Qué es la grasa parda y cómo nos ayuda
En agosto de 2020, un equipo internacional de investigación informó que habían descubierto cómo activar algo llamado “grasa parda”. Hoy se considera que la grasa parda es una de las claves del metabolismo, del control de la obesidad y la diabetes y, tal vez, de la longevidad.
Textos: Redacción de Integral
Los resultados de la colaboración entre el Centre de recherche du centre hospitalier universitaire de Sherbrooke (CRCHUS) del Quebec (Canadá) y el Centro de Investigación Metabólica Básica de la Fundación Novo Nordisk (CBMR) de la Universidad de Copenhague (Dinamarca) se publicaron en la revista Cell Metabolism.
La grasa parda quema energía y genera calor, en un proceso conocido como termogénesis, tras ser activada por temperaturas frías o señales químicas. Puesto que los seres humanos tenemos pequeños depósitos de grasa parda, los científicos se plantean desde hace tiempo la hipótesis de que encontrar formas alternativas de activar farmacológicamente esa grasa o convertir la grasa blanca en parda podría ayudar a mejorar el metabolismo.
La grasa parda es un tipo especial de grasa corporal que se activa cuando sientes frío
Casi todos los mamíferos, incluido el ser humano, la tienen pero en distintas cantidades. Al activarse, este tipo de grasa —también llamada tejido adiposo marrón— genera calor para ayudar a mantener la temperatura corporal.
Y para producir ese calor, la grasa parda usa como combustible la grasa corporal normal o blanca, que es la más común, la que forma nuestros «michelines». Por eso, en años recientes ha despertado el interés de investigadores que buscan saber si podría ayudar en la pérdida de peso de cara a futuros tratamientos para la obesidad.
Grasa parda frente a grasa blanca
No toda la grasa es igual. La grasa que la mayoría de la gente imagina se conoce como grasa blanca, ya que tiene un aspecto blanco o blanco-amarillo cuando se ve bajo la piel. Pero también se nace con grasa parda (que, como es lógico, tiene un aspecto marrón).
La grasa parda (que se encuentra en el cuello y los hombros de los recién nacidos) es metabólicamente eficiente, es decir, que quema muchas calorías, lo que sirve para mantener el calor, que es importante para los bebés. A medida que envejecemos, perdemos la mayor parte de la grasa parda. A los seis años, tenemos menos del 5% de la grasa parda con la que nacimos; la grasa que ganamos con el tiempo es casi toda grasa blanca.
La grasa blanca es metabólicamente ineficiente, lo que significa que es relativamente inactiva. No consume mucha energía, es difícil de quemar, se acumula y causa otros problemas de salud.
- 50 gramos de grasa blanca almacenan aproximadamente más de 300 kilocalorías de energía.
- 50 gramos de grasa parda pueden quemar 300 kilocalorías al día, según información publicada por el Instituto Garvan de Investigación Médica de Sídney, en Australia.
Algunos expertos creen que la grasa parda podría ser «activada» para acelerar la quema de grasa blanca, y otros, que la grasa blanca podría ser «convertida» en grasa parda a través de estímulos como el frío o el ejercicio. Se trata, de todas formas, de estudios incipientes.
¿Dónde está, cuánta tenemos y porqué es marrón?
Como decimos recién nacidos son los seres humanos que más grasa parda tienen. Todos nacemos con reservas alrededor del cuello y el torso porque esa es la forma en la que la naturaleza nos ayuda a mantenernos calientes en nuestros primeros meses de vida, cuando somos más vulnerables.
Ahora bien, ¿qué tiene esto que ver con la juventud? Pues bien, los investigadores de una empresa cercana a Universidad de California en Davis (EE.UU.) y, por separado, también los de la Universidad de Copenhague, tomaron grasa blanca en tubos de ensayo, la transformaron en una grasa más pluripotente, le dieron un par de vueltas a algunos interruptores epigenéticos y, a continuación, inyectaron la grasa parda en ovejas gordas. ¿Qué ocurrió? Como se esperaba, las ovejas con más grasa parda adelgazaron y perdieron el síndrome metabólico y la diabetes.
Una grasa metabólicamente activa
Hasta hace pocos años se creía que esa grasa desaparecía con la infancia. Ahora sabemos que si bien su presencia decrece con la edad, la grasa parda o marrón está presente en la mayoría de los adultos y que es metabólicamente activa.
Sin embargo, no es una grasa que nos cause sobrepeso ni obesidad, ya que su presencia es en cantidades muy pequeñas, si la comparamos con la grasa blanca.
La grasa parda contiene muchas más mitocondrias (las “centrales energéticas” de las células) que la blanca, y eso es lo que le da su distintivo color marrón. Esas mitocondrias son los «motores» con los que queman calorías para producir calor.
Metabolismo basal y delgadez
Algunos investigadores han concluido que las personas que tienen mayores cantidades de grasa parda tienden a ser más delgados.
Creen que la presencia de esta «grasa buena» incrementa el gasto metabólico basal de una persona, es decir, el consumo básico de calorías que una persona necesita para vivir. Y por eso hay ahora tanta especulación sobre los potenciales usos de este tejido adiposo más oscuro.
