El Feng Shui ha dejado de ser una técnica desconocida para la mayoría de las personas. Cada vez se conoce más y hay muchos libros y artículos que hablan de ella. Pero no siempre se conocen sus posibilidades. Mucha gente piensa que el Feng Shui es un arte para crear espacios bonitos y armónicos. Es cierto, el Feng Shui consigue crear un ambiente agradable, armónico y bonito, donde la energía fluye con tranquilidad y las personas viven o trabajan de manera más placentera y equilibrada. Pero es también mucho más.
Textos: Gloria Vilalta
Nuestra relación con el entorno
Está demostrado que como mejor sea el entorno, mejor es la capacidad de trabajo, de recuperación o de descanso. Hay muchos estudios al respecto, sobre todo en el ámbito hospitalario, donde una noche menos de habitación supone un ahorro considerable. Las grandes empresas lo saben, procuran que sus trabajadores estén a gusto, ofreciendo no sólo un entorno agradable sino también posibilidades de hacer deporte y otros beneficios. Desde hace ya 4-5 años, también las cafeterías y los restaurantes están cuidando el espacio, añadiendo madera y plantas para crear ambientes más agradables, espacios donde apetece entrar y estar.
Recordemos la célebre ley hermenéutica “como es arriba, es abajo; como es abajo es arriba”. También “como es adentro es afuera; como es afuera es adentro”, expresada por Kant, Goethe, el Taoísmo, o la cultura maorí, como ejemplo. Son leyes universales que han trascendido culturas y épocas.
Espacios y entorno
En el caso de los espacios en los que vivimos o trabajamos, esto es evidentemente transferible. A mi entender es la base filosófica de la potencialidad del Feng Shui: como mejor tengas tu entorno, tu espacio exterior, mejor estarás tu (y viceversa).
El arquitecto-pintor-artista austríaco Hundertwasser (1928-2000) consideraba que nuestra casa era nuestra tercera piel (hablaba de 5 pieles: epidermis, ropa, hogar, identidad, Tierra). Decía: “Un buen edificio debe lograr unir dos cosas: La armonía con la naturaleza y la armonía con la creación humana individual”. No nos podemos desligar del entorno, pues. Aunque queramos, estamos en continua relación con él. Hay siempre una resonancia y un intercambio con lo que nos rodea, sean colores, objetos, personas, edificios, árboles…de la misma forma que temblamos cuando hace frío o nos disgustamos por una simple palabra o idea.
Esta relación con el entorno es la base del Feng Shui. Esta herramienta busca mejorar el entorno para así ayudar a las personas.
No se trata sólo de hacer un entorno bonito, agradable y armónico, que es uno de sus beneficios. Modificando el entorno, podemos ayudar a que la vida fluya mejor, podemos potenciar nuestra vida. Observando al entorno y haciendo un paralelismo con nosotros, podemos también hacer un trabajo terapéutico, pues el entorno y concretamente nuestro hogar o espacio de trabajo nos va a hablar de cómo estamos nosotros y cómo nos fluye la vida.
Feng Shui como herramienta terapéutica. El Bagua
El Feng Shui es muy amplio y contiene diferentes escuelas, que han ido evolucionando según la época y sus maestros (se trata de una técnica muy antigua, milenaria, sólo ofrecida a unos pocos durante la mayor parte de su historia).
Una de sus herramientas es lo que se llama el Bagua o Pa Kua (8 mutaciones/zonas). Se trata de un “mapa” de la distribución de la energía en cualquier espacio, sea una mesa, una habitación, una casa o una ciudad. Esta distribución nos informa sobre la clase de energía que se da en cada subespacio, asociando a cada uno un nombre, un número y unas características energéticas que se asocian a una parte de nuestra vida. Así, como se puede ver en el esquema, podremos repartir estas zonas en el espacio que elijamos y ver si estas zonas están bien representadas.
Lo primero que podemos hacer es ver si están, si están presentes en su totalidad. De no ser así, será más difícil que aquel aspecto de nuestra vida fluya. Las 8 zonas son: el camino o la profesión, las ayudas / viajes / amigos, la creatividad o hijos, las relaciones y pareja, el foco o reconocimiento, la abundancia, la salud y familia, la meditación y la sabiduría. La novena zona es la central, el Tai Chi, el Todo.
