La farmacia del mar, propiedades, recetas y remedios caseros’
El agua de mar y las algas presentan estructuras químicas únicas. Sus compuestos bioactivos las convierten en un verdadero alimento-medicina y en uno de los recursos naturales más estudiados en la actualidad por la industria alimentaria, cosmética y biomédica.
Conversación con Josefina Llargués: Jaume Rosselló
Josefina Llargués acaba de reunir en un libro («La farmacia del mar») más de 100 recetas y consejos de salud que ayudan a incorporar las algas marinas y el agua de mar en casa, tanto en la alimentación como en nuestro botiquín natural, e incluso en productos de cosmética e higiene diaria libre de tóxicos.
—¿Cómo comenzó tu interés por las algas marinas y el agua de mar?
—Mi interés por las algas marinas y el agua de mar viene de lejos, porque, además de recomendar su consumo a las personas que me consultan, en casa somos fieles consumidores de estos dos ‘superalimentos’ que cada vez gozan de mayor popularidad entre las personas que se ocupan de su salud, pero que todavía son unos desconocidos para un amplio sector de la población. Por otro lado, soy una enamorada del mar y de los baños holísticos de mar a lo largo de todo el año.
Me encanta pasear descalza por la orilla del mar, respirar la brisa marina, zambullirme en el agua, haga frío o calor, meditar sintiendo el calor del sol invernal sobre la piel…; pequeños pero grandes placeres que tan generosamente nos regala la vida y que nos aportan incontables beneficios para nuestra salud física, mental, emocional y espiritual.
—Las algas se consideran un nuevo superalimento y un alimento-medicina, ¿por qué?
—Los numerosos estudios científicos consultados, muchos de los cuales se citan en la bibliografía al final del libro, evidencian que estos organismos humildes, que bailan al ritmo del oleaje de mares y océanos, son parte inseparable del origen de la vida y un soporte vital para el ecosistema marino y para el planeta.
Nos suministran, entre otros, un amplio abanico de minerales y oligoelementos, que contienen en mayor proporción que las plantas terrestres de cultivo intensivo, además de proteínas, vitaminas, ácidos grasos poliinsaturados, polifenoles, pigmentos…, así como una interesante cantidad de fibra dietética con actividad prebiótica y también ciertos compuestos bioactivos únicos, que las convierten en un verdadero alimento-medicina con contrastados beneficios para la salud. Prueba de ello es que, desde hace años, son objeto de estudio por parte de la comunidad científica, que ha puesto en evidencia que el consumo de algas marinas, acompañado de un estilo de vida saludable, juega un importante rol en la preservación de la salud y en la prevención del envejecimiento prematuro y muchas de las enfermedades propias de las sociedades industrializadas.
—Sobre las algas pardas, podrías comentar brevemente sus beneficios y si existe algún riesgo si las comemos?
—Todas las algas marinas comentadas en La farmacia del mar, verdes, rojas o pardas, gozan de numerosas propiedades y beneficios para la salud y si se utilizan con moderación no presentan contraindicaciones, salvo excepciones como, por ejemplo, los trastornos de la glándula tiroides, en cuyo caso deberíamos consultar con nuestro médico antes de incluirlas de forma habitual en nuestra alimentación.
Sin embargo, la investigación se ha centrado especialmente en las algas pardas (wakame, kombu, cochayuyo, espagueti de mar…) por su riqueza en ciertos compuestos específicos, como el ácido algínico, con un gran potencial terapéutico y con capacidad para neutralizar y eliminar toxinas, dioxinas y metales pesados del organismo, o el fucoidano y el laminarano, considerados dos de los principales polisacáridos sulfatados de las algas pardas, a los que la ciencia atribuye, entre otras, actividad antiinflamatoria, antiviral, antialérgica, antioxidante, inmunomoduladora e inhibidora del crecimiento de células tumorales en ciertos tipos de cáncer.
—En el libro hablas también extensamente del agua de mar. ¿Por qué es tan importante para la salud?
—Hipócrates ya describía el efecto terapéutico de las curas marinas para tratar distintas enfermedades y en el siglo XVIII el Dr. Richard Russell animaba a sus pacientes a tomar baños de mar y también a beberla, aunque el verdadero reconocimiento nutricional y terapéutico del agua de mar llegó de la mano del francés René Quinton, que dotó a la terapia marina de rigor científico y estableció la identidad fisiológica entre la composición química de nuestros fluidos orgánicos y del agua de mar isotónica (9 g de sal/litro).
En la actualidad, no hay duda de que el agua de mar, tomada con prudencia y en la forma correcta, es la más remineralizante de las aguas, porque el agua de mar no es sólo agua con sal; es un compendio de los elementos de la tabla periódica en perfecto equilibrio, que actúan en el organismo de forma sinérgica y terapéutica.
Cuando nos sumergimos en él, respiramos la brisa marina o la ingerimos por vía oral, nos suministra los minerales y oligoelementos de los que a menudo carece la alimentación actual, ya que las aguas de baja mineralización, los cultivos intensivos, la elevada ingesta de azúcar, los alimentos refinados, procesados y ultraprocesados, incluida la sal común altamente procesada –no la sal marina integral–, nos privan de una alimentación equilibrada y rica nutrientes esenciales.
