¿Fue por casualidad que, en algunos estudios sobre la linaza, los participantes adelgazaron 9 kg?
En Canadá ahora se permite incluir una declaración sobre las propiedades saludables en las etiquetas de los productos que contienen linaza, lo cual viene a decir que sabemos, con suficiente certeza, que realmente ayuda a reducir la concentración de colesterol.
Textos: Dr. Michael Greger*. Lipólisis: Blanca Herp
Ante todo, los productos deben contener al menos 2 cucharadas de semillas de lino molidas y deben ser razonablemente saludables, para que no se pueda presumir; por ejemplo, sobre los efectos de reducción del colesterol en «albóndigas enriquecidas con linaza».
Estas afirmaciones se basan en estudios, como el que analizo en mi video Los beneficios de la linaza para la pérdida de peso, un ensayo doble ciego, aleatorizado, controlado con placebo en el que se suplementaba la alimentación de los participantes con linaza.
¿Cómo se hace una comida que actúe de placebo?
Hay pastillas de placebo que imitan a los medicamentos, pero ¿cómo puedes darle cucharadas de linaza a alguien sin que se dé cuenta? Los investigadores hicieron productos especiales, como barras, panecillos y rosquillas, entre otros, para que, sin saberlo, los participantes consumieran cucharadas de linaza molida o solo cucharadas de la sustancia de control: trigo integral. Y lo hicieron durante un año. Nadie sabía quién recibía qué panecillos, hasta que se reveló la información al final.
¿Cuáles fueron los resultados? El grupo que consumió linaza presentó una reducción del 15% en el colesterol LDL apenas se había cumplido 1 mes del ensayo. Sin embargo, la concentración de colesterol solo disminuyó significativamente más que el grupo que recibió productos con trigo integral en aquellos que tomaban medicamentos para reducir el colesterol. En los participantes del grupo del trigo integral que no tomaban este tipo de medicamentos, la concentración de colesterol también bajó, lo cual disminuía la eficacia comparada de la linaza. Esto se puede observar en los gráficos que aparecen en el minuto 1:12 de mi video. Por este motivo, los placebos alimentarios son tan difíciles de usar.
Se hicieron otros ensayos, incluso otro informado a los participantes.
¿Qué sucede con los suplementos de linaza para la enfermedad del hígado graso no alcohólica?
A causa de la epidemia de obesidad, actualmente esa es la enfermedad hepática más frecuente y ahora se la reconoce como «un problema de salud pública grave de la sociedad actual en todo el mundo». La causa más frecuente es llevar una alimentación con alto contenido de grasas, pero la grasa de la linaza puede ser mejor que la grasa de la manteca de cerdo. ¿Comparar la linaza con la manteca de cerdo? Eso no parece muy útil, así que pongámoslo a prueba.
Los participantes recibieron consejos para modificar su estilo de vida con o sin linaza. Se les pidió que mezclaran la linaza con agua y jugo y que la bebieran después del desayuno. ¿Qué sucedió? En ambos grupos, disminuyeron el peso corporal, la inflamación del hígado, y las cicatrices y la grasa dentro del hígado, aunque estos resultados fueron mejores en el grupo de la linaza.
Se han llevado a cabo decenas de ensayos aleatorizados y controlados con placebo sobre la linaza y el adelgazamiento. La mayoría de estos ensayos arrojaron resultados dudosos.
Aun así, si analizamos todos los estudios en su conjunto, se observa una reducción significativa del peso corporal (3 kg.), el IMC y la circunferencia de la cintura (2,5 cm), después de la suplementación con linaza en ensayos aleatorizados y controlados. A pesar de todo, lo más esperable es bajar alrededor de 1 kg, en lugar de 9 kg.
La linaza tiene muchos otros beneficios (es muy interesante en caso de cáncer de mama, y también destruye el cianuro, por ejemplo), como podemos ver en los videos relacionados al final de este texto. En general para adelgazar encontraréis más información en mi libro Comer para no engordar.
Lipólisis
Aunque no esté relacionada con la linaza, sí lo está con los mecanismos para perder peso, que comentamos aquí como un avance. Mediante la lipólisis, el organismo se pone en marcha para degradar las grasas —en la cintura, por ejemplo—, para hacerlas absorbibles y utilizables. Se distinguen dos tipos: la lipólisis gastrointestinal, que tiene lugar durante la digestión, y la lipólisis adipocitaria, que afecta a las grasas ya almacenadas. A menudo se resume esta última con la expresión «quemar las grasas».
La primera lipólisis, la de la digestión, consiste pues en degradar las grasas alimentarias, es decir las que se consumen al comer. Estas grasas son en su gran mayoría triglicéridos, unos lípidos complejos y demasiado voluminosos para ser absorbibles. El objetivo es hacerlos digeribles en el momento de su paso al intestino: Allí es donde éstos se incorporan a la circulación sanguínea.
La digestión de los lípidos alimenticios comienza en el estómago, gracias a las lipasas gástricas, que son unas enzimas que degradan los lípidos.
En el estómago, estos enzimas emulsionan los triglicéridos para hacer de ellos lípidos más pequeños (fundamentalmente monoglicéridos y diglicéridos).
Ahora bien, ¿podemos aprovecharnos de la lipólisis adipocitaria, la que afecta a las grasas, para adelgazar? Naturalmente que sí, como vamos a ver en las dos páginas siguientes.
Michael Greger (ver Integral 496) es médico, autor superventas del New York Times y un conferenciante de reconocido renombre en numerosos temas de salud pública.