Las preparaciones… y el control de la esclerosis múltiple de la Dra. Apelian.
Seguimos explicando en esta sección los diferentes tipos de preparación de las plantas medicinales, antes de abordar la nueva recopilación de recetas de los médicos (Dra. Apelian, Dr. Roselló, Dr. Berdonces y Dr. Vinyes). Además, esta vez la Dra. Apelian nos revela lo que hizo cuando le diagnosticaron esclerosis múltiple.

Las cataplasmas
Es posible que las cataplasmas sean una de las formas más antiguas de utilizar las hierbas medicinales. Constituyen una excelente forma de aplicar hierbas curativas directamente en la zona afectada. Suelen utilizarse en situaciones de primeros auxilios sobre el terreno, ante quemaduras, picaduras de abeja, cortes e infecciones, pero también son útiles para problemas más complejos, como molestias articulares y contusiones. Incluso pueden aplicarse en el pecho para aliviar la congestión.
Normalmente, las cataplasmas se hacen con hierbas frescas, recogidas en el momento. Esto quiere decir que están en su momento más potente, capaces de proporcionar el máximo beneficio posible. También sirven para extraer astillas, aguijones de abeja y otras materias extrañas que se hayan incrustado en la piel y puedan provocar infecciones.
Una de las grandes ventajas de las cataplasmas es que se hacen sobre la marcha para tratar una necesidad específica. La preparación es sencilla y no se almacenan. A menudo se elaboran con cualquier hierba que esté disponible. Pero para ello hay que tener el conocimiento necesario para poder reconocer las hierbas que crecen en la naturaleza, recolectarlas y utilizarlas de inmediato.
Cómo hacer una cataplasma: Para hacer una cataplasma, selecciona las hierbas frescas necesarias y desmenuza o córtalas finamente. Si no puedes cortarlas, aplástalas entre los dedos. En la antigüedad, los médicos llevaban consigo un mortero con este fin. La idea es que las hojas se rompan para que la savia de la planta pueda salir y entre en contacto con la piel. Masticarlas también funciona, pero asegúrate de que las hierbas son aptas para ello.
Se aplica una cantidad generosa de cataplasma en la zona afectada de la piel y se sujeta con un vendaje.
Se pueden utilizar gasas, pero también sirve una venda elástica o una hoja grande. La cataplasma debe mantenerse húmeda para que funcione, por lo que es recomendable cambiarla un par de veces al día.
También se pueden hacer cataplasmas con hierbas secas. En este caso, las hierbas trituradas o picadas han de remojarse en agua caliente, ablandándolas para que no irriten la piel y se puedan extraer sus componentes medicinales.
Se puede aligerar un poco utilizando agua fría o caliente. Una cataplasma caliente (pero que no queme) favorece la circulación en la zona donde se aplica. Esto puede ayudar a que las propiedades medicinales de las hierbas lleguen más rápidamente a las células que las necesitan. El uso de agua fría, por el contrario, ralentiza la circulación, al tiempo que reduce la hinchazón.

Cómo hacer una cataplasma sobre el terreno
Las cataplasmas se han utilizado como vendajes y apósitos de campaña durante muchísimas generaciones. En tiempos de guerra, las cataplasmas ayudaron a tratar muchas heridas y traumas graves y a prevenir y poder controlar las infecciones.
He utilizado cataplasmas tanto en otras personas como en mí misma muchas veces sobre el terreno. Mis hierbas para cataplasmas de elección son el llantén, la milenrama, el gordolobo y el liquen Usnea. En invierno, siempre llevo conmigo milenrama y llantén secos, pues es cuando estas plantas no se hallan con facilidad. Estas hierbas se encuentran en este libro, así que no tendrás ningún problema a la hora de identificarlas. Puedes utilizarlas como cataplasmas de una sola hierba o mezclarlas entre sí.
Una de mis favoritas es una planta que crece en muchos patios traseros y probablemente también en el tuyo: el llantén (Plantago spp.).
El llantén tiene un potente efecto antibacteriano. También contiene alantoína, que es un fitoquímico (una sustancia química propia de las plantas) que acelera la cicatrización de las heridas y estimula la creación de nuevas células cutáneas. El llantén detiene las hemorragias y alivia el dolor y el picor. Lo utilizamos para el tratamiento inmediato de mordeduras y picaduras.
Otra planta común para cataplasmas es el verbasco o gordolobo. El gordolobo actúa de dos formas distintas para potenciar los efectos del llantén ya presente en la cataplasma. El verbasco es analgésico: palía el dolor, y también actúa como astringente. Esto significa que contraerá la piel y ayudará a cerrar la herida. Esta planta tiene la ventaja añadida de que se puede utilizar como papel higiénico si alguna vez se te acaba. Es muy suave.
Otra planta que puedes utilizar sola o en mezcla en tu cataplasma de urgencia es la milenrama, que es un antibacteriano muy potente y también un coagulante sanguíneo, por lo que ayuda a detener las hemorragias.
Los líquenes Usnea son mi otro recurso de elección para aplicar sobre una herida. Es muy absorbente y tiene propiedades antimicrobianas, antibacterianas, antivirales y antifúngicas. Con la ventaja de que está listo para utilizar al momento.
Esta es una potente cataplasma de hierbas de campo:
1. Reúne llantén, verbasco y milenrama en cantidades iguales.
2. Tritura las hojas hasta obtener una mezcla pastosa. Añade agua limpia si es necesario.
3. Aplícalo sobre la herida o el corte.
4. Dejar actuar de una a dos horas y repite la aplicación cuando sea necesario.
5. Mantén la pasta en su sitio utilizando una planta que no sea tóxica y que tenga hojas grandes y buena flexibilidad, o bien unas vendas normales si dispones de ellas. Las hojas de bardana son perfectas para este uso.

Los jarabes medicinales
Los jarabes de plantas medicinales son una forma estupenda de conseguir que los niños tomen medicamentos y suplementos herbales. Se preparan con miel cruda y se conservan muy bien, tienen buen sabor y también pueden aliviar el dolor de garganta. Hacer un jarabe de miel medicinal para tratar resfriados, dolores de garganta o gripe aporta además los beneficios de la miel cruda. (ver receta en pág. 81).