En el número anterior presenté un retrato casi frívolo de la bella Afrodita. En realidad, era un truco de redacción para despertar una cierta intriga sobre esta bella diosa que a todos fascina. La visión frívola de la diosa viene de sus amoríos y de nuestra percepción de la mujer liberada. ¿Queréis saber algo más de Afrodita? ¿Otro punto de vista? Os cuento.
CARME GARCIA GOMILA (Médica y psicoanalista)
Sobre cómo Afrodita se convirtió en Afrodita
En la antigua Grecia, la diosa madre era muy importante. De hecho, el panteón griego no era tan fragmentado y divertido como lo conocemos ahora, sino que como corresponde a tranquilos asentamientos mediterráneos, la función de la madre tierra era venerada y reconocida por su alegría y su fertilidad. Gea y Rea eran diosas primitivas que dieron lugar a los titanes y a los dioses olímpicos. Pero ya estaban contaminadas por la llegada de los pueblos nómadas del este que traían sus dioses patriarcales y crueles.
Como hemos ido viendo a través de estos artículos, los rituales lunares fueron poco a poco desterrados, y el Olimpo estuvo mandado siempre por dioses masculinos, aunque las diosas tenían todavía un gran poder. Sin embargo, la eliminación de los cultos a la madre tierra no fue definitiva, y las características de aquel poder femenino arcaico fue fragmentado y trasladado a las diversas diosas.
Así, influenciada por sus predecesoras Ishtar de la mitología hitita, Inanna de la sumeria, Astarté de la fenicia, Osiris de la egipcia, Turan de la etrusca o diosas indoeuropeas como Ushás, Afrodita se convirtió en Afrodita. A ella le tocó —se lo otorgaron las Moiras— ostentar el poder libre de la sexualidad femenina. Afrodita fue una madre fértil, una amante gozosa y una mujer libre que no fue sometida por ningún varón. Es considerada una diosa alquímica por su contacto con las raíces de la vida.
Un poco de análisis sobre sus anécdotas
De sus amores con Hermes, nació Hermafrodito, un dios con características femeninas y masculinas. Aunque esta forma existe en la naturaleza, al igual que la andrógina o mujer barbuda, dentro de la mitología estos arquetipos se originaron en la transición del matriarcado al patriarcado. Hermafrodito es el rey sagrado que representa a la reina, y Andrógina es la madre de un clan prehelénico que consiguió evitar la patriarcalización. Así, por ser la madre de Hermafrodito, Afrodita contribuye a conservar el poder de la madre tierra.
Eros, el dios del amor y el deseo, es otro de sus muchos hijos. El poder del deseo y la fuerza primigenia de la creación le pertenecen. Y ahí, cuando eliminamos los prejuicios sobre la mujer liberada que llegaron de los nómadas del este y del oscurantismo de la edad media, empieza a lucir la fuerza de la vida y una parte importante de la diosa primigenia. La rubia tonta y la mujer fatal que planteábamos en el artículo anterior, dan lugar a la inteligencia de la vida, al amor y deseo del otro por ser quien es, a la búsqueda de la belleza y la creación artística, a la maternidad no sometida y al uso de la agresividad para defender a los propios.
Aparte de en las redes sociales, ¿dónde habita hoy Afrodita?
Aunque a muchos les puede parecer excesivas las reivindicaciones del movimiento feminista en la actualidad, no podemos dejar de preguntarnos a qué se debe. Si lo miramos desde el punto de vista arquetípico, es el resurgir de un sufrimiento callado durante siglos, de una falta de reconocimiento de las funciones consideradas femeninas, de la negación del deseo en la mujer o de la sumisión al deseo del hombre, la limitación de la libertad de movimientos, de aprendizaje, de pensamiento, de elección sobre la propia vida… Por suerte no en occidente, pero aún hoy en día muchas niñas, millones de niñas en todo el mundo, son dadas en matrimonio a hombres que les triplican la edad, otras no pueden ser escolarizadas, muchas mujeres no pueden salir a la calle sin permiso del padre o el marido y no digamos las que son sometidas a mutilaciones genitales.
Así pues, la fuerza agresiva y el amor a la libertad de Afrodita se unen a las reivindicaciones de miles de mujeres y también hombres por la igualdad de derechos. La lucha por el respeto de los derechos humanos a la vida, a la dignidad, la educación y la salud. Ahí, es donde el arquetipo Afrodita desata su lucha por la belleza de la libertad, ahí es donde Afrodita ama y se protege, ahí es donde elige a los que ama, cuida a los hijos sin abandonarse a si misma, y no se somete al marido a quien considera compañero.
Me pregunto si la actual lucha por los derechos LGTBI al igual que Hermafrodito, no representa simbólicamente una transición hacia recuperar los ritos y los valores de la madre tierra sin someter al padre cielo. Ojalá. Ojalá, Apolo y Afrodita, sean fértiles y nos llenen de belleza y paz.
Es cierto que Afrodita no solía llevarse bien con las mujeres, era competitiva y solitaria, pero si juntamos el amor a la libertad, la libertad en el amor y el saber defender a los suyos con la inteligencia de Atenea, la espiritualidad de Hestia y la filantropía de Prometeo, quizá el mundo sea más bello, más sano y más justo.