Usos terapéuticos de la marihuana.
Los usos terapéuticos de la marihuana atraen cada vez más a la industria farmacéutica. Recordemos que la palabra droga designaba originalmente a ciertos productos naturales utilizados en medicina.
Textos: Redacción de Integral*
Muchos pacientes de cáncer, sida o esclerosis múltiple que no mejoraban con los medicamentos habituales utilizan la marihuana o alguno de los fármacos basados en sus principios activos para mejorar su calidad de vida. Numerosos estudios investigan hoy en día nuevas aplicaciones del cannabis en dolencias y condiciones de la más diversa índole: desde la depresión, hasta la obesidad, la protección neuronal, el tratamiento de los infartos o incluso para dejar de fumar.
Según la revista científica Lancet Neurology, el cannabis puede ser «la aspirina del siglo XXI». Parecen descubrimientos revolucionarios, pero lo cierto es que la planta del cáñamo o marihuana (Cannabis sativa) ha acompañado al ser humano desde hace unos 10.000 años como fuente de alimento, fibra y medicina. Sus semillas, los cañamones, son una buena fuente de nutrientes.
Con su fibra, muy resistente, se elaboraron las velas y las sogas de los barcos que permitieron dar la primera vuelta al mundo; los lienzos de los óleos que figuran en muchos museos o los primeros pantalones tejanos. Existen escritos médicos que hablan de las propiedades del cannabis desde el reinado de emperador chino Chen Nung hace 5.000 años.
En Asia y África la planta se ha utilizado para tratar muchas dolencias: reumatismo, convulsiones, dolor de oídos, disentería, epilepsia, insomnio, tos, ictericia, cólicos, quemaduras, gota, enfermedades venéreas, tétanos, cólera, depresión, locura, hemorragias uterinas…
Hasta el primer tercio del siglo XX el cannabis fue un ingrediente habitual de muchos medicamentos de uso común y objeto de numerosas comunicaciones científicas. No fue hasta 1930 que se eliminó la marihuana de la farmacopea y su uso quedó proscrito.
Un recurso terapéutico muy utilizado
Una de las principales ventajas del cannabis es su versatilidad y seguridad que permiten tratar multitud de dolencias sin peligro. Durante siglos, especialmente en África y Asia, el cannabis se ha usado como planta medicinal en el ámbito doméstico. La marihuana es una planta muy segura y, aunque puede producir efectos secundarios muy intensos en determinadas personas, éstos desaparecen en pocas horas sin dejar secuelas.
La marihuana se puede usar sin peligro como analgésico general para combatir dolores reumáticos, menstruales, musculares, migrañas. etc. Es un eficaz ansiolítico, tranquilizante, hipnótico y somnífero. Además, estimula el apetito y evita los vómitos.
Unas sustancias familiares al organismo
La marihuana es muy compleja y contiene más de 400 compuestos, entre los que destacan 61 cannabinoides. El principal cannabinoide es el THC (delta-9-tetrahidrocannabinol), responsable de los efectos psicoactivos y principio activo buscado por quienes emplean la planta con fines recreativos. Otros cannabinoides como el CBD (cannabidiol), CBN (cannabinol) y CBG (cannabigerol) influyen en el efecto final, modificando la psicoactividad del THC.
Hasta hace pocos años se desconocía el mecanismo de acción del cannabis. Pero a finales del siglo XX se descubrió el sistema cannabinoide endógeno y sus neurorreceptores, pequeñas cerraduras repartidas por el cuerpo donde el THC encaja perfectamente, tal como si fuese un neurotransmisor corporal.
Así, a finales de los años ochenta y principios de los noventa se descubrieron dos tipos de receptores de cannabinoides en el organismo humano: CB1 y CB2. Se encuentran en el sistema nervioso central y periférico (CB1), así como en el sistema inmunitario (CB2).
En la década de los noventa se descubrieron tres cannabinoides endógenos que produce naturalmente nuestro cuerpo y que encajan en los receptores CB1 y CB2. El más conocido, la anandamida (palabra derivada del sánscrito ananda, que significa felicidad), participa en las funciones motoras, cognitivas, en el humor y en la memoria.
Los otros dos participan en la regulación de la sensación de hambre, de la temperatura corporal y poseen efectos sedantes y analgésicos.
Los endocannabinoides modulan una gran cantidad de funciones corporales como el aprendizaje, la memoria, el dolor, el sistema inmunitario, la coordinación motora, las emociones o el sueño.
Dolencias en que puede ser útil
- Náuseas y vómitos asociadas a la quimioterapia o a la medicación anti-VIH: más de 40 estudios avalan las propiedades antivomitivas del cannabis; entre el 70 y el 90% de los pacientes mejoraron de las náuseas y los vómitos.
- Anorexia y caquexia. Se ha comprobado el efecto estimulante del apetito en enfermos de VIH y cáncer terminal. El cannabis mejora otras dolencias asociadas al VIH como dolores de cabeza, fatiga y dolor generalizado. Según un estudio, el cannabis aumentó la ganancia de peso en pacientes de Alzheimer que se habían negado a comer.
- Espasticidad. La rigidez muscular y los fuertes espasmos dolorosos que sufren pacientes de esclerosis múltiple, parálisis cerebral, paraplejia y tetraplejia pueden ser aliviados con cannabis, evitando muchos de los efectos secundarios de los fármacos habituales.
- Dolor. Desde las primeras investigaciones con THC se sabe que los cannabinoides tienen propiedades analgésicas.
