Cómo reconocer un hígado en disfunción antes de que sea diagnosticado
En primavera, el hígado y la vesícula biliar cobran el protagonismo. Son los órganos emparejados que se activan: el uno depende del otro, y cuando hay un daño en la vesícula el hígado se afecta y viceversa. Pero también si uno se beneficia el otro también.
Por ejemplo, si se ha extirpado la vesícula se añade más carga al hígado, especialmente con el metabolismo de las grasas y la digestión en general.
Patricia Restrepo
Directora del Instituto Macrobiótico de España y consultora macrobiótica
Medicina clásica china
La medicina clásica china es un legado milenario, recopilado en el libro clásico del Emperador Amarillo (Huangdi Neijing). Estas enseñanzas son la base de la practica del diagnostico desde la macrobiótica. Según estas enseñanzas, cada estación del año se relaciona con los órganos específicos que son más activos y que, de hecho, pasan por un proceso de desintoxicación, descarga o limpieza en cada periodo correspondiente.
El mayor órgano sólido del cuerpo
El hígado es conocido como el general al mando del cuerpo que tiene más de 500 funciones, entre ellas las relacionadas con la salud femenina. En pocas palabras, el hígado es el principal órgano de desintoxicación del cuerpo: todo lo que comemos y bebemos es filtrado por el hígado, incluyendo medicamentos y fármacos.
El hígado trabaja muy duro para mantenernos sanos, deshaciéndose de lo que no necesitamos. Nuestro equilibrio hormonal, los niveles de colesterol y el peso se rigen también por el hígado, incluso posee la notable capacidad de auto regenerarse; es un órgano bondadoso y con la cualidad de la perseverancia, la constancia y la paciencia si está debidamente nutrido.
Los pies fuera de la cama
Cuando el hígado y la vesícula están desequilibrados, hay una sensación generalizada de atascamiento o estancamiento; esto significa que la energía no se mueve fluidamente a través de estos órganos, y se manifiesta generalmente con síntomas molestos a nivel físico y muy visuales, como sarpullidos cutáneos, dolores lateralizados, incluso cuando tenemos dolores en la parte externa lateral del cuerpo y no los asociamos a nada en concreto, nos está hablando de la condición hepática. También los dolores de cabeza (muy concretamente en las sienes), dolores de hombros, rodillas, bruxismo o rechinar de dientes, problemas oculares —especialmente el ojo derecho—, ojos enrojecidos y con picores, sensación de sentirse caliente todo el tiempo, necesidad de sacar los pies fuera de la cama por una fuerte sensación de calor.
Salud femenina
Es además el órgano que gobierna la salud de la mujer más que cualquier otro; todo lo relacionado con el periodo menstrual, desde el síndrome premenstrual, ovarios poliquísticos, amenorrea, fibromas. Incluso durante los tres primeros meses de embarazo hace las funciones de placenta, cuando las embarazadas tienen constantemente nauseas y vómitos una de las razones es que el hígado está en desequilibrio. De igual manera, la inflamación de próstata en los hombres está relacionada con una mala función del hígado.
Hígado y emociones
El hígado es como la central eléctrica del organismo, las emociones de irritabilidad, ira, impaciencia, cólera, enfado, refunfuñar, protestar, confrontar, agresividad e impulsos agresivos físicos, nos están hablando de un hígado nutrido de forma inadecuada y pidiendo auxilio.
Dolor de cadera, problemas de la tiroides, decoloración de las uñas de los dedos de los pies —especialmente en amarillo y en los dedos grandes—, despertarse entre la una y las tres de la mañana y sentirse inquieto, una sensación general de estar atrapado en la propia vida personal, son también el resultado de un desequilibrio originado en el hígado.
El rostro
La rigidez física, o el rostro con una apariencia asimétrica o aspecto desproporcionado, lo que sugiere una falta de equilibrio visual, así como la desarmonía en la apariencia de la boca o boca lateralizada, incluso cuando es visible la diferencia entre las dos mitades de la cara o de los ojos tienen su origen en el desequilibrio en la energía árbol, como se denomina a los órganos hepáticos según la teoría de las 5 Transformaciones.
Al levantarnos por la mañana
Para hacer un breve diagnóstico del estado del hígado, deberíamos examinar cómo nos levantamos por la mañana, pues la mañana es el momento donde el hígado aprovecha para hacer la limpieza. Si nos despertamos con legañas, flemas, ojos hinchados, dolor de cabeza sobre las sienes, boca amarga, ver estrellitas cuando nos incorporamos después de estar agachados, el mensaje es claro y directo, el hígado está tenso, y se encuentra depurando, porque el hígado es como un desatascador y quiere estar siempre ligero.
Del color de la piel a las articulaciones
Otros aspectos a destacar son el color de piel marrón citrino en el rostro, rojeces en la zona del entrecejo o incluso cualquier granito o decoloración en esta zona, una línea vertical profunda o varias líneas profundas. También encontrarse emocionalmente estancado, enfurruñado y con la creencia de estar en poder de la verdad siempre, si nos cuesta aceptar los cambios y nos volvemos cabezones y gruñones.
El hígado es además el responsable de la musculación del cuerpo. Cuando no cumple esta función todo el peso corporal cae sobre las articulaciones que se van desgastando, el cuerpo envejece y se deteriora por no poder generar masa muscular.
