Texto: Patricia Restrepo,
Directora del Instituto Macrobiótico de España y consultora macrobiótica
Cuando nos despertamos por la mañana y nos incorporamos en posición vertical, empezamos una conversión metabólica gracias a la acción del sol, que transforma lo que hemos comido en energía. Podríamos decir que realizamos «la fotosíntesis», la fuerza contractiva yang del cielo y la fuerza expansiva yin de la tierra que dan lugar ritmo, movimiento y acción entre el cielo y la tierra.
Cuando nos acostamos nos ponemos en posición horizontal y es el momento de cargarnos de la emisión energética del cielo, los planetas y las estrellas. Las células sufren un proceso de regeneración y reseteo a fin de oxigenarse células.
Es el momento de regenerar el organismo y dar descanso al sistema cardiovascular; de reforzar el sistema inmune (donde además se liberan hormonas como las del control del apetito, que contribuyen a que mantengamos un peso ideal. También se refuerzan las hormonas que mejoran el tono muscular, las de la fertilidad, las del crecimiento…) Dormir eleva además los niveles de vitalidad y elimina la fatiga.
Otra de las del funciones del sueño es la reposición y gestión de la energía del cuerpo, la regulación y la temperatura del cerebro, la reparación de los tejidos corporales y la memorización y consolidación de lo que aprendemos a diario.
Esta función de la memoria es vital, mientras dormimos nuestro cuerpo descansa pero, en realidad, nuestro cerebro sigue casi tan activo como durante la vigilia (su actividad sólo se reduce en un 20%). El sueño es esencial pues para reforzar la memoria y el aprendizaje. Dormir después de haber aprendido algo nuevo permite fijar los resultados en el recuerdo. Este inusual estado de conciencia es, a menudo, una ventaja ya que nos ayuda a encontrar soluciones fuera de nuestros patrones normales de pensamiento.
Es tan importante una buena nutrición como un buen descanso: pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo, se calculan 25 años en una vida promedio. Y, si por el contrario, no descansamos o no dormimos bien, podemos experimentar dolores de cabeza, palpitaciones, frío persistente, menos memoria, inestabilidad emocional, tristeza, fatiga, desarreglos hormonales, descontrol del apetito, envejecimiento prematuro de la piel, e irritabilidad, entre otros muchos aspectos.
A las alteraciones del sueño nocturno o a la falta de descanso se le denomina insomnio. Desde el punto de vista de la macrobiótica, el insomnio se puede clasificar en yin o yang, aportando así una tremenda información que proporciona unas claves certeras a quien lo está padeciendo, y así erradicarlo. Desafortunadamente la medicina convencional considera que las cusas del insomnio son idiopáticas y la única solución que propone son los somníferos.
Las causas del insomnio o un mal descanso son variadas y se puede dar en distintos momentos durante las horas de reposo. Hay personas que tienen dificultad para conciliar el sueño, otras se despiertan muchas veces por la noche como el duermevela y no consiguen descansar y algunas se despiertan a la madrugada sin poder retomar el sueño.
Se estima que un alto porcentaje de la población ha padecido insomnio alguna vez en su vida. Pero para quienes lo sufren crónicamente, la calidad de vida disminuye considerablemente. En la mayoría de los casos el mismo estilo de vida ajetreado y estresante junto con unos hábitos alimenticios desordenados son causa y consecuencia a la vez, como la pescadilla que se muerde la cola. Estas mismas personas sufren habitualmente de tics nerviosos y les cuesta relajarse cuando no están en su actividad habitual o fuera del trabajo.
Existen grupos de más riesgo a sufrir insomnio, como quienes pasan temporalmente por situaciones adversas, duelos, fracasos laborales o de pareja, debilidad emocional, procesos de ansiedad, depresión, desequilibrios hormonales, los últimos días de embarazo, así como hábitos que perpetúan el insomnio (abuso de sustancias estimulantes, cafeína, alcohol, tabaco o drogas adictivas).
