seguro que la limpieza sueca de la muerte será el impulso definitivo para poner orden en tu vida doméstica. El objetivo es ahorrar a tus seres queridos la tarea pesada de vaciar tu casa de objetos personales cuando hayas muerto. Y si quieres a tu familia, lo harás.
La idea es que lo hagas tú en vida, pero la esencia de todo ello va más allá de hacer una selección de cosas que no utilizas y tirarlas o darlas, sino tomar el control de tu vida y cambiar la actitud, así como de replantear tu relación con los bienes materiales.
¿Acumular?
Dice Magnusson en su libro que a cierta edad (65) hay que dejar de acumular cosas, pero en realidad nos podemos beneficiar de ella a cualquier edad, solo hay que cambiar el chip y que decidas mantener la tendencia minimalista de no recoger más cosas. El resultado: no solo tendrás una casa mucho más aseada y con más espacio, sino que también ganarás control y empoderamiento en tu vida.

La limpieza sueca de la muerte. ¿Por dónde empezar?
- Empieza por las cosas fáciles. Los objetos con mayor carga emocional ya los abordarás más tarde. De momento, céntrate en elementos más sencillos, como la ropa que hace mucho que no te pones, para pasar a los trastos que tenías almacenados en los lugares más recónditos e inaccesibles de la casa, lo que ni recordabas que tenías. Después seguirás con cosas más significativas. 2. Tómate tu tiempo. La cosa es que te estás preparando para un futuro que todavía no ha llegado. No hace falta hacer un arranque de caballo, porque te arriesgas a tener un paro de asno. Tómatelo como un hábito y dedícale un ratito a la semana. Verás como poco a poco va teniendo un impacto positivo en tu salud mental y, lejos de darte pereza, te apetece hacerlo.
- Piensa qué vas a hacer con todo lo que no quieres. No se trata de llenar un contenedor de trastos, sino de tener algo de cordura. Valora lo que puedes dar o lo que puedes llevar a entidades benéficas. Incluso puedes plantearte vender cosas que puedan valer la pena. Al menos, puedes intentar ponerlas unos días en aplicaciones de compraventa, a ver si puede servirle a alguien, u ofrecerlo. Lo que te debe quedar claro es que si alguna de tus pertenencias puede servirle a algún ser querido o crees que le hará feliz, dáselo en vida o resérvelo para cuando mueras.
- Sé minimalista. La idea es facilitar al máximo el trabajo de quienes vendrán a vaciar tu casa cuando mueras, así que conserva sólo lo necesario. Piensa en esos zapatos que nunca te pones y en platos que no has utilizado en la vida. Todo fuera.
- No olvides la limpieza digital. Recuerda que también hay un espacio virtual donde debes limpiar, y así no generarás el problema a tus familiares de tener que averiguar tus contraseñas y tener que cerrar tus cuentas.
- Considera qué harán los demás con lo que conserves. Una de las claves es pensar si un objeto o un documento hará feliz a otro que no seas tú. Por ejemplo, un souvenir de un viaje del instituto o la típica camiseta firmada por tus amigos de la clase no tendrán ningún significado para nadie más que para ti. Cosas como éstas son grandes candidatas a rellenar la papelera… sólo en el caso de que estés preparado para desprenderte, claro.
Como predica Magnusson, «los objetos no contienen recuerdos, no necesitas nada para recordar un momento especial». Y si el objeto en cuestión no debe mejorar la vida de nadie, no tiene ningún sentido que deban gestionarlo cuando hayas muerto. En conclusión, y para que no haya malentendidos, esta práctica no va a gestionar tu legado en vida (que también), sino de tomar las riendas de los años que te quedan y del acto de generosidad que tienes con las personas que quieres (incluido tú mismo).
* Meik Wiking y «Hygge Worg» aparecen por cortesía de Libros Cúpula.
** Con informaciones de Víctor Endrino y Laura Torres (Döstädning).