Esto sucede porque cuando hay una función hepática óptima, en las articulaciones se acumula colágeno y elastina, que nos hace ver más jóvenes. Nutrido de forma indebida deriva en la acumulación de sales minerales en las articulaciones y calcificaciones, sustancias que nos llevan a la rigidez y a la dificultad de movimiento.
Sangre y vitamina D
El hígado no solo produce sangre, sino que ayuda a metabolizar proteínas a través de los aminoácidos, por ejemplo, el colágeno es una proteína que tenemos que producir para mantenernos jóvenes, se encuentra en muchas zonas corporales, en la conjuntiva de los ojos haciendo que estos no estén hundidos y sin expresión.
La vitamina D es liposoluble, es decir, se metaboliza en el hígado, donde es hidroxilada para que posteriormente circule en la sangre. Luego esta forma activa es transportada a los riñones, donde experimenta una segunda hidroxilación para convertirse en su forma biológicamente activa, conocida como calcitriol. El calcitriol es la forma de vitamina D que ejerce sus efectos en los tejidos del cuerpo, incluyendo los huesos y el intestino, entre otros, es decir que incluso la salud de huesos también depende en parte de la salud hepática.
El hígado acumula la energía de vitaminas y minerales, de glucógeno que luego transforma en glucosa. Por esto, otro indicador de que el hígado no está en buenas condiciones es sentirnos cansados, sin energía y las hormonas se descompensan.
Lo que comemos
Para mantener la frescura, la jovialidad, la tonificación muscular, la luz en el rostro y el brillo en los ojos, la flexibilidad, la vitalidad, la paciencia, la perseverancia, la visión de futuro, el liderazgo, no debemos tomar ni una alimentación crudivegana —que disminuye la producción de colágeno—, ni una alimentación protéica y grasa que acumula las grasas y degenera el intestino provocando un mal funcionamiento del mismo, y como consecuencia evitando la absorción correcta de vitaminas y minerales.
Perjudican al hígado los alimentos yang, que secan y contraen —como las grasas de mala calidad—, que luego se convierten en ácidos grasos que acidifican el organismo conduciendo a la obesidad. Uno de los síntomas del fallo hepático es la obesidad y la celulitis.
También la sal —en especial la sal del Himalaya o la sal muy gris, la sal de tierra o de minas, y la sal refinada—, porque seca el hígado y termina con el colágeno. En general, la comida salada envejece. Y los alimentos tostados, horneados y secos, son una energía contraria a la energía del hígado, que quiere frescura.
Los alimentos yin que inflaman y debilitan el hígado son el alcohol, café, azúcar, cacao, bebidas azucaradas y comerciales, químicos, medicamentos y alimentos cultivados mediante la agricultura intensiva.
Otro aspecto que daña la función hepática es la solanina, presente en la berenjena, tabaco, pimientos verdes, tomates, que cuando se une con el calcio procedente de los lácteos —que no asimilamos—, se deposita en los tejidos blandos y articulaciones, impidiendo la movilidad y provocando como resultado los dolores en hombros, tobillos, rodillas.
Una maravilla para cuidar
Entre las tres actividades del hígado más importantes (vascular, secretora y desintoxicadora) esta última es una segunda línea de defensa contra las sustancias que han sido capaces de traspasar la membrana mucosa de los intestinos. Recibe esos desechos y los transforma en compuestos sin toxicidad (o muy poca) para el cuerpo antes de que la vesícula biliar y los riñones las eliminen.
Todas las sustancias tóxicas que entran en nuestro cuerpo tienen que pasar por sus células: productos nocivos en descomposición procedentes del intestino, alcohol, medicamentos, aditivos, plaguicidas, plomo, gases contaminantes de los coches… Los peores tóxicos se producen durante la combustión celular en los procesos internos del cuerpo. La sangre transporta las sustancias desde el intestino y a través de la vena porta que pasa por el hígado sufren una primera transformación. Esta función desintoxicadora lo convierte en uno de los órganos más contaminados.
Recetas para nutrir el hígado
Caldo verde depurativo
Ingredientes:
1 tira de apio
1 puerro con su parte verde
col repollo
vinagre de arroz
un trozo de nabo o de daikon
agua y sal
- Cortar las verduras a partes iguales.
- Llevar al fuego con agua suficiente y sal, cocer con la llama media.
- Agregar en el último momento unas gotas de vinagre de arroz.
Crema de calabacín y puerros
Imprime suavidad a los órganos hepáticos.
Ingredientes:
3 calabacines
2 puerros
1 cucharita de aceite de oliva virgen extra
la ralladura de la piel de un limón bio
germinados
agua y sal
- Cortar los puerros y calabacines del mismo tamaño.
- Saltear en un poco de agua a fuego alto con una pizca de sal.
- Dejar reduciendo hasta que los puerros ablanden.
- Triturar, servir con un poco de aceite de oliva, ralladura de limón y germinados.
Gelatina de ciruelas
El sabor agridulce de la ciruela tonifica el hígado y es un buen lubricante intestinal.
Ingredientes:
1 kilo de ciruelas
1 cucharada de agar agar
1 litro de zumo de uva sin endulzante
- Cortar las ciruelas, añadir una pizca de sal y dejar macerando.
- Llevar el zumo al fuego con el agar agar durante 10 minutos.
- Remover hasta que el agar agar se deshaga.
- Dejar reposar hasta que este templado, verter sobre las ciruelas.
¡Buen provecho!