Si queréis comer frutas, verduras y hortalizas suculentas y sanas, alimentad la tierra como a ella le gusta, aplicando las enseñanzas del bosque. El alimento de la tierra es ante todo la materia vegetal…
Apuntes básicos
En lugares diseminados del bosque, coger ramitas y maleza de todas clases, sin excepción, sin escoger, sin elegir, sin preferencia, sin medida. Lo que importa es la variedad y tomad sólo tallos de menos de 8 mm. de diámetro.
En un tonel, una tina, una balsa, o cualquier recipiente no metálico, poner en remojo la maleza, comprimida con piedra, por ejemplo.
Ocho horas después sacarla y hacer un montón bien apretado, saltando encima. Repetir estas operaciones cuidando de que no se pierda la humedad hasta obtener una pila de por lo menos 4 m3 de maleza bien apretada.
Al cabo de tres semanas cardar enérgicamente el montón con la horca, dientes hacia abajo. Una vez la materia en hilas, hacer un montón de corte triangular –base de 2,20 m y altura 1,60 m– y de longitud determinada por la cantidad de maleza. Esta vez sin apretar, se deja caer tal cual.
Cubrimos el montón con una capa de 2 cm de tierra, de arena, de mantillo, o de abono viejo. Poner por encima una buena capa de ramas de follaje espeso, para protegerlo de la intemperie. Tras una fermentación adecuada, tres meses después, el abono estará listo.
Tres meses después
Extender entonces una capa de 7 cm de espesor sobre cualquier terreno, por muy árido que sea, y sin incorporarla a la tierra. Cubrirlo todo enseguida con un manto uniforme de hojas o hierbas muertas o paja de 10 cm. de espesor (por lo menos). Trasplantar en la tierra a través el manto y el abono, los planteles que se quieran.
En los lugares más áridos, donde no llueve durante muchos meses, sin regar, sin arar ni binar (remover el suelo para oxigenarlo), sin ocuparse de la tierra, sin malas hierbas, sin tratamientos, se pueden obtener plantas extraodinarias: tomateras de 2,50 m que dan más de 20 kg de frutos, por ejemplo, sin ninguna enfermedad.
Preferir para la elaboración del abono la materia verde, es decir, viviente.
La colecta de la maleza puede hacerse en cualquier estación, pero preferiblemente en primavera. Exponer lo menos posible el abono a la luz.
A medida que vayamos practicando lo podremos ir mejorando y especializando: compost de maleza, de maleza y broza, vegetal con estiércol, compost de coníferas…
Aportaciones a la tierra
Además del compost es conveniente recurrir a las técnicas de acolchado o mulching.
Eventualmente, entre dos cultivos y en el otoño, suministraremos unos 10 kg de fertilizante biológico completo en caso de tengáis poco compost y para los cultivos más exigentes (puerro, coliflor, alcachofa, etc.) También regaremos dichos cultivos con purín de ortiga.
Para saber más: El huerto biológico. C. Aubert. Ed. Integral.