Cómo afecta la relación de pareja a la salud
Éste es un test para conocer nuestro “tipo de apego” y cuáles son las relaciones con su salud para prevenir los riesgos. Se trata del test Experiences in Close Relationships (Experiencias en las relaciones personales), creado en 1998 por Waller Brennan, Clark y Shaver, y modificado en el año 2000 por los investigadores en psicología Chris Fraley, Niels Waller y Kelly Brennan.
Tipos de apego en las relaciones afectivas
La manera en la que se entablan relaciones con los amigos, los familiares o los compañeros sentimentales afecta al sistema inmunitario, haciendo a la persona más fuerte o vulnerable frente a las enfermedades. El objetivo del test es evaluar los tipos de apego en las relaciones afectivas, especialmente en las de pareja.
► Las preguntas se formulan teniendo en cuenta su relación de pareja actual. Si usted no mantiene ninguna relación en este momento puede responder pensando en alguna del pasado, evaluando su actitud ante el amor o aplicando las preguntas a sus relaciones con familiares y amistades.
► El objetivo de este test es reflexionar sobre su actitud ante las relaciones sentimentales y cuáles son las implicaciones en nuestra salud, si bien no podemos considerarlo como diagnóstico.
► ¿Empezamos? Marque la casilla con la respuesta que más se acerca a su opinión personal. Al acabar el test tendrá que sumar las cifras de cada casilla marcada, según se explica al final:
TOTAL PREGUNTAS 1 a 18
TOTAL PREGUNTAS 19 a 36
Sume el número de puntos obtenidos en las casillas que ha marcado de las preguntas 1 a 18, correspondientes a la escala de ansiedad relacional (al relacionarse con los demás).
► Puntuación escala de ansiedad relacional:
- De 0 a 36: tiene una ansiedad relacional de baja a moderada.
- De 37 a 72: tiene una ansiedad relacional elevada.
Ahora sume el número de puntos que corresponden a las casillas que ha marcado para las preguntas 19 a 36, que indican su escala de evitación (el nivel de rechazo que provoca una situación de riesgo o que resulta desagradable; por ejemplo, volar en avión, miedo a las alturas, a las tormentas y, en este caso, a las relaciones de afecto con otras personas).
► Puntuación escala de evitación:
- De 0 a 36: tiene un nivel de evitación de bajo a moderado.
- De 37 a 72: tiene un nivel de evitación elevado.
Ansiedad / Evitación. Gráfico de comportamiento
► En función de estas dos puntuaciones y utilizando el eje de coordenadas que encontrará a continuación, dibuje un punto en la escala vertical de ansiedad, según la puntuación obtenida con las preguntas de 1 a 18, y otro punto en la línea horizontal de la gráfica, correspondiente a los resultados de la escala de evitación (puntuación de las preguntas 19 a 36).
► Trace a continuación una línea recta horizontal que pase por el punto que ha marcado en la escala de ansiedad, y luego otra línea vertical que pase por el punto marcado en la escala de evitación. El cruce de las dos líneas rectas indica cómo es su forma de amar y de relacionarse.
Interpretación psicológica y relacional del test
- Comportamiento seguro: sabe expresar sus emociones y sus necesidades afectivas, además de tener en cuenta las de la otra persona. Aprecia la presencia de esa otra persona, el apoyo que le ofrece y el hecho de que le escuche. Las personas seguras tienden a tener relaciones duraderas y satisfactorias.
- Comportamiento ansioso: es muy emotivo y busca constantemente a la otra persona, temiendo al mismo tiempo que exista una falta de disponibilidad por parte de ella. A pesar de resultarle fácil expresar sus emociones vive muchos estados afectivos negativos que pueden crear dificultades en sus relaciones.
- Comportamiento evitativo: tiende a dar prioridad a su autonomía y mantiene una cierta distancia con su pareja. Expresa poco sus emociones. Confía en su capacidad para enfrentarse solo a las situaciones difíciles, lo que puede perjudicar sus relaciones personales.
- Comportamiento ansioso-evitativo: alterna los comportamientos ansiosos con los evitativos, lo que puede provocar dificultades en sus relaciones. Evita el apego emocional y, en el caso de que inicie una relación, a menudo estará impregnada por una falta de confianza.