Por consiguiente, como parte de un estilo de vida saludable, entre otros beneficios y aplicaciones que comento en el libro y, en especial, en el capítulo dedicado al botiquín marino, el agua de mar, gracias a su equilibrada composición en sales minerales, entre otros muchos beneficios, previene la osteoporosis y tiene un efecto regenerativo de los huesos; incrementa el rendimiento durante la práctica deportiva, promueve la diuresis y un peso saludable.
Es también excelente en el tratamiento de problemas dermatológicos y respiratorios, regula el funcionamiento intestinal, previene las caries y todo tipo de afecciones bucodentales, mejora la fibromialgia y la fatiga crónica; depura y regula el pH del organismo, etc.
Agua de mar como laxante
En situaciones puntuales, para evitar los laxantes convencionales o los purgantes que irritan la mucosa intestinal y deterioran la microbiota, el agua de mar actúa como un laxante natural con capacidad de atraer el agua de las zonas adyacentes a los intestinos, aumenta el volumen de las heces y favorece su evacuación.
- Agua de mar isotónica. Tomar 1 o 2 vasos de agua de mar isotónica en ayunas (1 parte de agua de mar por 3 partes de agua dulce) y esperar un rato para comprobar su efecto. Puedes añadir zumo de limón para conseguir una mayor depuración y bebértelo con una caña reciclable (para no dañar el esmalte con la acidez del limón y para no generar plásticos de un solo uso que contaminan la tierra, los mares y los océanos). A continuación, enjuágate la boca con un trago de agua de mar hipertónica que, si quieres, puedes tragarte.
¿Isotónica o hipertónica? La tonicidad de un suero viene determinada por su contenido en sales: hablamos de agua de mar isotónica cuando tiene una concentración de sales similar a la del suero fisiológico, mientras que un agua de mar hipertónica es la que tiene una salinidad mayor.
—El libro contiene muchas recetas para preparar o cocinar las algas en casa ¿Nos puedes recomendar alguna?
—Ahora que hemos dejado atrás el invierno y empieza a hacer más calor, la receta que os propongo resulta ideal para un entrante crudo frío.
Ceviche de cochayuyo
Ingredientes
20 g de cochayuyo
1 pimiento rojo cortado en dados pequeños
1 cebolla morada cortada en medias lunas
1 aguacate cortado en dados pequeños
cilantro o cebollino fresco finamente picado
1 diente de ajo picado
el zumo de 1 lima o 1 limón
pimienta negra molida al gusto
AOVEE (aceite de oliva virgen extra ecológico)
agua de mar para pulverizar
- Escalda la cochayuyo y déjala en remojo en la misma agua entre 30 minutos y un par de horas, según la textura deseada.
- En un bol, mezcla la cochayuyo escurrida con el resto de ingredientes, riega con el aceite de oliva y pulveriza con agua de mar.
—Y… ¿alguna de higiene diaria?
—Voy a compartiros dos ‘tips’ que forman parte de mi higiene diaria y que, a pesar de ser extremadamente sencillos, funcionan de maravilla. Además, están libres de sustancias químicas, no perjudican nuestra salud ni la del planeta y al practicar el DIY no participamos en generar más residuos plásticos.
Dentífrico con arcilla blanca y agua de mar
Ingredientes
3 cs de arcilla blanca superfina
un chorrito de agua de mar hipertónica (sin diluir en agua dulce)
2 gotas de aceite esencial de árbol del té (Melaleuca alternifolia), con propiedades antibacterianas
2 gotas de aceite esencial de menta (Mentha piperita), refrescante, analgésico y antibacteriano.
- Pon la arcilla en un frasco de vidrio bajo y con tapa.
- Incorpora el agua de mar. Remueve y, si es necesario, añade un poco más, hasta que tenga una consistencia similar a la de un dentífrico comercial.
- Añade los aceites esenciales y remueve nuevamente. Tapa el frasco y reserva el dentífrico en un lugar fresco del cuarto de baño.
- Pon una pequeña cantidad de la mezcla en el cepillo y lávate los dientes de forma habitual.
- Enjuágate la boca con el colutorio que te propongo a continuación.
Colutorio con agua de mar
- Después de lavarte los dientes con un dentífrico natural, toma un primer trago de agua de mar hipertónica (sin diluir en agua dulce) y pásala de un lado a otro de la cavidad bucal para dejarla bien limpia.
- Escupe el agua y, si es necesario, repite la operación 2 o 3 veces. Puedes tragarte el último trago, para que el agua de mar actúe también a lo largo de todo el tracto digestivo (especialmente recomendable si sufres halitosis o tienes problemas digestivos).
Josefina Llargués es licenciada en Psicopedagogía, posgraduada en Psicopatología Clínica y master en Nutrición y Salud. Cuenta también con una larga trayectoria como naturoterapeuta, escritora y divulgadora. Es autora de más de una decena de libros, cuatro de los cuales han sido galardonados por los Gourmand Cookbook Awards por su contribución al fomento de los hábitos saludables. Acaba de publicar «La farmacia del mar», libro en el que se sumerge en todos los beneficios y utilización de las algas marinas y del agua de mar*.
* Editado en castellano por Ed. Integral-RBA y en catalán por Viena Edicions.
* Encontraréis el alga cochayuyo en Brotasol (www.brotasol.com). Allí aparecen todas las direcciones cerca de tu domicilio.
«Josefina Llargués se sumerge en los secretos de las algas para nuestra salud y el futuro del planeta» (Francesc Miralles, autor de Ikigai)