«Su capacidad natural para quemar energía la convierte en un objetivo terapéutico potencial contra la obesidad y la diabetes», dijo el doctor Paul Lee, del Garvan Institute of Medical Research, que ha liderado investigaciones sobre el tema.
Otros, como el doctor Paul Lee, especialista en endicronología, han explorado la posibilidad de convertir la «grasa blanca» en «grasa parda», mediante el uso de dos hormonas, la irisina y la FGF21, que se liberan normalmente durante el ejercicio y con el frío. En el laboratorio, un tratamiento con esas dos hormonas logró convertir células humanas de grasa blanca en grasa parda a lo largo de un período de seis días. Al final las células tratadas empezaban a generar calor, una característica de la grasa más oscura.
Se necesita más grasa parda
Uno de los obstáculos para utilizar la grasa parda es que todo lo bueno que hace la grasa parda tiene que programarse en la grasa que antes era blanca. Se ha demostrado que eso es posible con un medicamento, pero se necesitan más pruebas. También darse un conjunto de trasplantes de células madre y exosomas (que pueden transformar más grasa blanca en grasa parda, mucho más activa metabólicamente).
Hoy sabemos que la grasa marrón ayuda a regular el peso y el azúcar en sangre, lo cual es muy interesante para las personas con sobrepeso y diabetes del tipo 2. Aumentar el gasto metabólico basal puede significar una pérdida de masa grasa de hasta cinco kilos al año, ya que se queman así el doble de calorías al hacer la digestión que sin activar esta grasa marrón.
La mayoría de personas mayores no tienen cantidades significativas de grasa parda. Por lo tanto, es necesario hacer algo más que activar la grasa parda que se tiene: se necesita más grasa parda.
La presencia de grasa parda varía mucho de unas personas a otras en función del sexo (suele haber más grasa marrón en mujeres que en hombres), la edad (su cantidad decrece con los años) y el peso y nivel de glucosa en sangre (hay un mayor porcentaje de grasa parda en individuos con un peso saludable y niveles normales de glucemia).
En resumen, el tejido graso pardo o marrón, activa la termogénesis, es decir “quema” o transforma los triglicéridos y la glucosa de la sangre en energía, lo que la convierte también en un posible arma terapéutica contra la diabetes.
Duchas frías: ¿podemos activar la grasa parda?
- Las duchas de agua fría pueden ayudar a convertir la grasa «blanca» en grasa «parda» activa y metabólicamente saludable, o al menos así se cree popularmente. Y tratan de averiguarlo los investigadores: algunos creen que la actividad de la grasa parda en los adultos se puede estimular mediante la exposición regular a bajas temperaturas.
Si consigues activar la grasa parda, disiparás más energía en forma de calor.
- La comida. Los científicos están buscando alimentos con mayor contenido en grasa parda o marrón y los genes implicados en su activación para modularlos a través de fármacos o complementos nutricionales que mantengan activo más tiempo el tejido graso marrón o que transformen la grasa blanca en marrón. El objetivo es que el organismo gaste más energía, facilitando que alcances y mantengas el peso ideal.
Lo más importante es que, cuanto mayor sobrepeso, menor cantidad de grasa marrón, por lo que lo primero que debes hacer para activarla es perder peso con una dieta sana.
- El ejercicio activa la transformación del tejido graso blanco en magro, así que ya sabes, sigue un estilo de vida más activo:
Cuando late con intensidad, el corazón segrega hormonas conocidas como “péptidos natriuréticos”, que activan el tejido adiposo pardo o marrón.
Cuando el músculo se contrae segrega mediadores hormonales como la irisina que transforma la grasa blanca en parda.
El ejercicio físico en la infancia y adolescencia programa tu tejido graso pardo para tener un mejor perfilcardiovascular en la edad adulta.
- Come con la piel las peras y manzanas. Se cree que el ácido ursólico de su piel activa la grasa marrón.
- Café. Una sola taza de café puede estimular la grasa marrón, la que ayuda a controlar el azúcar en sangre y prevenir la obesidad. Según un estudio científico de la Universidad de Nothingham, publicado en Scientific Reports, “El café aumenta la temperatura de la grasa parda del cuello. El mecanismo es aún desconocido, pero se postula una activación transitoria del sistema nervioso simpático”.
- El frío activa el sistema nervioso simpático, segrega catecolaminas que activan la grasa parda. Por eso no subas demasiado el termostato de la calefacción en tu casa. Últimamente están surgiendo dietas que se aprovechan de estos descubrimientos como la dieta del hielo, del estadounidense Brian Weyner, basada en que el cuerpo para poder derretir el hielo necesita quemar calorías. Por ello también Michael Symonds de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nottingham, recomienda tomar sorbetes, helados, polos y cubitos de hielo.
- Grasa beige. Hay otro tipo de grasa de más reciente descubrimiento, la grasa beige, que produce menos energía que la parda y de la que se sabe poco. Las células de la grasa beige se distribuyen por el cuerpo a través del tejido adiposo blanco; parece que son adipocitos con grasa blanca que se ha transformado en marrón, por la irisina que se libera durante el ejercicio.