Para saber un poco más. Además de identificar el estilo al que pertenece, también debe tener en cuenta el lugar exacto dentro del eje de coordenadas en el que se encuentra el resultado que ha obtenido tras realizar el test. De este modo puede ser totalmente seguro o semiconfiado, ligeramente evitador o muy evitador.
Cuanto más se aleje del centro del eje el punto que corresponde a su comportamiento, más afianzada será su tendencia a la hora de relacionarse sentimentalmente: segura, evitativa, ansiosa o ansiosa-evitativa.
¿De dónde viene nuestra forma de amar? Los apegos
Los “comportamientos de apego” en las relaciones amorosas tienen su fuente en los trabajos del psiquiatra John Bowlby (1907-1990) relativos a la psicología infantil. Según este psiquiatra, el niño, en respuesta a las interacciones con sus padres, y principalmente en función de la manera en la que ha sido tratado ante sus dificultades, va a desarrollar un tipo de apego que será la representación al mismo tiempo de la ayuda y el consuelo que considera que merece en caso de necesidad y de la disponibilidad de los demás para proporcionarle ese consuelo.
Estas representaciones y creencias conforman tres distintos comportamientos de apego que marcarán su actitud frente a aquellas situaciones que se vayan a dar durante su edad adulta en el campo relacional (su relación con el entorno).
- El apego seguro: caracterizado por la capacidad de dirigirse a los demás pero sin llegar olvidarse de uno mismo. La persona es al mismo tiempo autónoma y, en caso de dificultad, puede pedir ayuda a los demás.
- El apego evitativo: caracterizado por dificultades a la hora de manifestar sus emociones y expresar su necesidad de apego. Es una forma de “autonomía compulsiva”.
- El apego ansioso: puede provocar una dependencia afectiva combinada con demandas constantes, o bien una propensión a la hora de ocuparse de los demás para recibir su amor o su estima, sin responder lo suficiente a sus propias necesidades. Este comportamiento también se conoce como “cuidado compulsivo de los demás”.
Estos tres comportamientos de apego constituyen distintas personalidades más o menos marcadas. Así, se puede ser ansioso o semiconfiado, tener un apego fuerte o ligeramente evitativo, o incluso alternar dos o tres de estas actitudes.
Ahora bien, ¿qué relación puede tener todo esto con la salud?
La relación entre el tipo de apego y las enfermedades
Bowlby habló de un vínculo entre el comportamiento de apego y el riesgo de sufrir enfermedades. Después de él, otros psicólogos estudiaron las potenciales relaciones entre ciertos esquemas del comportamiento y de la salud.
En la década de 1970 investigadores norteamericanos crearon una tipología de personalidades que predisponían a las enfermedades. Entre ellas determinaron el tipo A, que corresponde a una personalidad competitiva, carente de paciencia, fácilmente susceptible y que expresa abiertamente su cólera.
Según los expertos, las personas que tenían este tipo de comportamiento y además de forma marcada tenían un riesgo más elevado que la media de padecer enfermedades cardiovasculares.
C de cáncer
En 1979, la doctora en psicología Lydia Temoshok actualizó otro tipo de personalidad: la personalidad de tipo C… de cáncer. La tendrían las personas que son afectuosas y se vuelcan con los demás, siendo conciliadoras hasta el extremo pero que, al mismo tiempo, presentan grandes dificultades para expresar sus propias emociones, especialmente la cólera. Es gente a la que le cuesta decir que no y escuchar sus propias necesidades, por lo que se trata de un comportamiento típico del apego ansioso.
Un estudio realizado en la década de 1950 (ver notas) demostró que existía una relación significativa entre el hecho de haber recibido poca atención parental durante la infancia y una mayor presencia de los problemas cardíacos, úlceras o alcoholismo 35 años más tarde. Otro estudio reveló que aquellos estudiantes que reconocieron no sentirse cercanos a sus padres habían desarrollado más cánceres que el resto 40 años más tarde.