Observando qué nos falta, ya tenemos mucha información. Si falta, habrá que compensar (harmonizando con espejos o simbología) y ponerle más atención a este aspecto de nuestra vida.
En casa
A continuación, podemos observar cómo están las otras zonas: ¿las tenemos ordenadas y cuidadas? ¿Hay acumulación de objetos o muebles? ¿La energía puede circular bien por esta zona? (nos podemos imaginar la circulación del viento o del agua). ¿Qué imágenes u objetos tenemos? ¿Nos gustan? ¿O simplemente están allí? ¿Es nuestra elección o la de otra persona? ¿Nos sentimos cómodos? ¿Tenemos ganas de llegar a casa? ¿Tenemos un espacio para nosotros? ¿O todo aquél que vive allí tiene un espacio menos nosotros? ¿Nos gustaría un cambio? ¿Nos atrevemos?
Hay muchas preguntas a hacerse y en todas se puede buscar el paralelismo con nuestra manera de pensar/sentir/actuar/vivir.
He vivido ya muchas veces estos paralelismos (como experiencia propia y también como experiencia de mi trabajo de asesoramiento a muchas de las personas a las que les he hecho un estudio).
A menudo sucede que cuando alguien cambia, necesita cambiar su casa (y hasta a veces se traslada a otro lugar). De la misma manera, cuando empiezas a cambiar cosas en tu entorno (un cambio de color, vaciar lo que ya no sirve, mover unos cuadros u objetos de sitio, etc.…), tu vida se mueve también. No es por nada que hay un proverbio chino que dice que “si quieres cambiar tu vida, cambia 27 cosas de sitio”.
“Estrellas voladoras” Feng Shui
Otra tipo de Feng Shui muy potente y no tan conocido, estudia la “carta natal” del espacio, la energía que había cuando se construyó. Para ello, es necesario saber el año de construcción (se toma el año en el que se cierra la energía porque techos y paredes exteriores ya se han finalizado) y la orientación cardinal. Esto nos permite saber sus “estrellas voladoras”, la combinación de energías de base que hay en cada espacio. Cada número corresponde a una energía con una cualidad diferente. La energía no es estática, pues el universo no lo es. Hay ciclos, por lo que la actuación de estas “estrellas” no es fija.
En febrero de este año (2024 o año del dragón de madera yang), ha empezado un nuevo ciclo de 20 años, el período de la estrella 9: un ciclo que trae un impulso para ir hacia nuestros objetivos. Es un ciclo que traerá cambios que nos harán crecer como personas si lo aprovechamos. Pero hay ciclos más pequeños también, como lo es un año, el mes o el día.
Cada una de estas combinaciones se coloca en los diferentes espacios de la casa o trabajo y nos da información de si es un buen lugar para la función que le estamos dando o le queremos dar. También nos indica si favorece la salud o la parte social/laboral, y de qué manera.
Estas informaciones permiten tener un conocimiento de la tendencia que hay, permitiéndonos hacer correcciones y harmonizaciones tanto en el espacio como en nosotros mismos para que sea de ayuda a nuestra vida.
De la misma manera, como las casualidades no existen y –como vamos repitiendo– el exterior refleja lo interior, esta información nos puede ayudar.
Ba Zi, astrología china
Hay además otras herramientas, como por ejemplo el Ba Zi, que la podríamos llamar la astrología china. Se basa en la teoría de los 5 elementos, muy presente en toda la metafísica china y base de las harmonizaciones en Feng Shui. Estos elementos son: agua, madera, fuego, tierra y metal (cada uno representa unas características energéticas diferentes). Conocer qué elementos tenemos y cómo se distribuyen, es una información muy valiosa.
El Feng Shui, pues, es una técnica muy amplia y potente que nos ayuda a conocernos y en consecuencia nos da herramientas para dar un impulso a nuestras vidas y a lo que deseamos.
Glòria Vilalta i Grau (Integral, cooperativa de salud).
Ingeniera y terapeuta especializada en crear espacios armónicos y saludables.