¿Es buena, la vitamina D?

A finales de la década de 1990, comenzaron a publicarse estudios sobre los beneficios de la vitamina D, incluida una acción anticáncer. ¿Es tan buena como dicen y recetan? El Dr. Berdonces responde esta pregunta. Al final de su artículo hemos recogido unos textos sobre el sol y los beneficios para la salud de la vitamina D.

Textos: Josep Lluís Berdonces Serra (Doctor en medicina), de Integral, Centre médic i de salut

doctorberdonces.wordpress.com   www.integralcentremedic.com

Según ciertos rangos de referencia, mil millones de personas en el mundo, incluyendo el 80% de la población española, tiene una insuficiencia o deficiencia de vitamina D. Los análisis de vitamina D se han convertido en una prueba habitual que incluso piden los pacientes. Los análisis de vitamina D han sufrido una alza espectacular del 70% en dos años, el crecimiento más rápido observado en cualquier determinación de laboratorio. El sistema español de farmacovigilancia ha hecho alguna advertencia en el sentido que una suplementación con calcifediol (Vitamina D) puede provocar exceso vitamínico y de calcio, pero la moda de tomar suplementos de vitamina D continúa, y ahora no sólo lo recomiendan los médicos, sino que incluso lo hacen algunos centros de fitness.

¿Para que sirve la vitamina D?

La vitamina D o colecalciferol es la denominada vitamina antirraquítica, cuando los niños padecían esta enfermedad, su suplementación era mucho más que adecuada. El raquitismo, sin embargo, es una enfermedad que ha pasado casi a la historia, aunque en la sociedad actual tenemos una epidemia de “neoraquitismo”, que son las descalcificaciones óseas, especialmente entre la población femenina de mediana y mayor edad.

Últimamente se han hecho muchos estudios sobre el papel de la vitamina D en otras enfermedades distintas a la osteoporosis, y se ha visto que sus niveles correctos son adecuados para mejorar el asma, en el embarazo, en el alcoholismo, prevenir el autismo, para disfrutar de una función cardíaca correcta, prevenir el cáncer e incluso para la diabetes.

No queda nada claro en todos estos casos que la suplementación con vitamina D sea útil para tratar estas enfermedades, sólo que los niveles correctos son importantes a la hora de prevenirlas.

Osteoporosis y su tratamiento

Los suplementos de vitamina D y calcio se administran ya hace muchos años para prevenir la osteoporosis o descalcificación ósea, con un éxito relativo, porque la mayoría de estudios clínicos son escépticos a la hora de encontrar su eficacia, que es moderada. Sin embargo, hasta ahora tanto los suplementos de calcio como de vitamina D eran en cantidades moderadas, insuficientes como para provocar excesos de esta vitamina. Personalmente, sigo recomendando estos suplementos en casos de osteoporosis importante, detectada mediante densitometría ósea, y muy especialmente en personas que ya han padecido fracturas osteoporóticas.

Existen más tratamientos médicos para la osteoporosis, como por ejemplo los alendronatos, la calcitonina, el denosumab o el ranelato de estroncio entre otros. Estos eran los fármacos utilizados hace no mucho tiempo.

Las evidencias de seguridad clínica han hecho que hoy en día los alendronatos no deban administrarse más de dos años al poder producir graves problemas dentarios, el ranelato de estroncio ha caído en desuso por alarmas de farmacovigilancia; la calcitonina no se usa casi porque se vio que al dejar de usarla volvíamos a los niveles iniciales de osteoporosis, y el denosumab (una inyección cada 6 meses) se sigue utilizando, pero cada dosis vale la nadería de 300 euros, cosa que hace que los servicios de salud se lo miren con miedo, no fuera a generalizarse esta medicación.

Con esto quiero explicar que un padecimiento tan frecuente como la osteoporosis femenina se ha quedado casi desnudo de tratamiento, sólo con el calcio y la vitamina D, lo cual hace que la medicina busque alternativas para aquellas personas en las que el tratamiento habitual no les soluciona el problema.

 

¿Cuál es el nivel “normal” de vitamina D?