Apego evitativo y estrés
Tras analizar estas investigaciones Anna Tacon, profesora de Ciencias de la Salud en la Universidad Tech de Texas, observó que las personas que padecían cáncer de mama tenían unas puntuaciones más elevadas dentro del apego evitativo (o las situaciones difíciles durante la infancia) respecto a la población control: se sentían mucho menos cercanas a sus madres y tendían a reprimir sus estados afectivos negativos y a controlar sus emociones. Y pudo establecer una relación entre las características de la personalidad de tipo C y el comportamiento de apego.
En esta situación los evitadores son los más desfavorecidos, ya que a los factores de estrés habituales se añade el de la relación con los demás y que en su caso no es fuente de consuelo, precisamente por su propensión a evitar el contacto con los demás. Se produce un aumento del ritmo cardíaco en caso de estrés en presencia de su cónyuge, respecto a la misma situación, pero estando solos.
En 1975 se llevó a cabo un estudio realizado por el King’s College Hospital de Londres con 69 mujeres a las que se había detectado un cáncer de mama durante una operación, y con un grupo de control formado por 91 mujeres afectadas sólo por un tumor benigno. Las conclusiones fueron: “la existencia de una asociación significativa entre el diagnóstico de cáncer de mama y una anomalía en la expresión de las emociones. En la mayoría de casos, esta anomalía era una supresión extrema de la cólera y, en las pacientes mayores de 40 años, una supresión extrema de las otras emociones”. En otras palabras, demostraba la presencia de un comportamiento de apego no seguro.
Un factor de riesgo para la salud
Pero un comportamiento de apego no seguro no predispone solamente al cáncer. En 1994 unos investigadores pidieron a un grupo de mujeres que estaban esperando para hacerse una mamografía que rellenasen un cuestionario para evaluar su grado de represión emocional y de soledad. El resultado fue que cuanto más elevada era la puntuación de represión emocional, más enfermas estaban las mujeres; por el contrario, cuanto más baja era esa puntuación, mejor salud tenían.
Ahora existen bastantes estudios más que confirman estos descubrimientos. En 2013, el psiquiatra italiano Angelo Picardi descubrió que en las mujeres el apego evitativo estaba relacionado con una baja actividad de las células NK (inmunitarias) y las defensas.
Aquel mismo año investigadores de la Universidad de Rochester y de la Escuela de Salud Pública de Harvard realizaron el seguimiento de 729 personas durante un período de 12 años y observaron que quienes no expresaban sus emociones presentaban un 70% más de riesgo de fallecer por cáncer y un 50% más de probabilidades de morir a causa de un accidente cardíaco, respecto a los que sí las expresaban.
¿Qué se puede hacer si el test nos sitúa en la categoría de ansioso o en la de evitador, los dos comportamientos de apego que más estrés fisiológico y enfermedades generan?
Ante todo conviene relativizar su alcance. Como decimos, este test es más bien una invitación a reflexionar acerca de cómo cada persona se relaciona con los demás y las consecuencias que puede tener. Y por otro lado, el resultado obtenido no implica una personalidad fija, sino que se trata de un comportamiento modificable, lo que conllevará a una serie de mejorías en la salud.
¡Lograr mayor seguridad!
Modificar el tipo apego para volvernos más seguros o mejorar la salud relacional exige realizar una introspección para encontrar en el pasado los eventos que pudieron alterar nuestra seguridad afectiva. Luego conviene aprender a desactivar los reflejos relacionales que perjudican la calidad de nuestras relaciones.
- Esta búsqueda puede ir acompañada por un psicoterapeuta, sobre todo si se es de tipo evitador. Las terapias familiares sistémicas también son interesantes para trabajar dentro de la familia.
- En cuanto a las prácticas corporales, la biodanza es una importante herramienta de desinhibición emocional y de curación de la evitación o de la ansiedad relacional. En general todas las técnicas que favorecen la expresión de los estados afectivos y la consideración de nuestras necesidades son adecuadas.
- También son buenas las prácticas EFT (Técnica de Liberación Emocional), el método TRE (Ejercicios para la Liberación del Trauma y el Estrés) o TIPI (Técnica de Identificación Sensorial de los Miedos Inconscientes) o incluso de regulación emocional a diario (coherencia cardíaca).
Finalmente recordemos que estas técnicas deben ser utilizadas con el objetivo de liberar la expresión emocional y no para mostrar un autocontrol todoterreno, porque entonces los comportamientos de inhibición de los estados afectivos continuarían.