Antes de entrar en la explicación del yin y el yang en el insomnio, me gustaría explicar algunas causas comunes que se dan en la actualidad.
La primera podría ser las preocupaciones, querer solucionar más actividades que las que el tiempo físicamente nos pueda permitir. Otro motivo cada vez más frecuente es la dificultad o el retraso en la producción de melatonina por nuestro cerebro. La melatonina es un poderoso antioxidante que ayuda a que nuestro sistema nervioso funcione mejor e induce al sueño.
Es posible que la falta de melatonina también se derive de la contaminación lumínica que se sufre en las ciudades y la falta de oscuridad a la hora de conciliar el sueño. No menos alarmante, está la adición a las pantallas, el uso de la telefonía móvil y las redes sociales justo antes de irnos a la cama e incluso metidos en ella.
La alteración y sobreexcitación que imprimen estos dispositivos a nuestro sistema nervioso tienen el mismo impacto que tomar 2 tazas de café antes de dormir.
Desde el punto de vista de la macrobiótica, el insomnio puede ser yin o yang, en función de nuestra condición y a veces nuestra constitución.
Si nuestra condición es muy yang hablamos de fuerzas contractivas que se caracterizan, por tensión física y emocional, autoexigencia, rigidez, vida con un exceso de presiones externas laborales y familiares, incapacidad para relajarnos, sin tiempo para el ocio, actividad mental constante en dirección a la rentabilidad y productividad. La alimentación podría estar basada en alimentos también de características yang, como proteína animal, huevos, carnes, embutidos, quesos curados, pan y productos secos horneados, alimentos ahumados, salados, cereales cocidos a presión o al horno, snaks salados y, en general, alimentos crujientes y salados condimentados con sal cruda añadida.
A raíz de estos dos aspectos de condición y alimentación, el cuerpo normalmente expresa como consecuencia una condición tensa y seca, con rigidez articular y dolores en los órganos más compactos.
En el otro extremo tendríamos a las personas demasiado yin. Denominamos yin a la acción de las fuerzas expansivas, que se caracterizan, por un estado mental recurrente, donde se recrea con los mismos pensamientos, pensamientos muchas veces sin dirección, divagantes. La persona se identifica con los estados emocionales, se recrea en ellos, adoptando muchas veces el papel de víctima. A nivel físico se experimenta constante frío en los pies y las manos, las piernas carecen de fortaleza, los pies son frágiles, las manos muchas veces sudorosas.
Si una persona está muy yin emocionalmente, toda la actividad se encuentra en la mente por lo que el cuerpo está vacío de vitalidad. Entonces le será muy difícil conciliar el sueño. Especialmente si se nutre a base de frutas, líquidos, alimentos azucarados, miel, bebidas frías y gaseosas, ensaladas crudas, alcohol, café, tés estimulantes.
En esta tipología, además si el consumo se realiza en la noche la energía será aún más expansiva y por tanto muy difícil conciliar un sueño reparador. A nivel físico toda la energía se concentrará en la parte alta del cuerpo y su respiración y vibración mental serán más superficiales y rápidas.
Otro aspecto no menos importante es la hora en la que cenamos («De grandes cenas las tumbas llenas»), cuándo nos vamos a la cama sin haber hecho antes la digestión, el organismo no descansa. Y aunque nos parece que dormimos el cuerpo -que debería estar descansando- trabaja, la comida fermenta en los intestinos (en el mejor de los casos), pero si es de origen animal y no tiene fibra, se pudre, creando graves problemas intestinales y estomacales que a la larga terminarán por despertarnos con dolores molestos.
El horario orgánico o reloj circadiano constituye un ciclo, una brújula clave para entender el insomnio y cuales son los órganos y alimentos implicados en él. La clave radica en acercarnos a los ritmos que nos marca la naturaleza. ¿No es la vida un ritmo entre actividad y descanso, yang y yin?
