En todos los rincones del universo late una energía vital que mueve el cielo, la tierra y los seres humanos: el Chi. Para vivir con salud, energía y optimismo, tenemos que permitir que esta fuerza poderosa fluya sin trabas e inspire nuestra rutina.
En esta sección presentamos ideas sencillas para potenciar esta energía universal en todos los ámbitos vitales y promover la armonía, el éxito y el bienestar.
El Chi, fuente de salud
Pero ante todo conviene…¡conocer el Chi! Con las facilidades de las nuevas tecnologías y la revolución digital, en las últimas tres o cuatro décadas Oriente y Occidente se han aproximado más que en decenas de siglos. Si Marco Polo levantara la cabeza… ¡quedaría desconcertado!
También la presencia de la medicina, la filosofía y la espiritualidad oriental influyen hoy profundamente en la manera con la que percibimos el mundo. Por ejemplo, cada vez más personas recurren a la acupuntura para dejar de fumar, adelgazar o luchar contra el dolor.
El objetivo de los que practican la medicina china es mantener sano el Chi, evitando que se bloquee, quen no se mueva por el cuerpo como debiera o que pierda fuerza. De hecho, la mayoría de los problemas físicos que sufrimos aparecen cuando se da alguna de estas situaciones. Además, según la filosofía médica china, no sólo tenemos un cuerpo físico que cuidar y por el que preocuparnos. Alrededor de éste, se encuentran los cuerpos sutiles, vibraciones energéticas que rodean e impregnan tus brazos, tus piernas o tu cabeza (no imagines una coraza o escudo protegiéndote, ya que no son de material denso). Existen varios tipos de estos cuerpos y según el nivel en que se encuentren —más lejos del cuerpo físico—, son más sutiles y emiten una vibración más alta. Suelen clasificarse en etéricos, emocionales, astrales, mentales y causales. ¿Quién no ha oído hablar del aura de una persona?: Es el primer nivel, que podemos nombrar como etérico.
El Chi y la medicina
Para la medicina holística, que también tiene en cuenta la existencia de estos cuerpos energéticos sutiles, la enfermedad de una persona se hace patente primero en estos niveles. Sólo cuando su estado es avanzado y se encuentra en las fases finales, enferma el cuerpo físico; entonces los problemas son más difíciles de remediar. Lógicamente, para estos especialistas es prioritario sanar los desequilibrios cuando se manifiestan en esas formas iniciales. Por tanto, los tratamientos holísticos también tienen en cuenta los cuerpos sutiles y la fuerza vital o el Chi.
Si te pones en manos de expertos en medicina vibracional y te aplican tratamientos basados, por ejemplo, en las esencias florales, verás cómo dejas de consumir cantidades mensurables de la sustancia utilizada en el remedio. Recuerda que, en realidad, están trabajando sobre los cuerpos de energía sutil, que a su vez impactan sobre los físicos. Todo ello en los primeros estadios de desarrollo de la enfermedad o desequilibrio; por eso no necesitan grandes cantidades de sustancia ni tratamientos agresivos.
Para la medicina occidental alopática estas dosis son tan pequeñas que no pueden tener ningún impacto. Eso lleva a los especialistas a pensar que si la persona se cura es debido al efecto placebo. Es decir, porque querían curarse con mucha energía, porque creían que podían hacerlo o porque les han convencido de ello. Pero lo cierto es los estudios actuales, como los del médico homeópata Dr. Joaquim Nabona, señalan, de forma incontrovertible, que la homeopatía funciona per se.
El Chi y nuestras emociones: dos amigos inseparables
El Chi no es solo una cuestión física. Si sólo es considerado y tratado desde este punto de vista, nunca conseguiremos un correcto flujo del mismo. El ser humano es un todo compuesto de cuerpo, alma y mente. Entre todas estas partes, se establece una relación que no puede romperse sin perjudicar nuestro equilibrio.
Así, el flujo de la energía esta relacionado con nuestras emociones y al revés. Cuando te sientes feliz, seguro, tranquilo y optimista, tus emociones actúan como una noria que facilita el movimiento del Chi por el cuerpo. Y ese Chi sano y fuerte, hace que te sientas bien. Pero no siempre esta relación es positiva. Siempre que albergas sentimientos negativos como la rabia o el odio, si estas triste o angustiado, puedes perjudicar a tu Chi. En sí, esas emociones no son dañinas. Lo son el hecho de mantenerlas durante tiempo y llegar a convertirlas en crónicas. Hay siete emociones dañinas para el Chi en la medicina china:
- Alegría: los occidentales relacionamos esta emoción con algo positivo y bueno. Sin embargo, la alegría también provoca desequilibrio. Afecta principalmente al corazón e intestino delgado.
- Ira: perjudica al hígado.
- Tristeza: daña a los pulmones y al intestino grueso.
- Dolor: afecta a los pulmones.
- Estado pensativo: al igual que la alegría, pensar demasiado puede provocar desajustes que afecten principalmente al bazo y páncreas.
- Temor: en nuestra cultura, esta emoción y el miedo son prácticamente lo mismo. Sin embargo, afectan de manera diferente a nuestro organismo, por lo que la medicina china las diferencia.
- Miedo: si te enfrentas a un estado crónico, puedes dañar tus riñones o tu vejiga.
Asimismo, un órgano alterado facilitará la aparición de sentimientos alterados y exagerados. Por ejemplo, el hígado alterado puede producir mal genio o depresión. En el caso del bazo, te enfrentarías a problemas relacionados con el apetito, como la anorexia o la bulimia.