En 2013 no existía un consenso acerca de los niveles normales de 25-hidroxyvitamina D (25(OH). Usando criterios puramente bioquímicos, se considera hoy en día que por encima de 30 ng/ml son correctos, y que entre 20 y 30 detectan una insuficiencia. Sin embargo, los datos clínicos nos dicen otra cosa, que por encima de 20 ng/ml, el 97,5% de la población NO tiene ningún problema óseo o de osteoporosis. Según datos bioestadísticos, los niveles «normales» de la población oscilan entre 11 y 46 ng/ml, pero no existe ningún consenso a la hora de determinas los niveles mínimos aceptables de esta vitamina, que muy probablemente se habrían de reducir a la mitad, a 14 ng/ml, o incluso menos..

Por decreto estadístico, hoy en día se considera que las personas han de tener unos niveles superiores a 30 ng/ml, si tienen entre 20 y 30 deberían tomar una suplementación, y por debajo de 20 tienen una deficiencia severa. Esto hace que todos los «alumnos» suspendan (un 80%). Y suele decirse que, cuando todos los alumnos suspenden, el problema no es del alumnado sino del profesor…

Muchos nefrólogos ponen en duda estas cifras al considerarlas arbitrarias, porque la suplementación excesiva de vitamina D puede producir algún problema renal. En realidad, lo que ocurre es que la vitamina D tiene pocos efectos secundarios, y por aquello de que es una vitamina, parece que ha de ir bien en todas las ocasiones.

El exceso de vitamina D

Aunque la vitamina D es bastante inocua y tolerada, se han descrito bastantes casos de sobredosificación.

Esto es debido a que con una pastillita cada 15 días o un mes (la dosificación habitual) es más que suficiente, esta pastillita tiene una gran cantidad de vitamina D que se almacena en el cuerpo y luego se va liberando. En general, se tiende a una sobredosificación, incluso en la medicación prescrita por los médicos. Se han citado bastantes casos de sobredosificación en niños que recibían la vitamina en gotas (total, unas gotas de más ¿qué puede pasar?), en todo caso lo que puede pasar es que la dosificación sea incorrecta.

El exceso de dosificación conduce muchas veces a un exceso de calcio en el cuerpo, y eso no siempre es bueno, porque de entrada puede aumentar la posibilidad de padecer piedras en el riñón y de aumentar la aterosclerosis que puede conducir a una calcificación relativa de las arterias, y eso sí es más grave. Como hemos dicho, los nefrólogos se quejan de la moda de la vitamina D, y existen casos de nefritis y fallos renales tras administraciones excesivas de esta vitamina.

Vuelvo a insistir, los efectos secundarios suelen ser escasos y bien tolerados, pero no puede ser bueno el suplementar si esta suplementación no está claramente indicada.

¿Como se aumenta la vitamina D?

Hay tres factores de máxima importancia a la hora de tener unos niveles adecuados de esta vitamina. Son:

  • Alimentación adecuada
  • Ejercicio suficiente
  • Exposición a la luz solar

Evidentemente, existen otras causas, y posiblemente tengamos que profundizar en ellas para saber si en realidad la población tiene una deficiencia vitamínica D, como por ejemplo que el hígado o riñón no sean capaces de transformar la vitamina D en su forma activa (poco frecuente) o que se tomen medicamentos que interfieran con el metabolismo de la vitamina D (más probable).

Alimentación adecuada

Para los no vegetarianos, la principal fuente de vitamina D es el pescado. También el hígado de animales, pero donde se concentran más los tóxicos que han ingerido, y hoy en día no se aconseja en absoluto tomar estas vísceras.

Son también fuentes aceptables de vitamina D los quesos, la yema de huevo y las setas.

Los veganos pueden mostrar déficit de vitamina D, no sólo de vitamina B12. La deficiencia de vitamina D se detecta con un análisis de sangre, seguido por un medico o especialista ante la menor duda. Si se confirma que necesitamos suplementación, debe de ser supervisada por un experto para adaptar las cantidades de ésta a los niveles de déficit que experimentemos. Tomar más vitamina D de la que necesitamos puede tener efectos secundarios difíciles de revertir. Por el contrario, una deficiencia puede provocar raquitismo, problemas en los huesos, mala absorción del calcio o anorexia.

Si somos veganos o vegetarianos, no tendremos ningún problema con la vitamina D2 (ergocalciferol), ya que se obtiene de fuentes vegetales. Sin embargo, en fármacos no actúa tan bien como la vitamina D3 o cholecalciferol, que suele tener un origen animal (aceite de pescado). De todas formes existen suplementos de vitamina D3 sintetizados a base de líquenes u hongos expuestos a irradiaciones de luz ultravioleta que no tienen nada que envidiar a los de origen animal.