El reloj circadiano se localiza en nuestro diencéfalo, en el núcleo supraquiasmático, un grupo de neuronas del hipotálamo y establece el ritmo sobre otros relojes biológicos.
Cuando nos despertamos entre las 23:00h y la 01:00h de la madrugada el órgano que se activa es la vesícula biliar y su órgano opuesto, el corazón, debería estar en su mínima actividad. Si el corazón está en la máxima, podríamos decir que el insomnio es de naturaleza yin.
De 01:00h a 03:00h el órgano más activo es el hígado y cuando tiene mucha tensión acumulada, es más difícil conciliar un sueño profundo y a este insomnio se le considera yang.
El tipo de insomnio refleja en qué aspectos de nuestra comida y estilo de vida nos hemos excedido.
Para conciliar un descanso nocturno y reparador, deberíamos empezar a hacer ajustes en nuestra comida y organizar un ritual del sueño: vamos apagando las luces de la casa, dejamos al final una luz tenue, y por último conseguimos una oscuridad absoluta, apagamos el wifi, dejamos el teléfono móvil fuera de la habitación, añadimos unas gotas de aceite esencial de lavanda en la almohada …
Si el problema es muy yang, podemos tomar un baño en agua caliente con gotas de lavanda incluso hacer una infusión de lechuga y añadirla al agua de la bañera.
Si tenemos los pies muy fríos nos está indicando que los riñones también lo están. En este caso hervimos agua, le agregamos sal y hacemos un baño de pies, inmediatamente los secamos y directamente vamos a la cama con calcetines.
Podemos mejorar el nivel de melatonina, evitando el uso de dispositivos electrónicos una hora antes de dormir (teléfono, ordenador e incluso la televisión). No nos cansaremos de repetir que la exposición a la luz de las pantallas actúa sobre los campos electromagnéticos que también inhiben la producción de melatonina.
Triptófano y alimentación
El triptófano es un aminoácido esencial precursor de la serotonina (la hormona de la felicidad); por la noche y en la oscuridad, la serotonina se transforma en melatonina en nuestra glándula pineal. Por tanto, una alimentación rica en fuentes de triptófano puede hacer mucho para mejorar nuestros niveles de melatonina.
Un alimento con alto contenido en triptófano es el garbanzo (¡la legumbre de la felicidad,), así como los productos derivados de la soja, que además del triptófano es rica en vitamina B6 que interviene en la síntesis del serotonina y nutre el sistema nervioso.
La vitamina B6 está presente en la levadura de cerveza, los cereales integrales, las avellanas y otros frutos secos y en algunas verduras como la coliflor o el boniato.
La vitamina C es esencial para una buena absorción y está presente en muchos alimentos (brócoli, col, coles de Bruselas, perejil, verduras de hojas verdes por su contenidos en magnesio, coliflor, fresa, limón y alimentos fermentados).
Otras fuentes interesantes de serotonina son el arroz integral, las semillas de calabaza, sésamo y almendra y las nueces.
La dieta macrobiótica recomienda cada día el consumo de cereales integrales en grano, fundamentales porque llegan al cerebro únicamente en presencia de los carbohidratos.
Conciliar el sueño pero despertarse después de haber dormido puede estar causado por una falta de calcio o de magnesio en la dieta.
El calcio combinado con el magnesio ayuda a dormir mejor y favorece la correcta conversión del triptófano en serotonina. El calcio biodisponible se encuentra en las algas marinas (especialmente en el alga wakame y las hijiki), en semillas como el sésamo (con una mayor cantidad en el sésamo negro), en cereales como la quinoa y el amaranto que además son proteicos. En frutos secos como las almendras. Las hojas verdes (ligeramente cocidas) son la fuente más rica de calcio, magnesio y vitamina K necesaria para una correcta asimilación (brócoli, kale, y todas las hojas de col o las hojas de las raíces como zanahoria, etc.)
