¿Es peligroso dormir con nuestros cascos de audio?
Son muchas las personas que nos dormimos escuchando música o un podcast. Sin embargo, ¿es realmente una buena idea quedar dormidos con los auriculares puestos?
Dormirse con los auriculares puestos: ¿es arriesgado?
Si le gusta adormecerse con su radio preferida para conciliar el sueño más fácilmente, dormir con auriculares no es necesariamente un buen hábito que adoptar. Y esto por varias razones.
En primer lugar, exponerse toda la noche a sonidos de todo tipo (aunque estén a bajo volumen) aumenta el riesgo de trastornos de audición. Un hecho que obviamente se explica por la prolongada duración de la escucha, pero también por la mayor fragilidad de nuestros tímpanos durante el sueño: al estar menos bien irrigados mientras dormimos, se vuelven menos resistentes a las agresiones sonoras. Esto puede provocar sordera precoz, pero también pitidos o zumbidos en los oídos (acúfenos).
Si se sabe que la música reduce el estrés, lógicamente debería facilitar el sueño. Sin embargo, varios estudios demuestran que poner su lista de reproducción favorita antes de dormirse provoca, paradójicamente, un deterioro de la calidad del sueño.
Se trata del fenómeno de la imagen musical involuntaria, más conocido como «earworms». En otras palabras, la canción se queda «pegada» en nuestra cabeza, hasta que sigue sonando en bucle cuando nos despertamos. Este trastorno es más probable en momentos en los que nuestra atención disminuye (por ejemplo, por la noche).
Se cree que estos “earworms” nocturnos, que son bastante invasivos, alargan el tiempo para conciliar el sueño, provocan más despertares nocturnos y desestabilizan el ciclo del sueño (con un cambio del sueño profundo al sueño ligero).
También hay una serie de acontecimientos, aunque excepcionales, que invitan a la reflexión. Se dio a conocer el caso de electrocución fatal de un adolescente malasio que se quedó dormido con los auriculares enchufados a su teléfono cargándose. Otro joven, equipado con los famosos AirPads de Apple, ingirió uno de sus auriculares inalámbricos durante la noche (localizado por su smartphone en los intestinos a primera hora de la mañana): afortunadamente, salió ileso tras tomar laxantes.
Por último, persiste el debate sobre el impacto de las tecnologías inalámbricas en la salud. Aunque ningún estudio científico ha establecido todavía una relación entre las ondas de radio (como el Bluetooth) y los tumores cerebrales o del nervio acústico, no se ha descartado totalmente debido a la proximidad de los auriculares al canal auditivo.
Algunos consejos para preservar la audición de forma natural.
Para cuidar sus oídos y mantener su audición a punto, se aplican algunas medidas de sentido común:
Proteger los oídos con tapones o auriculares aislantes siempre que se encuentre en un entorno muy ruidoso (zonas de obras, conciertos…).
Bajar el sonido de sus auriculares o cascos (< 80 dB o 60% del volumen máximo de su aparato) y si es posible, reducir la frecuencia de uso.
No limpie el interior del canal auditivo, el cerumen es el que se encarga de eliminar todas las impurezas. Reserve el bastoncillo de algodón para uso externo (para limpiar la parte visible del oído), de lo contrario puede provocar perforaciones en el tímpano que podrían dañar su audición.
Mantenga sus oídos calientes y secos cubriéndolos con un gorro u orejeras cuando haga frío y viento. Las bajas temperaturas, la humedad y el viento aumentarán el riesgo de exostosis (excrecencia ósea en el canal auditivo) que puede provocar pérdida de audición. Los deportistas que tienen que lidiar con el agua y el viento, como los surfistas, corren un mayor riesgo.
Algunos alimentos
Para ralentizar el deterioro de la audición, también es buena idea seguir una dieta rica en antioxidantes (frutos rojos, verduras verdes y anaranjadas, té, cacao…), así como en vitamina C (cítricos, pimientos, kiwis…) y E (aceites vegetales, almendras…) que contribuyen a la lucha contra el estrés oxidativo. Éstos contrarrestan los efectos nocivos de los radicales libres sobre las células ciliadas del oído interno, que son esenciales para la comprensión sonora.
También se cree que el magnesio tiene una estrecha relación con el glutatión, un potente escudo para las células vivas (en particular las auditivas). También interviene en el funcionamiento normal del sistema nervioso al mediar en la transmisión de las señales sonoras a través del nervio auditivo. Y por descontado, elegiremos cereales integrales, frutas oleaginosas y los amantes del chocolate elegirán el negro (mínimo 74% cacao).
Las plantas medicinales.
Algunas plantas también ayudan al actuar sobre el componente vascular para mejorar la oxigenación de los tejidos auriculares. Este es el caso del ginkgo biloba, o árbol de los 40 escudos, que contribuye a mantener la circulación sanguínea periférica y con mayor razón la salud auditiva. Así, se encuentra en algunos suplementos una fúrmula que reúne ginkgo, magnesio, las vitaminas D y E y otros compuestos favorables, como el ácido alfa-lipóico o la quercetina).
Menos conocida, la vinca o hierba doncella (Vinca minor ) contribuye a la salud mental, especialmente la de la persona mayor, debido a su contenido en vincamina, un alcaloide con poder oxigenante cerebral. El ginkgo y el zinc se combinan beneficiosamente para luchar mejor contra el estrés oxidativo de las células del oído).