Tomar el sol

¿Cómo es posible que en un país, destino turístico mundial por su sol, tengamos tanta deficiencia de vitamina D?. Sinceramente, no me lo acabo de creer, pero sí hay algunos factores que influyen en ello. Hoy en día difícilmente tomamos el sol sin cremas de protección solar, son habituales los factores de 30, de 50 o “pantallas” (que significa que en realidad no tomamos el sol ni sus rayos ultravioleta). Claro, tomar el sol no ha de suponer el quedarse rojo como un langostino después de estar dos horas al mediodía a pleno sol en la playa, aunque esto sí produce vitamina D a cambio de maltratar la piel y provocar una insolación. Tomar el sol ha de suponer no tener miedo a la exposición solar, utilizar cremas de protección media o baja, o mejor aún, utilizar una gorra o un sombrero o una sombrilla en la playa, porque el tomar el sol al resol también es adecuado, incluso mejor que la exposición directa. Recuerda también que la preparación de la piel al sol del verano ha de empezar al principio de la primavera, y tener la piel acostumbrada a una cierta exposición solar.

 

Hacer ejercicio

Por aquí solemos fallar la mayoría, porque la falta de ejercicio es crónica en la sociedad moderna. El ejercicio moderado o más aún provoca un verdadero masaje de todos los huesos, y éste masaje es el que estimula a los osteoblastos (células óseas) a tener “hambre” de calcio, y facilita la dosificación. Es bien sabido que los astronautas que permanecen largo tiempo en la ingravidez la primera afección que padecen es la osteoporosis, por falta de ejercicio. Pero no necesitamos ser astronautas para tener osteoporosis, porque las mujeres tienen unos factores hormonales que la hacen mucho más frecuente que entre los varones. Un paseo de 30-45 minutos diarios es suficiente como para prevenir la osteoporosis, pero si hacemos más mucho mejor, especialmente a partir de la edad de la jubilación. Si alguna ventaja ha de tener la jubilación es que teóricamente se dispone de más tiempo para cuidarse a uno mismo; pues cuídate prescindiendo del coche, caminando un poco más y evitando el sobrepeso.

 

Las nuevas grasas y la vitamina D

Se sabe que las personas obesas tienen unos niveles algo más reducidos de vitamina D, y ello se ha atribuido a que es una vitamina liposoluble (soluble en gasa) y a que la grasa corporal de alguna manera «secuestraría» la vitamina D manteniéndola en el tejido adiposo y no en la sangre, donde es realmente activa. Por lo tanto, combatir la obesidad es una manera ideal de evitar la osteoporosis y los problemas dolorosos que conlleva esta enfermedad asociada al sobrepeso.

Desde hace no mucho tiempo se empieza a pensar también en otro factor de máxima importancia, como la influencia del consumo de grasas “trans” en los niveles de vitamina D. Se ha observado que es cierto que el consumo de estas grasas modificadas se relaciona con niveles más bajos de vitamina D y posiblemente con niveles más altos de osteoporosis.

Si es cierto lo que dicen todos los estudios, y parece que sí, sobre la importancia de tener una vitamina D adecuada para prevenir numerosas enfermedades, desde el autismo al cáncer, es muy posible que más que recomendar el erróneo camino de fortificar los alimentos con vitamina D sea más adecuado el reducir nuestros alimentos en grasas trans.

En las etiquetas, las grasas trans vienen indicadas como “grasas hidrogenadas” o “grasas parcialmente hidrogenadas”, y consiste en “margarinizar” grasas vegetales haciéndolas más consistentes y espesas, dándoles la consistencia de margarina. Estas grasas trans no sólo suben el colesterol sin tener colesterol, sino que se han relacionado con deficiencias inmunitarias, y últimamente también con déficits de vitamina D. Por tanto, reduce la bollería y alimentos preparados que contengan este tipo de grasas que cada día nos ofrecen una mayor evidencia científica que no son buenas para la salud. ¡Lee las etiquetas!

 

Conclusión:

El consejo que se puede dar es que no deberían tomarse suplementos de vitamina D a menos que los niveles de esta vitamina sean muy bajos y además se tenga una osteoporosis importante o fracturas por esta causa. En caso de tomarlos, se deberán hacer análisis periódicos para valorar cuando se han de retirar y hacerlo a la mínima oportunidad posible.