Cuando la razón por la que nos despertamos es la falta de magnesio, nos despertamos con calambres, dolores musculares, contracturas. Este mineral además contribuye a regular los niveles de glucosa y mantener la presión arterial estable. Cuando hay carencias, se pueden experimentar insomnio, temblores, nerviosismo, dolores de cabeza, picores, palpitaciones, sofocos.
Según la interpretación de los sueños de Michio Kushi, estos tendrían relación con lo que comemos y se clasifican en yin o yang según los diferentes órganos.
Cuando en nuestros sueños aparece la rabia, el enfado o las peleas, con tumultos de personas o ambientes muy ruidosos, viento, preocupaciones, ello tiene que ver con desequilibrios en el hígado y la vesícula biliar debido al abuso de los alimentos extremos yang, especialmente los oleaginosos, fritos y proteínas muy concentradas.
Cuando soñamos con caer al vacío, que alguien nos empuja, que estamos en un incendio o quemándonos, cuando vemos monstruos o nos incineramos al sol, tiene que ver con desequilibrios en el corazón y el intestino delgado.
Si los sueños se desarrollan en situaciones de difícil solución (una calle sin salida o un laberinto) están relacionados con bazo, páncreas y estomago.
En cambio, los sueños fragmentados, difusos, viajes, caminar en soledad, se relacionan con los pulmones y el intestino grueso
Pero cuando es el agua la protagonista (maremotos, inundaciones, lluvia, ahogarse en el mar, o soñar con sexo y personas por las que nos sentimos atraídas sexualmente) la relación tiene que ver con el funcionamiento de riñones y vejiga.
Es realmente fascinante la unicidad que somos con todo y con todos y como el proverbio chino del aleteo de las alas de una mariposa que se puede sentir al otro lado del mundo, es aplicable en lo global pero también en lo personal, en la unicidad orgánica.
Remedios para causa yang
Han de ser remedios que nos relajen y se deberían tomar después de una cena ligera a base de verduras.
Kuzu con zumo de manzana
Ingredientes:
- 1 cucharada de kuzu.
- ½ vaso de zumo de manzana.
- Disolver un poco de kuzu en el zumo de manzana.
- Llevar al fuego removiendo bien hasta que se vuelva de textura transparente.
- Beber caliente.
Flan de amazake
Ingredientes:
- ½ vaso de amazake.
- ¼ vaso de agua.
- Zumo de jengibre.
- 1 cucharilla de kuzu.
- Disolver el kuzu en el agua fría. Llevar al fuego removiendo constantemente.
- Añadir el amazake, remover un poco hasta unificar la mezcla.
- Servir con un poco de jengibre.
Remedio para causa yin
Recetas que nos van a dar centro y raíz, se deberían tomar como parte de una cena temprana.
Nishime de verduras redondas
Esta preparación da centro y energía descendente.
Ingredientes:
- 100 gr de calabaza.
- 100 gr de zanahoria.
- 100 gr de cebolla.
- 100 gr de col.
- 1 trozo de alga de 1 cm a remojo.
- Cortar el alga kombu en cuadritos y llevar al fondo de una cazuela.
- Cortar en trozos grandes las verduras. Colocar sobre el alga kombu la cebolla, encima la col la calabaza y por último la calabaza.Agregar 2 dedos de agua.
- Cocinar durante 5 minutos a fuego alto, bajar el fuego y cocinar 30 minutos a fuego bajo.
Crema de raíces
Ingredientes:
- ½ kilo de zanahorias.
- ½ Kilo de chirivías.
- 4 cebollas redondas.
- 1 cucharaditas de miso blanco.
- 1 cucharadita de mugui miso.
- 1 trozo de alga kombu.
- Aceite de sésamo.
- Una pizca de sal.
- Cortar las verduras en rodajas finas. Untar con un poco de aceite una olla mediana.
- 2.Calentar el aceite. Saltear las cebollas y las raíces con una pizca de sal.
- Reducir a fuego bajo durante 40 minutos.
- Rectificar de agua hervir. Añadir el miso y triturar.
- Servir con semillas tostadas