- Migraña. Una de las indicaciones más antiguas del cannabis es el tratamiento de la migraña, y aunque hay pocos estudios específicos se ha demostrado que la marihuana influye en muchos mecanismos implicados en esta dolencia. El neurólogo Ethan Russo afirma: «El cannabis es único, pues actúa como agente preventivo y analgésico».
- Glaucoma. La marihuana disminuye la presión intraocular entre un 20 y un 30%, con menos efectos secundarios que otros fármacos.
- Epilepsia. Es una de las indicaciones clásicas del cannabis. En experimentos con animales se ha observado que el THC potencia los efectos anticonvulsionantes de determinados fármacos.
Nuevos hallazgos
En los últimos años se han realizado numerosos estudios sobre las potenciales aplicaciones de los cannabinoides. Según un estudio canadiense el consumo regular de cannabis provocaría una capacidad extra de regeneración neuronal en el hipocampo, zona del cerebro vinculada con la memoria y procesos cognitivos.
- En un estudio alemán el CBD redujo notablemente los síntomas psicopatológicos de la psicosis aguda en la esquizofrenia, con menos efectos secundarios que los fármacos habituales.
- El extracto de cannabis es eficaz para tratar la artritis reumatoide, disminuye el dolor, mejora la calidad del sueño y reduce la inflamación.
- Algunos endocannabinoides, como la anandamida, han mostrado su efecto neuroprotector. Se estudia si el CBD puede tener utilidad en el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer.
- El sistema cannabinoide participa en la inhibición del crecimiento del cáncer de colon. También ha mostrado resultados favorables en células tumorales de mama, próstata, tiroides y piel.
- Los endocannabinoides están implicados en la vasodilatación generalizada y podrían ser útiles para minimizar daños tras un infarto.
Los nuevos medicamentos a base de cannabinoides
Pese a que muchos pacientes aseguran que la marihuana les va mejor que los medicamentos derivados de ella (porque tienen más efectos secundarios y son menos efectivos), los laboratorios farmacéuticos no tienen interés en comercializar la planta, por no ser patentable.
En su lugar prefieren elaborar fármacos basados en análogos de su principal principio activo, que sí pueden ser patentados. Los efectos del cannabis resultan de la suma e interacción de todos los compuestos que contiene, y no sólo del THC. De hecho, cada planta de cannabis es única y contiene su propia combinación de cannabinoides, por lo que algunas variedades son más efectivas en el tratamiento de ciertas dolencias que otras.
Actualmente se comercializan varios fármacos basados en cannabinoides naturales o sintéticos y en extractos de la planta. En España se puede conseguir Marinol (Dronabinol) y Cesamet (“Nabilone”).
- Cesamet. Contiene nabilona, un análogo sintético del THC. Se comercializa para el tratamiento de las náuseas y vómitos producidos por la quimioterapia.
- Marinol, Ronabin, Elevat. Estos medicamentos contienen dronabinol (THC sintético puro) disuelto en aceite de sésamo. Se recetan para las náuseas y vómitos de la quimioterapia y para la anorexia en pacientes con sida.
- Sativex. Extracto estandarizado de cannabis de administración por vía sublingual. Contiene cantidades casi iguales de THC y CBD y un 5% de otros cannabinoides.
Cómo se emplea la planta
Se recomienda empezar con dosis muy pequeñas e irlas aumentando gradualmente hasta obtener los efectos deseados. Básicamente existen tres formas de consumir marihuana: fumarla, inhalarla o ingerirla.
Inhalada. Los cannabinoides se evaporan a una temperatura menor (180 ºC) que la necesaria para quemar la planta, por lo que se puede inhalar vapor de cannabinoides libre de humo. Se utiliza un vaporizador, que permite obtener efectos de forma rápida, es fácil de dosificar y sin los inconvenientes derivados de la planta quemada.
Ingerida. Presenta una absorción lenta, irregular y variable según cada persona. Los efectos se inician entre media hora y dos horas después de la ingestión y se prolongan de dos a seis horas. La naturaleza liposoluble de los cannabinoides permite extraerlos de la planta y disolverlos en grasas (aceite, leche sin desnatar, mantequilla) para luego ingerir las grasas que los contienen formando parte de diversas recetas. Conviene recordar que las infusiones, salvo que sean en leche, no son efectivas, pues el THC no es soluble en agua.
Los efectos secundarios
En general, los pacientes suelen usar dosis que alivian sus síntomas sin provocar efectos psicoactivos. Pero si aparecen, los suelen considerar positivos porque mejoran el ánimo. Los efectos secundarios más frecuentes son: euforia, disforia, sedación, sentimiento de pérdida de control, depresión, alucinaciones, afectación de la memoria y alteración de la percepción del tiempo. También puede producir alteración en los movimientos, sequedad de boca, relajación muscular, verborrea, hipotensión ortostática, taquicardia y (ocasionalmente) lipotimia.
Estos efectos dependen de la dosis y suelen desaparecer en unas horas sin tratamiento específico. En personas predispuestas puede acelerar o desencadenar la aparición de un cuadro psicótico, pero el cannabis se considera un medicamento seguro.
El futuro del cannabis
Los laboratorios farmacéuticos patrocinan cada vez más congresos sobre el uso de los cannabinoides en medicina. Los laboratorios no están interesados en las plantas medicinales, sino en principios activos que puedan ser patentados y vendidos en exclusiva. Los fármacos basados en un cannabinoide despiertan menos recelo que la marihuana en muchos pacientes y son más aceptables para la clase médica, acostumbrada a usar principios activos en cantidades exactas y no en extractos de plantas.
* Con informaciones de José T. Gallego.
Más sobre el cáñamo en Integral 436, 478, 493 y 505.