La vitamina D y el sol

Piel clara para poder sintetizar la vitamina D

Nuestros antepasados que vivían en África hace millones de años tenían la piel pigmentada. ¿Por qué se ha ido aclarando la piel coincidiendo con las migraciones hacia Europa y Asia? Hoy en día, la teoría predominante defiende que la pigmentación de la piel ha ido disminuyendo para facilitar la síntesis de vitamina D.

Cuanto más oscura es la piel, menor es la síntesis de vitamina D, lo que no supone grandes problemas en los trópicos, donde el ser humano disfruta de una exposición permanente a una radiación ultravioleta considerable. Así, el aclaramiento de la piel sería una respuesta para adaptarse a esta nueva limitación que condicionaba la supervivencia de la especie.

Sin embargo, al abandonar esta zona, por ejemplo, para ir a Europa, la pigmentación original se convierte en un obstáculo, ya que no permite sintetizar cantidades adecuadas de vitamina D con una radiación UVB más débil (razón por la que las personas de piel oscura presentan déficit de vitamina D con más frecuencia en el hemisferio norte).

 

Tomar el sol y vitamina D

La síntesis de vitamina D se produce sólo en aquellas condiciones en las que la longitud de onda de la radiación solar está comprendida entre los 290 y los 315 nanómetros (1 nm = 10-9 metros). La intensidad de la radiación solar disminuye a medida que nos alejamos del ecuador, cuando el ángulo cenital disminuye, como sucede desde la llegada del otoño hasta la primavera. Por eso, dependiendo de donde se viva será mayor o menor la radiación solar (por ejemplo, y dentro de España, un país bañado por el sol, no es lo mismo vivir en Cádiz o en las Islas Canarias que en Galicia). En algunos meses del año, en latitudes como las de Bilbao o Santander, por ejemplo, la cantidad de vitamina D que se sintetiza es prácticamente nula entre mediados de octubre y mediados de abril.

Además, las reservas de vitamina D adquiridas durante el verano se agotan en otoño. Los estudios muestran que una exposición solar regular en verano nos aporta, dependiendo de la pigmentación de la piel, de la superficie expuesta y de la duración de la exposición, entre 2.000 y 10.000 UI al día. Sin embargo, se estima que el cuerpo utiliza unas 5.000 UI de vitamina D3 al día. Así, las reservas adquiridas durante el verano generalmente se agotan a partir de octubre o noviembre en el hemisferio Norte.

 

No necesitamos tomar suplementos de vitamina D si nos exponemos al sol

Si va a tener que exponerse al sol durante los días cálidos en el hemisferio Norte, o en invierno en una región donde sea posible sintetizar vitamina D, no tendrá necesidad de tomar suplementos. Gracias a un sistema de protección interno, resulta imposible sufrir una sobredosis de vitamina D exclusivamente por exposición solar, pero éste no es el caso con los suplementos, ya que este sistema no entra en acción en caso de tomar demasiada vitamina D por esta vía.

Cómo se mide la vitamina D

Las dosis de vitamina D presente en los alimentos o complementos alimenticios se expresan en unidades internacionales (UI), o en microgramos (μg), y conforme a la siguiente equivalencia:

1 UI = 0,025 μg de calciferol (nombre químico de la vitamina D).

1 μg = 40 UI.

El análisis sérico (o sanguíneo) mide la vitamina D que circula en forma de 25(OH)D3. En este caso, se expresa en nanogramos por mililitro (ng/mL) o en nanomoles por litro (nmol/L).

Para convertir los ng/mL a nmol/L, es preciso multiplicar los primeros por 2,5. Por ejemplo, 30 ng/mL = 75 nmol/L.

 

No todas las formas de vitamina D son iguales

Existen dos formas de vitamina D disponibles comercialmente:

– La vitamina D3 (colecalciferol) la fabrica la piel a partir de un derivado del colesterol por acción de los rayos ultravioleta B. En los complementos alimenticios y en los medicamentos tiene dos orígenes, ambos animales: o bien se extrae del hígado de pescado o bien se obtiene a partir de la exposición de la lanolina (cera de lana, de origen animal) a radiación UVB.

– La vitamina D2 (ergocalciferol), que encontramos en los vegetales, está también presente en ciertos medicamentos y se obtiene a partir de hongos que se exponen a la radiación ultravioleta. Tanto la vitamina D2 como la D3 son naturales, y ambas pueden ser el punto de partida para obtener vitamina D. De todas formas, la vitamina D3 es la forma de preferencia, pues es la que fabricamos de modo natural. Además, se cree que posee una actividad biológica superior y que se destruye con menor rapidez.

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